» 04-02-2023

El pensamiento geométrico 25-4. Marx y la metafísica 5. El fetichismo de la mercancía en “El capital”.

Propietarios. Las mercancías no se intercambian solas, necesitan a los propietarios para que las lleven al mercado y relacionen unas con otras. Cada uno se apropia la mercancía ajena intercambiándola por la propia, para lo que deben reconocerse mutuamente  como propietarios privados. Esta relación jurídica (acuerdo de voluntades) refleja la relación económica. Las personas son las representantes de las mercancías. Cada mercancía no tiene para su propietario ningún valor de uso pues de lo contrario no la llevaría al mercado. Tiene valor de uso para otros, pero para el propietario solo tiene valor de cambio y por tanto medio de intercambio. El intercambio relaciona las mercancías con otras como valores y las realiza como valores.

 

Dialéctica. Las mercancías tiene que acreditarse como valores de uso (para otro) antes de poder realizase como valores de cambio. Pero el intercambio exige que se realicen como valores de cambio antes que como valores de uso. Es la primera contradicción pero no la última. El intercambio es para el propietario un proceso meramente individual (intercambia su mercancía) pero esa misma operación la realizan todos los propietarios y en este sentido el intercambio es un proceso social universal. Por otra parte a cada propietario le vale cada mercancía ajena como equivalente específico de la suya y por tanto su propia mercancía le vale como equivalente universal de todas las demás. Como todos los propietarios hacen lo mismo, ninguna mercancía es un equivalente universal, no posee ninguna forma universal de valor. No se relacionan pues como mercancías sino como productos o valores de uso. Solo la acción social puede hacer de una mercancía determinada el equivalente social y que la forma natural de la mercancía se convierte en forma de equivalente socialmente válida: el dinero.

 

Dinero. El dinero como equivalente universal del valor es un producto necesario del proceso de intercambio, que convierte a los productos del trabajo en mercancías y a estas en dinero (que es otra mercancía). La relación entre propietarios exige que sean personas independientes unas de otras. Tal extrañeza no existe para los miembros de una comunidad cerrada. El mercado solo se produce en una situación abierta (de extrañeza). La constante repetición del intercambio (la costumbre) fija la magnitud del valor de las mercancías que de otra manera sería fijado de forma fortuita. Ello implica, con el tiempo, que por lo menos una parte de los productos del trabajo sean producidos deliberadamente para fines del intercambio. El valor de uso se separa del valor de cambio (que se independiza del anterior). Así las mercancías se intercambian por una tercera: el dinero.

 

Es así como el dinero se convierte en el equivalente universal o social del valor de las mercancías. El valor de las mercancías se ensancha hasta hacerse expresión material del trabajo humano en general (que se configura así como una mercancía más). La función única del dinero es servir de forma fenoménica del valor de las mercancías o expresión material del trabajo abstracto (el trabajo que corresponde a un gasto de energía). El oro y la plata  -dado que tienen cualidades uniformes y pueden admitir diferencias puramente cuantitativas- se convierten en la materia del dinero. El valor de uso del dinero (como mercancía) se desdobla en valor de uso (joyas, empastes de muelas…) y valor de uso formal (su función social en el intercambio). El dinero es la mercancía universal. Dos errores comunes son que el proceso de intercambio da valor a la mercancía (cuando solo le da su valor específico) y que el dinero es un signo. El valor del dinero no puede autodeterminarse, pues es un valor relativo a otras mercancías. Su propio valor está determinado por el tiempo de trabajo que se requiere para su producción.

 

Relación social. La expresión más simple del valor es “X mercancía A = Y mercancía B” La cosa en que se representa la magnitud del valor de otra cosa parece poseer la forma de equivalente con independencia de esa relación, a modo de una propiedad social inherente a la naturaleza de la cosa.  Pero es solo apariencia. El dinero es la encarnación inmediata de todo trabajo humano. En resumen los productos del trabajo humano adquieren universalmente la forma de mercancías. “Por consiguiente, el enigma del fetiche dinero no es más que el enigma del fetiche mercancía que se ha vuelto visible hasta el punto de cegar a la vista” (Marx 2014, 68).

 

Según el texto existen tres tipos de mercancías (que hoy se amplían a cuatro con la adición de los medios de producción: maquinaria y herramienta) a saber: el producto del trabajo (manofacturados y servicios), el dinero y la fuerza de trabajo humano. La mercancía es el equivalente universal del proceso de intercambio (de todo aquello que va al mercado). El dinero es el equivalente universal del valor (de cambio). El trabajo es el equivalente universal de las relaciones humanas sociales. Relacionando cada mercancía con las demás obtenemos todos los tipos de relaciones sociales existentes.

 

El desgarrado. Febrero 2023.

 




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