» 07-08-2024 |
La relectura de Cohen y Nagel “Introducción a la lógica y al método científico” Amorrortu editores, 2006 (1934), de extraordinaria vigencia a pesar de su ya lejana aparición en 1934- y en especial de las posibles normas (Mills) por las que se rige la causalidad me hacen pensar que la causalidad no es el principal elemento del relato sino que es el mismo relato. Porque si los elementos que conforman el relato (secuencialidad, coherencia, necesariedad, intriga, verosimilitud, etc. estuvieran contenidos en la causalidad bien podíamos colegir que la causalidad es el relato. Es evidente que la causalidad es el principal elemento de nuestra razón, de nuestra forma de pensamiento (junto al orden/clasificación) hasta el punto que he llegado a decir que el relato es una forma de pensamiento: la forma de pensamiento del sistema mítico arrinconado a arte por el logos cuando lo recicló a causalidad. La causalidad es la relación invariable (en el modo) entre dos o más procesos. El sentido común indica que esa relación invariable no se da siempre (en el tiempo, aunque sí de la misma manera), tiene excepciones.
Si algo identifica relato y causalidad es la intriga: ambos se desarrollan como la búsqueda del asesino (el causante) en una novela policiaca. Desentrañar el misterio, encontrar la solución (la curiosidad al fin) parece ser el elemento esencial. Porque desde el principio el ser humano antropomorfiza la causalidad como si siempre de un agente causante se tratara (personalizamos: la naturaleza, la evolución, el destino, etc.). Cuando el pensamiento se convierte en el arma distintiva de la humanidad, poniendo en primer lugar la adaptación al medio -más incluso que la confrontación- la curiosidad se vuelve su motor: el irresistible impulso de conocer. Pero conocer incluye todos los interrogantes: quién, cómo, cuándo, donde, por qué… lo que requiere priorizar. Aunque para llegar al asesino (el agente) el ‘por qué’ se convierte en la clave: nadie asesina sin motivos o por lo menos nadie en una novela policiaca. Por supuesto que como todo detective sabe las circunstancias son determinantes: ocasión (cuándo y dónde), arma (cómo), testigos (ante quién). A partir de ahí todo tipo de pruebas valen para cercar al asesino, provengan de donde provengan: sicología (cómo piensa, perfil sicológico), sociología, economía, filosofía, teología, justicia determinarán distintos tipos de literatura negra para distintos tipos de causalidad. La moda de las policías científicas y forenses en los relatos negros surge de la posibilidad de interrogar a las cosas. En la serie “House” el médico protagonista diagnosticaba tratando a la enfermedad como a un asesino al que acorralaba con técnicas detectivescas. Y por supuesto considerando que todos los “testigos” mienten (negando la prueba testifical). La novela policiaca es el modelo de toda literatura porque es el modelo de toda búsqueda de la causa desde la particular perspectiva agencial que el ser humano le impone.
¿Todo tiene causa? o mejor ¿todo tiene un agente causal? Es evidente que el azar no tiene causa. Pero todo lo que no tiene causa no justifica la existencia del pensamiento, por lo que es ajeno a éste. Lo que indicaría que la causa de su investigación se halle en los jugadores y no en los pensadores. El deslinde entre lo azaroso y lo determinado es peliagudo pues establece el campo de lo pensable y de lo indiferente al pensamiento. El determinismo tiró por la calle del medio y afirmó que todo era determinado, todo traía causa de algo. La causa primera trajo de cabeza a los pensadores y acabó por afirmar a Dios (el principio absoluto) o la eternidad (la negación del principio). Pero que el azar no tenga causa no quiere decir que su grado de verdad sea nulo, sino simplemente que no es absoluto. Aceptando la verdad relativa (fraccionaria) el azar se puede tratar como probabilidad, es decir: una causalidad reducida (no absoluta). Aún así se impuso deslindar entre lo azaroso por desconocimiento y estructural y a éste último se le negó el paso a lo científico… hasta que la física cuántica lo validó. El principal campo de enfrentamiento entre la ciencia (la causalidad) y la lógica (la verdad) es la inducción. Para la última la reiteración de sucesos no establece su necesidad. Por ello la ciencia (mediante la teoría de la falsación) ha renunciado a la verdad absoluta -a la que nunca alcanzará- conformándose con una aproximación, cada vez más fina. Por su parte la lógica se ha adentrado en el estudio de las lógicas difusas en la que la verdad absoluta se matiza. ¡Voluntad no falta!
