» 18-04-2021

Fact cheking periodístico 5. El votante informado. ¿O no?

Oigo a Ébole en “Liarla Pardo” en ese interminable autobombo que caracteriza a la cadena que consigue que el 20% de las noticias que emite las generen ellos mismos. El tema es la entrevista a MIguel Bosé o mejor dicho a su negacionismo sobre la Covid. Ébole está próximo al síndrome de Estocolmo. Se identifica con sus entrevistados, lo que hace que empatice con ellos, y sus entrevistas consigan una proximidad que para Pastor -por poner un ejemplo-sería imposible. Hasta aquí simplemente constatar que existen distintos periodistas y distintas formar de aproximarse al personaje. Como ejemplo de ello diré que en la consabida entrevista que hizo Mendizabal para MVT, ésta le preguntó a Ébole si Bosé estaba loco, a lo que el reportero respondió con una cara de asombro que si el periodismo no lo hicieran periodistas habría sido trending topping.

 

Pero quiero hablar de lo que dijo… y a mí me sorprendió y cito de memoria: “Los ciudadanos no nos necesitan, ello son capaces de sacar sus propias conclusiones, no somos tan importantes”. ¡Ni de coña! La información objetiva no existe ni en los teletetipos. Toda información está sesgada y por tanto no se puede separar la información pura de la recepción o interpretación del espectador, oidor o lector (ni de la manipulación del poder). Cuando un periodista dice -como Pastor- “nuestros son los datos, de ustedes son las conclusiones”, está haciendo una afirmación que es imposible. Que eso sea lo que un buen periodista pretende alcanzar, estamos de acuerdo, que lo consiga, es imposible, y menos en los tiempos que corren. Si los ciudadanos fueran tan listos como para encontrar la verdad en las mentiras imparables de los políticos, las encuestas no darían la ventaja que dan a la Diaz. Los políticos son especialistas en embaucar (“Si no fuera por lo que estamos haciendo en Madrid, que estamos creando 3 de cada 5 empleos que se han creado en la pandemia…” dice Diaz). Pero el problema no está ahí (la confianza de los ciudadanos en los políticos es nula), el problema está en los medios que modulan, amplifican y distorsionan sus mensajes hasta modular la opinión pública.

 

Podemos decir que los ciudadanos nunca se equivocan cuando votan… pero la cagan a menudo. No se equivocan porque votan lo que quieren votar, pero eso no quiere decir que lo que votan no sea la gran cagada. Y esa cagada depende en primer lugar de las mentiras de los políticos y en segundo lugar de cómo esas mentiras llegan a los ciudadanos a través de los medios. Si no hiciera falta engañar a los ciudadanos no habría tantísimos estudios sobre como hacerlo. Victoria Kent (ahora que está de moda hablar sobre la república) no quería que votaran las mujeres porque estaban contaminadas por las directrices de la Iglesia y de los políticos conservadores. “No es el momento” dijo. Y con eso quería decir: hasta que no estén informadas, el voto estará distorsionado. Seguimos esperando. Seguimos sin estar informados. Por los políticos y por los medios. Como en la “mili” el valor, a los ciudadanos se les supone el conocimiento y la sensatez. Para ello harían falta unos políticos veraces y unos medios independientes. Nada de eso existe. Comprendo que para sobrevivir Ébole quiera creer que los ciudadanos son capaces de extraer de mentira verdad, pero no es así y el lo sabe.

 

Con todo esto no pongo el voto universal en cuestión. Todos los votos son iguales y con el mismo valor. Los idiotas tienen el mismo derecho a elegir representantes que los listísimos. Y podríamos ampliarlo a que los altersexuales, los emigrantes colonizados o las mujeres, los ecologistas, los animalistas, o los franquistas  tienen derecho a elegir a los que defienden sus ideas. Pero todo eso pasa por el filtro de la información, información que ni los políticos ni los medios están dispuestos a facilitar. No Ébole, no. En un mundo de mentiras interesadas políticas y empresariales no es posible votar de forma responsable porque no es posible votar de forma informada. A ti te gustaría creerlo, pero no es posible. Estás haciendo el gesto del avestruz: creer en el mundo que deseas porque lo que no te gusta no lo miras, o no lo ves.

 

La táctica del poder de desplazar el punto álgido de la decisión del foco (las elecciones, la democracia, el desalojo de Franco) a otro punto sin tanta atención (la información, la veracidad de los políticos, la oportunidad del desahucio), siempre ha funcionado. Cuando nos dicen que la única manera de mantener el estado de bienestar es reducirlo, que la democracia es rehén del individualismo de las masas, que el pragmatismo obliga a modular la soberanía del pueblo, que hemos gastado por encima de nuestras posibilidades, que el rescate o la SAREB no nos costarían nada, o que los jubilados compraron preferentes y subordinadas para especular, no nos dicen la verdad, no nos informan y aquellos periodistas míticos del Wategate o de Spotlight no están aquí para defendernos. El poder ha aprendido de aquellas situaciones y os han atado corto. Admiro tu talante con los entrevistados, Ébole, pero ¿es el mismo que utilizas con el poder fáctico periodístico?

 

El desgarrado. Abril 2021.




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