» 10-02-2023

El pensamiento geométrico. Filosofía y ciencia 1: La verdad: absoluta, fraccionaria y cuántica.

La metafísica (el sistema de pensamiento hegemónico en Occidente en los últimos 25 siglos) nos dice que el hombre está separado del mundo y puede comprenderlo con su intelecto. La finalidad de entender el mundo no es otra que controlarlo y dominarlo. Comprender quiere decir descubrir su verdad, es decir llegar a certezas necesarias (indudables) sobre como es el mundo. Entre los métodos puestos en juego para comprender el mundo destacan el experimental/sensible (observar, medir, comprobar) y el cognitivo/inteligible (reflexionar, intuir, relacionar). El primero se centra en las apariencias de los fenómenos del mundo y el segundo en las esencias, los noumenos (en sí). La metafísica proporciona herramientas de abstracción importantes para este segundo: la abstracción de la cantidad (las matemáticas), la abstracción lingüística (del concepto), la abstracción de la verdad (la lógica) y la abstracción de la igualdad/equivalencia. Y ello porque el sistema del descubrimientos de las esencias de los fenómenos se produce dentro del intelecto mediante la abstracción del mundo en ideas, que se manipulan por el intelecto y que posteriormente se aplican al mundo.

 

Pongamos un ejemplo: determinar la suma de los ángulos de un triángulo, del valor de la hipotenusa de un triángulo rectángulo o la relación entre la longitud del diámetro de la circunferencia y ésta, es algo que podemos hacer experimentalmente (midiendo) o intelectualmente (deduciéndolo de certezas menores o anteriores). La diferencia es que la medida siempre tiene el error del instrumento y del proceso y la deducción intelectual es absolutamente exacta (si la representación intelectual que nos hemos hecho del objeto en estudio es exacto, lo que podemos sospechar que es imposible). Así el número pi (que es la relación entre el diámetro y la semicircunferencia) tiene una exactitud infinita. Evidentemente en estas operaciones subyace un interés de utilidad: determinar ángulos rectos (mediante triángulos rectángulos) para hacer las casas o los terrenos, ortogonales o saber la cantidad de piedra que se necesita para hacer un arco, sabiendo la distancia entre los apoyos. Aquellos dos métodos de conocimiento (sensible e inteligible) determinan dos formas de enfrentarse al mundo para arrancarle sus secretos (o verdades). Platón fue quien estructuró el mundo de las ideas en el llamado idealismo, aunque los babilonios ya habían desarrollado las matemáticas ingenuas (lógico-conceptuales) y los propios griegos habían desarrollado las matemáticas como mundo real (Pitágoras).

 

Tanto uno como otro necesitan una idea o experiencia previa sobre la que cimentar las nuevas experiencias o ideas. En una palabra el conocimiento es aditivo. En el caso de la experiencia el conocimiento se produce por prueba y error, guardando en la memoria el resultado ganador. En la esfera de lo intelectivo pronto se desarrolló una casuística (puesto que la cadena de deducciones debía ser aditiva y por tanto partir de una situación no deductiva) consistente en partir de intuiciones de sentido común sobre las que se amontonaba el edificio deductivo o inducir verdades primeras de la experiencia (inducción). En el primer caso el error de la evaluación (medida) y en el segundo las verdades primeras intuitaivas (axiomas) impedían que la certeza fuera total… o como mínimo que fuera relativa. La naturaleza opera por prueba y error (mutación genética y selección natural… para Darwin), modo  que -con espacio y tiempo muy dilatados- produce joyas como el universo, la vida o la inteligencia autoconsciente, con tal perfección que nos hace pensar que existe un objetivo (intención), cuando lo que ha ocurrido simplemente es que las pruebas (los intentos) defectuosas han desaparecido (teleonomía). El edificio del mundo de las ideas no es menos soberbio: la cultura, que llega a constituir su propia evolución.

