» 11-04-2021 |
El periodista de la Sexta noche le pregunta al candidato de C’s Bal “Por qué no ha abandonado su acta de diputado?” La contestación es la siguiente: “Nosotros no aspiramos al 5% de los votos sino que aspiramos a más”. El periodista acepta la respuesta (que no lo es) y continúa con la entrevista. Se plantea la siguiente cuestión: ¿se reduce la obligación del periodista a hacer la pregunta y ahí acaba su misión? ¿no tiene que ver nada la respuesta con la información y por tanto lo mismo da, que nada tenga que ver con la pregunta? o por el contrario ¿existe un acuerdo tácito para que unos hagan las preguntas y los otros no las contesten de modo que su relación pueda ser pacífica? Sabemos que entre policías y ladrones debe existir una relación (los informadores, los infiltrados, los corruptos: tránsfugas al fin) que los une irremediablemente. ¿Existe entre los periodistas y los políticos una relación parecida?
La pregunta es de calado. ¿Son los políticos y los periodistas un sistema coordinado en el que no se pueden separa los términos? Se admite generalmente que los media son el cuarto poder (¡Atentos!. El cuarto poder tras el legislativo, el ejecutivo y el judicial). Se admite que los periodistas tienen el cuarto lugar tras los legisladores, el Gobierno y los jueces, es decir, un poder que linda con los poderes constitucionales. ¿Es de recibo que ese poder se conchabe con los otros? A los periodistas les gusta presentarse como la mosca cojonera que espolea al gobierno (a los legisladores y a los jueces) a no perder su trayectoria de honradez. El cine les apoya, la literatura (mayormente escrita por sus huestes) les apoya. Pero ¿es real en el día a día? ¿No será que esas grandes gestas que nos cuentan las películas y los libros son simplemente casos aislados, excepciones y que la “normalidad” es otra?
Vamos al meollo de la cuestión: ¿Trabajan los medios a favor de los ciudadanos o trabajan a favor de los poderes fácticos? Es evidente que los grandes conglomerados informativos son empresas capitalistas gigantescas. Berlusconi, Turner, Murdoch, la conferencia episcopal son sus nombres conocidos. Sabemos la intervención que Fox news tuvo en la entronización de Trump (dos series americanas lo delatan). Sabemos como la derecha española se ha asentado en medios como “La razón”, “ABC”. “Ciudadano Kane ya denunciaba a un magnate de los medios: Herst. ¿Es el cuarto poder o es el primero? No es difícil pensar ante tantos indicios que políticos y periodistas forman un sistema de des-información que favorece a ambos. ¿Qué menos que los periodistas consientan que los políticos no contesten a sus preguntas, es decir se desliguen de su obligación de informar?
Es evidente que no se puede obligar a nadie a contestar a lo que que no quiere, pero no estaría de más que los periodistas constataran que su pregunta no ha sido respondida, que su derecho a informar ha sido conculcado. Es lo que hace Pastor. Pastor no hace amigos en las entrevistas. Pastor toma partido: el de los ciudadanos. Pastor insiste cuando no se le contesta. Pastor replica que no se le ha contestado. Pastor es periodista. ¿Pueden decir lo mismo los otros? No quiero decir que Pastor sea la única. Hay una docena más, pero no muchos más. Como ocurre con los políticos siempre se dice que solo unos pocos son corruptos y que la inmensa mayoría es honrada. No es cierto. Todos los que no denuncian a sus compañeros corruptos son asimismo corruptos. El chivatismo es un invento de los corruptos, es su cláusula de cierre.
Hay algo todavía peor que obligar a las presentadoras de TV a que se escoten, se entaconen, se desnuden los hombros o se acorten la falda. Es fingir que lo hacen porque quieren, porque se lo pide el género. ¡Repugnante! El “mee too” tendría que llegar más lejos que a los abusos, a los acosos o las imposiciones laborales. Mientras las periodistas tengan que informar de su anatomía no podrán informar de lo importante: lo que pasa. Grandes ojos, juventud, sumisión, modestia. Todo ello es lo que una periodista debe exhibir para ser televisiva. ¿Realmente creemos que es ese el periodismo que ellas quieren hacer y que nosotros los espectadores nos merecemos?
Pero lo más atroz es que los periodistas lo niegan. Niegan que sus patrones les coarten, les obliguen o les dirijan. Quizás su continuo contacto con los políticos les haya vuelto cínicos, pero la realidad es que defienden a ultranza su “independencia”. ¡Como si alguien pudiera ser independiente en una sociedad como la nuestra! El periodismo digital ha abierto una puerta al no necesitar depender de un gran capital. Pero no nos cabe duda que cuando esas cabeceras supongan una competencia seria con las grandes empresas capitalistas, serán arrasadas, porque el dinero todo lo puede. La gran pregunta es ¿nos defienden los medios de comunicación? No. Pero no es porque sean especialmente corruptos, son como todos pero, de alguna manera, nosotros esperábamos más.
El desgarrado. Abril 2021.