» 18-06-2020

Estética 12-1 ¿Que es el acto de creación? Agamben.

Leo “El fuego y el relato” de Giorgio Agamben, Sexto piso 2016(2014), en el que se halla ¿Qué es el acto de creación? (Agamben 2016, 35) basado en una conferencia de Gilles Deleuze de 1987, del mismo título. La tesis de Deleuze es que todo acto de creación es un acto de resistencia, tanto a la muerte como al paradigma de la información de la sociedad de control. Agamben se propone desarrollar esta idea de Deleuze en lo no dicho por éste, bajo su entera responsabilidad.

 

Empieza por indagar el término creación aplicado a las prácticas artísticas y encuentra su origen en una idea de los estoicos desarrollada por la teología medieval que la sitúa en el actuar de los arquitectos: “Tal y como la casa preexiste en la mente del arquitecto, escribe Tomás, así Dios ha creado el mundo, mirando el modelo que estaba en su mente” (Agamben, 2016, 36). Le parece el término creación demasiado ampuloso para referirse a la actividad artística que se ajusta más al termino producción (poiein) o acto poético.

 

Por otra parte la resistencia como oposición a una fuerza externa parece insuficiente para comprender el acto de creación que ya Deleuze había relacionado constitutivamente con la liberación de una potencia. El término potencia empieza en Aristóteles que opone (vincula) la potencia (Dynamis) al acto (energeia). A través de esta oposición explica los actos de creación que para él coincidían con el ejercicio de las technai (artes). Ilustra el pasaje de la potencia al acto poniendo como ejemplo a cualquiera que posea un saber o una técnica (arquitecto, escultor, gramático), es decir, no se trata de la potencia en general sino aquella que incumbe a quien ya ha adquirido el arte o el saber correspondiente: la posesión de una capacidad o de una habilidad, el hábito.

 

La tesis de Aristóteles es que aquel que posee -o tiene el hábito- de una potencia puede tanto ejercerla como no ejercerla. La potencia es esencialmente definida por la posibilidad de su no ejercicio (el arquitecto es potente en cuanto puede: no construir): la potencia es una suspensión del acto. Responde Aristóteles a los megáricos, que sostenían que la potencia existe solo en el acto: de ser así el arquitecto no sería arquitecto cuando no construye. “Lo que está en cuestión es el modo de ser de la potencia, que existe bajo la forma de la hexis, del control sobre una privación. Existe una forma, una presencia de aquello que no está en acto y esta presencia privativa es la potencia” (Agamben 2016, 38).

 

Aristóteles lleva al extremo esta tesis extrayendo la consecuencia de una constitutiva co-pertenencia entre potencia e impotencia: la impotencia es una privación contraria a la potencia. La impotencia no es ausencia de toda potencia sino potencia-de-no (pasar al acto). Define así la ambivalencia específica de toda potencia humana que se mantiene en relación con la propia privación, es siempre potencia de ser y de no ser, de hacer y de no hacer. “Puede ser y hacer porque se mantiene en relación con su propio no ser y no hacer. En la potencia, la sensación es anestesia; el pensamiento no-pensamiento; la obra inoperosidad” (Agamben 2016, 39). Toda potencia humana es, cooriginariamente, impotencia: para el hombre todo poder-ser o poder-hacer está, constitutivamente en relación con su propia privación.

 

Así, el acto de creación no puede ser comprendido como un simple tránsito de la potencia al acto. Si toda potencia es constitutivamente impotencia (potencia-de-no) ¿cómo podrá advenir el pasaje al acto? ¿Como adviene la potencia de no tocar cuando el pianista comienza a tocar? ¿Cómo se realiza la potencia de no tocar? Ahora podemos comprender la idea de resistencia de Deleuze: existe en todo acto de creación, algo que resiste y se opone a la expresión. Este poder suspende y detiene (sisto) la potencia en su movimiento hacia el acto, es la impotencia, la potencia-de-no. La potencia es un ser ambiguo que tanto puede una cosa como su contraria, que contiene en sí misma un íntima e irreductible resistencia.

 

El acto de creación resulta así un campo de tensión entre potencia e impotencia, entre actuar y resistir. El hombre solo puede tener control sobre su potencia a través de su impotencia y por ello, no posee en realidad control sobre la potencia, y ser poeta (creador) significa ser presa de su propia impotencia. Frente a 1) la capacidad, que niega su potencia de no tocar y frente 2) al talento, que solo puede tocar, 3) la maestría conserva en el acto, no su potencia de tocar sino la de no tocar. Si la creación fuera únicamente potencia-de, el arte decaería a simple ejecución formal, al haber superado la potencia-de-no. La maestría no es la perfección formal, sino precisamente lo contrario, la conservación de la potencia en el acto, salvación de la imperfección en la forma perfecta. “La resistencia de la potencia-de-no se imprime en la obra como el íntimo manierismo presente en toda obra maestra” (Agamben 2016, 41). La acción de la resistencia en el acto de creación es la presencia del gusto, del talento, del genio… de la creación. La ausencia de gusto es precisamente eso, una carencia, no de la potencia-de, sino de la potencia-de-no. “La falta de gusto es siempre un no poder no hacer” (Agamben 2016, 41). Continuará.

 

El desgarrado. Junio 2020




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