» 22-02-2022 |
Leo “Chachara” de Ethan Kross. Destino, 2022, que aporta nuevas perspectivas a la cuestión del relato, en relación con el tema del libro, que es el relato interior, cuando sin ser patológico (depresión, TOC, síndrome postraumático) se hace repetitivo hasta la obsesión e interfiere con el normal funcionamiento de la mente. La voz interior puede tener manifestaciones dañinas, pero también las tiene beneficiosas, por lo que no podemos prescindir de ella. Las referencias al relato se hayan dispersas por todo el libro. Esta situación deriva de que el diálogo interior es parte de la evolución adaptativa que tantas veces enfrenta a los cerebros antiguos (el instinto) con los modernos (la inteligencia racional). Pero es que -como el dolor- cuando la voz interior es dañina, lo es para el bien del individuo y de la especie.
La primera referencia (Kross, 2020, 33) es en relación con la estructura de la memoria. Si por una parte la memoria es ese depósito de datos y vivencias que componen el relato de nuestra vida (la memoria a largo plazo) y que nos acerca a nuestro pasado, la memoria funcional, a corto plazo y prácticamente inmediata nos sirve para vivir el día a día: para responder una pregunta o reaccionar ante una acción, es necesario retener esa pregunta o esa acción. La voz interior está conectada a la memoria funcional -y en especial en el caso de la memoria verbal- con el llamado “bucle fonológico” que consta de dos etapas: el oido interior (que memoriza lo inmediato, retiene) y la voz interior, que nos repite lo retenido dentro del cerebro como material con el que podemos elaborar la respuesta, sea verbal o física. Pero esa voz interior se alarga en lo emocional superando su función de memoria a corto, para devenir en mecanismo de control (enseñarnos, evaluarnos, corregirnos, dirigirnos…). Porque las emociones son respuestas estereotipadas (adaptativas) que la evolución necesita controlar para conseguir la convivencia social e individual. El relato de nuestra vida (la memoria a largo) es una justificación de nuestras acciones pasadas que nos muestra nuestra homogeneidad o que nos muestra la necesidad de aprender de nuestros errores. Es una experiencia del pasado. Pero cuando la voz interior se desplaza a lo emocional lo que persigue es el control, la construcción del yo en el futuro. Los freudianos la llamarían… super-ego.
“El cerebro construye relatos coherentes por medio del razonamiento autobiográfico. Dicho de otra manera, utilizamos la mente para escribir la historia de nuestra vida… lo cual nos puede ayudar a madurar, a comprender nuestros deseos y a sortear las dificultades reafirmando nuestra identidad. El lenguaje es esencial para este proceso porque aglomera los fragmentos aparentemente inconexos de la vida cotidiana. Nos ayuda a novelar nuestra vida” (Kross 2020, 39). La importancia de este enfoque del relato como constructor de nuestra identidad es enorme porque se basa en el análisis del cerebro mediante técnicas científicas y no como hizo la filosofía o el sicoanálisis por sus manifestaciones externas. “Encajan el pasado en las costuras cerebrales de nuestra identidad” (idem).
En la segunda referencia Kross -hablando de la retrospección: el estudio de nuestra conducta analizando los actos pasados, apunta que solo el sentido común nos permite que esos análisis sean juiciosos. ¿Solo? No. “En ocasiones, sin embargo, la sensatez no basta… necesitamos nuevas historias -relatos imaginarios para alejarnos de los problemas- que creamos sacando partido a esa máquina del tiempo que llevamos en la mente” (Kross 2022, 85). Es decir los papeles de la memoria a largo y a corto plazo se intercambian (retroactuan) de modo que la experiencia se convierte en control y viceversa.
En tercer lugar (y en una nueva vuelta de turca), hablando de la necesidad de convertir las amenazas en retos (el pasado en futuro) dice: “La forma de contarnos a nosotros mismos lo que está pasando es lo que realmente influye en nuestra voz interior” (Kross 2022, 103). Es decir: la experiencia, la memoria a largo (la experiencia) se desplaza a la memoria funcional (el control) que -convertida en relato- se transforma en proyecto de futuro.
En cuarto lugar Kross relaciona la voz interior (y por tanto el relato en sus diversas formas) con la necesidad de compartir con los demás (y pedir ayuda) que nos caracteriza. El aprendizaje conforma nuestra manera de resolver los problemas y gestionar las emociones a través de la voz interior. Pero el aprendizaje también conforma las herramientas narrativas. “Esto explica porque la comunicación está tan entrelazada con el monólogo interior y éste con la búsqueda de otras personas” (Kross 2022, 116). Porque “…los otros pueden constituir una valiosa herramienta para acallar nuestro monólogo interior“ (idem).
En quinto lugar y en relación con las teorías conspiranoicas a las que considera como estribaciones del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), en el que la necesidad de ordenarlo todo es tan importante que puede impedir llevar una vida normal a quienes lo padecen. Pero este orden se busca a través de un recurso narrativo, un relato… en detrimento de otras personas. El relato no es tan solo la historia de nuestra vida, ni el proyecto de nuestro futuro, la vía para compartir con los demás. También puede ser la razón de nuestro desvarío (Kross 2022, 149).
Finalmente ante la imposibilidad de soslayar la voz interior -que frente a su reiteración obsesiva puede parecernos desdeñable pero que nos permite: “retener información, reflexionar sobre nuestras decisiones, controlar las emociones, imaginar futuros alternativos, evocar el pasado, llevar el registro de nuestros objetivos y poner al día constantemente el relato personal que sustenta nuestra identidad” (Kross 2022, 177) Y añade: “es el principal impulsor de nuestra creatividad: las cosas que construimos, las historias que contamos, el futuro que imaginamos” (idem).
El relato no solo es historia o evolución de nuestra especie. El relato -a través del mecanismo de la verosimilitud- se convirtió en forma de conocimiento en el sistema mítico/mágico/religioso, al que la llegada del sistema metafísico ha -supuestamente- desbancado. El relato forma parte estructural de nuestra mente y no solo como pasado, como experiencia sino como proyecto de futuro, de relación con los otros de nuestra mente, impulsor de nuestra creatividad e indesligable de la voz interior que conforma nuestra identidad. ¡Ahí es nada!
El desgarrado. Febrero 2022.