 

La búsqueda de la certeza (verdad) necesita determinar dos cuestiones: el campo de actuación y la calidad de la verdad. Los números nos facilitan la determinación de los campos: 1) los números naturales no abren el campo de los números enteros positivos, en los que está definida la operación suma, multiplicación y potenciación. Al decir enteros queremos decir objetos que no pueden ser fraccionarios, ni razones, ni negativos, ni nulos, como las entidades involucradas en las relaciones de parentesco. 2) Con los números negativos entramos en le campo de los enteros, en donde se define la operación resta originando los números negativos. 3) Los números racionales son los anteriores más los números fraccionarios expresados como razón, quebrado o división, con la operación división añadida. 4) Los números reales amplían los anteriores a los fraccionarios procedentes de la operación raíz. 5) Los números imaginarios añaden a los anteriores los números que contienen el número i (la raíz cuadrada de -1), añadiendo la operación de raíces negativas.

 

Todos estos campos dan lugar a distintos tipos de certeza o verdad: El campo de los objetos correspondientes a números naturales se miden por la verdad absoluta (100%) o la falsedad absoluta. 1 ó 0 si se naturaliza. El campo de los números racionales y reales corresponde a la verdad fraccionaria (la probabilidad) que va del 0% al !00% pasando por todas las fracciones y que naturalizada queda reducida al intervalo del 0 al 1. Finalmente los números imaginarios dan lugar a la verdad imaginaria (cuántica). Cada una de estas verdades es contenida por las siguientes. En cualquier caso podemos establecer la verdad compuesta de distintas alternativas, de la verdad fraccionaria o cuántica ponderando las alternativas  (dos o más) A o B… con sus correspondientes pesos probables: p, q…

 

                    p X A X… + q X B …

 

En el caso de dos alternativas la suma de p y q es 1. En casos de más alternativas se deberán establecer las razones de probabilidad.

 

El proceso de operar la probabilidad clásica tiene tres pasos. Lo explicaré con los dados: 1) Cuando están en el cubilete todos las alternativas son posibles. En el caso de un dado, con una verdad fraccionaria de 1/6. En el caso de varios dados la probabilidad compuesta ponderada 2) una vez efectuada la tirada -pero sin levantar el cubilete- las alternativas se han fijado en realidades absolutas, pero nos son desconocidas. 3) Al levantar el cubilete las alternativas quedan fijadas en una y solo una combinación. La verdad fraccionaria a colapsado en verdad absoluta.

 

La probabilidad cuántica es la probabilidad en el campo de los números imaginarios y su ponderacion se hace con estos. Para dos alternativas A y B con pesos ponderados a+ib y c+id imaginarios), es decir: amplitudes de probabilidad es

 

          (a+ib) X A + (c+id) X B

 

El proceso de operación de la probabilidad difiere del caso clásico debido a que el proceso de medida (levantar el cubilete y observar) es imposible por el principio de Heisenberg. El simple hecho de mirar altera el resultado. Pensemos en como hacemos una observación (medida) en el mundo clásico: iluminamos para ver… y vemos. En el mundo de lo muy pequeño (o que involucra muy bajas energías) la iluminación es un chorro de fotones que altera el estado de las partículas iluminadas, perturbando la situación. 1) Partimos de una ponderación de alternativas con probabilidades (amplitudes) imaginarias. 2) Nuestra única posibilidad de obtener una imagen real es hacer desaparecer los números imaginarios (elevando al cuadrado la i desaparece convertida en -1), por otra parte debemos hacer desaparecer los números negativos (que no tienen probabilidad clásica) para lo que tomamos el valor absoluto. 3) A este artificio de conversión de lo cuántico -sin imagen real- en clásico -con ella-, se le llama colapso de la función de onda, siendo esta última, el estado cuántico de una onda/partícula (lo que equivale -en física clásica- a determinar su posición y su velocidad).

 

Pero el artificio ha cambiado la ponderación de alternativas por cuanto el valor absoluto del cuadrado de las alternativas añade (por la peculiaridad de los números imaginarios un termino más a la ponderación: el valor absoluto del producto de las dos alternativas por el coseno del ángulo que forman. El salto de lo cuántico a lo clásico supondrá la desaparición de este término y la conversión de las amplitudes de probabilidad en probabilidades clásicas.