Antes he dicho que pensar es ordenar/clasificar antes que causalizar. Hablemos del orden. Lo siguiente de ordenar es sistematizar. Es lo que hace la ciencia agrupando datos y relaciones en clases (clasificación) encontrando un orden en los hechos. Se ha afirmado que el único orden que interesa la ciencia es el orden causal. Para Cohen y Nagel existen varios órdenes que busca la ciencia: 1) Reconocimiento. El deslinde en clases por sus propiedades: agua, acero, madera. 2) Secuencialidad. El deslinde en lapsos temporales. 3) La proporcionalidad expresable en ecuaciones. 4) Intriga. La afloración de relaciones no observables. “la búsqueda de causas puede considerarse como la búsqueda de un orden invariable entre diversos tipos de elementos o factores” (Cohen y Nagel 2034, 69). La naturaleza específica de este orden variará de acuerdo a la naturaleza del objeto y al propósito de la investigación, así como la naturaleza específica de los elementos de estudio. “Considerando la gran variedad de tipos de órdenes y factores específicos que pueden ser objeto de investigación, quizá parezca absurdo creer que se puede formular reglas generales para obtener respuestas satisfactorias sobre todos los problemas posibles. Pero no prejuzguemos; en lugar de ello, convendrá que examinemos detalladamente los métodos experimentales formulados por Mill” Cohen y Nagel 1934, 70). De acuerdo con los órdenes descritos e identificando causalidad con relato sería características de éste: el reconocimiento, la secuencialidad, la proporcionalidad y la afloración de la evidencia.
De la definición de causalidad deducimos: la relación y la invariabilidad (en los modos). De la relación con la verdad deducimos la verdad relativa o verosimilitud: apariencia de verdad. De la curiosidad dimana la intriga (curiosidad ante algo planteado pero no resuelto). El determinismo produce tanto la deducción, como la inevitabilidad, además de la victoria contra el azar (el caos). El orden, en fin, da lugar a la coherencia que armoniza todos los elementos del relato y la necesariedad: el soslayo de elementos no justificados. Al identificar relato y causalidad esta ha desaparecido del listado en cuanto engloba todas las del listado. En definitiva las características de un relato definitivamente ligado a la causalidad y más cerca del conocimiento son:
Reconocimiento: identificación precisa de todos los elementos del relato en especial del bien y el mal, encarnados en sujetos y acciones bien definidas.
Secuencialidad: el orden temporal es importante. El relato debe discurrir como discurre la vida pero ordenado en vías a su claridad.
Proporcionalidad. Entre las causas y los efectos debe darse la proporción, sin desmesuras ni histerias.
Relación. Los acontecimientos se concatenan, se originan los unos en los otros, son consecuentes.
Invariabilidad. Los antecedentes devienen en los consecuentes siempre de la misma manera y las excepciones deben justificarse.
Verosimilitud. Apariencia de verdad, verdad absoluta, relativa, fraccionaria,
Intriga. Curiosidad ante enigmas planteados y no resueltos.
Deducción. Secuencialidad lógica.
Destino. Inevitabilidad. Lo azaroso de la vida corporizado.
Orden. El orden del relato puede ser diferente al de la vida pero debe ser plausible.
Coherencia. Las relaciones entre las personas y las cosas deben parecer reales aunque no tanto como para parecer caóticas (cosa que bien puede suceder en la vida)
Necesariedad. El relato debe estar exentos de elementos que no intervienen en la trama aunque sea mínimamente. La atención del receptor no debe distraerse con añadidos espurios.Exactamente igual que recordamos o sistematizamos la vida (en su esencia) así debemos construir el relato.
El desgarrado. Agosto 2024.