» 10-05-2021

Fact checking periodístico 7. El contubernio político-periodístico.

Vuelve la murga de la necesidad de legislar sobre la regulación de la pandemia.  Lo que subyace es evidente: nadie quiere tomar las decisiones que son impopulares porque se pierden votos. El Gobierno no quiere tomar esa responsabilidad porque es impopular y las comunidades no quieren tomar la decisión porque es impopular. Llegamos así a la paradoja. Las comunidades piden que se prolongue el estado de Alarma como algo imprescindible pero si el gobierno no lo hace (que no lo hará) entonces las autonomías NO LO PEDIRÁN INDIVIDUALMENTE. ¿En que quedamos: es o no es imprescindible? No se trata de que no haya legislación como dicen, sino que la legislación no es la que les acomoda a sus ambiciones electoralistas. Alternativamente el PP propone legislar una ley de pandemias (que ya ha redactado… para “ayudar” al gobierno) en la que se posibilitaría a las autonomías para decidir sobre derechos fundamentales. Los derechos fundamentales no pueden depender de los gobiernos locales y menos cuando es una añagaza para conseguir poder a cambio de poner en peligro la vida de los ciudadanos.

 

¡Para que decir de que los periodistas que están alineados con las diferentes facciones no tratan de informar sino de intoxicar defendiendo a ultranza a sus amos! Pero es que los menos alineados tampoco se definen, amparándose en aquello de que la culpa es de todos porque no se ponen de acuerdo. ¿Por qué no informan de que al principio de la pandemia todas las autonomías se enfrentaron abiertamente a que fuera el Gobierno el que dirigiera la política anti-Covid pensando que de esa manera perdían votos porque el tanto se lo apuntaría el Gobierno? ¿Por qué no informan de que cada prórroga del Estado de Alarma fue boicoteada sistemáticamente por el PP en su secular misión de desgastar a la izquierda? Después se vio que nadie se lucraría de una victoria que ha costado más de 100.000 muertos y entonces se cambió radicalmente de criterio y donde dije digo, digo Diego. Todo eso no lo dicen los periodistas “independientes” y la razón es clara: los periodistas viven de los políticos  (nadie da tanto jugo… ni de coña) y por tanto no hay que enfrentarse con ellos, enfadarse con ellos, enemistarse con ellos. Como los ladrones y los policías estan condenados a convivir. Pero eso no es informar. Todos evitan decir que el rey está desnudo porque todos están, en definitiva, alineados.

 

Si en cosas tan simples los periodistas nos abandonan a la desinformación ¿Cuando nos informarán? Si los políticos solo están por su poltrona (que depende de los votos), los puestos de trabajo de los periodistas dependen de los poderes fácticos que los contratan y esos poderes fácticos son todos de derechas. La derecha es intocable no solo por los jueces, sino también por los periodistas y probablemente los científicos, que piensan mucho más en su culo que en su trabajo. Ver la rabiosa ferocidad de Marhuenda, Inda, Clavé, Roig, etc. frente a la calmada “oposición” de Marañas, Escolar, y el resto de digitales, -donde parece haberse refugiado la decencia-, solo puede llevar a pensar que estamos abandonados, que no hay un periodismo que defienda a los ciudadanos, a su derecho a la información. Y entonces pasa eso de ¡que se pongan de acuerdo! porque todos son culpables, haya quien haya empezado la trifulca! ¿Cuando veremos en la sexta columna un análisis sobre este tema? No ya de la responsabilidad de los periodistas sino de la responsabilidad de la derecha en tensar la convivencia política y ciudadana?

 

El fin del Estado de Alarma ha sido un desastre (en relación al control de la pandemia). Al grito de “libertad” los jóvenes se hacen eco de las consignas de Diaz arrimando el ascua a su sardina. Los políticos ni siquiera reprimen a los jóvenes porque no es políticamente conveniente. Es la ley de los votos y quien debería denunciar esa situación se callan como muertos arremetiendo contra los jóvenes y callando sobre los que piden que prolongue el Estado de Alarma cuando no lo prolongarían de ninguna manera si el coste político cayera sobre sus hombros o sobre una candidata que lanza soflamas incapaz de apagar. Un periodista decente debería denunciar que nuestros políticos solo piensan en su culo pero ¿cómo se puede pedir eso si estás en el mismo caso? En la dictadura nadie podía quejarse porque todos estaban pringados. ¿Ha cambiado algo? Los jueces están pringados, los periodistas están pringados, los ciudadanos están polarizados. Los políticos son los pringadores, y los poderes fácticos son su brazo ejecutor.

 

Pardo habla con Leguina (primer presidente de la autonomía de Madrid por el PSOE). No os acordaréis pero hubo un tiempo en el que el PSOE gobernaba en Madrid. Es un señor de derechas. Se lamenta de que le quieran echar del PSOE.  Se considera social-demócrata, felipista y ¡por fin! coincide con Guerra. La periodista le respeta con pleitesía. Es un esquirol, no sé porque tanto respeto. Incluso se sospecha que ha votado a Diaz. Si no ha sido así es porque Diaz es demasiado de izquierdas. Probablemente ha votado a Monasterio. Con la vejez les vuelve la fe religiosa y la monasterio lo lleva en el apellido. Podría haberle preguntado de qué vive. Solo para saber si es del club de los “consejistas de administración” pero, seguramente, la entrevista estaba pactada y muchas cosas se habían quedado al margen. ¿Qué sentido tiene, en otro caso, una entrevista insulsa, al margen de la información y del interés. O es que el interés reside en que quieran echarlo de un partido al que moralmente ya no pertenece desde hace años? Y no será porque el partido no haya girado a la derecha. Democracia plena. Así lo llama el Gobierno y la oposición. ¿Cómo lo llamarías tú?

 

El desgarrado. Mayo 2021.




Published comments

    Add your comment


    I accept the terms and conditions of this web site