 

Y aquí debemos hablar de la experiencia sensible: la percepción, la observación, la medida. Comunicamos con el mundo a través de los sentidos, privilegiadamente a través de la vista. ¿Pero es esa imagen mental que nos hacemos del mundo una copia exacta de este? Es evidente que no. La visión de un insecto (con sus ojos facetados) no puede ser la misma que la nuestra. Los sentidos están mediatizados por la utilidad y percibimos lo que interesa que percibamos y no una realidad absoluta. Las imágenes térmicas, infrarrojas, no son iguales que las lumínicas, pero son igualmente útiles. El microscopio electrónico no ve como el ojo (utiliza electrones en vez de fotones), pero una vez aprendemos a interpretar esas imágenes entonces, nos son útiles. Si entendemos absoluto por referente universal la vista es la percepción absoluta puesto que todas las demas “vistas” se relacionan con ella como relativas. Pero no es absoluta en el sentido de que reproduzca fidedignamente el mundo. Nuestro cerebro realiza diferentes mapas de la realidad: visuales, auditivos, olfativos, táctiles, gustativos. Esos mapas se superponen en en el cerebro conformando una imagen holística del objeto de observación. De hecho la imagen visual es solo una faceta o una dimensión de nuestra percepción de ese objeto. Bien podemos decir que esos diferentes mapas son diferentes alternativas de nuestro conocimiento del mundo. Lo mismo ocurre con los objetos científicos: ¿Es onda o partícula, espacio o tiempo, masa o energía? Simplemente son distintas facetas de lo mismo, distintas percepciones del mismo objeto. Los sentidos -en su afán de obtener la observación más perfecta (útil) del mundo- acumula evidencias desde distintas sensibilidades. Reconocemos un tren por su imagen visual, por su sonido, por el tacto, incluso por su olor. ¿Son esas percepciones iguales? En absoluto, pero nuestra inteligencia sabe que es el mismo objeto. En ese sentido el principio de identidad (perceptual) no es absoluto.

 

Finalmente hablemos de la ergódica. Es lo mismo (equivalente) hacer el mismo experimento cien veces que cien experimentos una vez. De esta manera para saber la vida media de una partícula (el tiempo que tarda en desintegrarse hasta la mitad de su masa) no es necesario que observemos una partícula durante miles de años sino que podemos tomar miles de partículas y analizar el estado que tienen de desintegración). Esto es aplicable a la probabilid

ad pues es equivalente lanzar un dado cien veces que cien dados una vez. El resultado será el mismo. Es de destacar que es una muestra de que el espacio y el tiempo están entrelazados pues un experimento instantáneo en el tiempo y extendido en el espacio es equivalente a un experimento confinado en el espacio y repetido en el tiempo. Por otra parte la constancia de la velocidad de la luz implica que el espacio y el tiempo no son magnitudes independientes, es decir son manifestaciones de lo mismo: el espacio-tiempo.

 

La relatividad general establece que la materia y la energía curvan el espacio tiempo y esa curvatura es la gravedad. Existe pues una equivalencia entre el espacio y la materia/energía… lo que lo convierte en una entidad física La teoría del Bing Bang establece que el espacio-tiempo se crea a medida que el universo original (¿puntual?) se expande. En la actualidad la energía oscura (energía desconocida que supone el 68% de la materia del universo -aplicando la equivalencia materia/energía-) es energía de vacío. Pues el vacío contiene energía debido a las fluctuaciones cuánticas (formación y destrucción de pares de partículas y antipartículas). De nuevo aparece que el espacio (vacío) tiene entidad física. Es esta posibilidad: el espacio como entidad física el que propicia que exista un pensamiento geométrico, una metafísica basada en las categorías de posición, relación, espacio y tiempo, para la que la sustancia (el ser) no es el centro. Al fin y al cabo la materia ordinaria solo es el 7% del universo. No hay razón para considerarla esencial.

 

El desgarrado Febrero 2023.




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