» 02-03-2022

Guerra en Ucrania 2. Otra (disparatada) hipótesis.

Adivinar el futuro es la esencia del ser humano. Todo el esfuerzo intelectual que hemos desarrollado durante milenios ha sido para eso, para prever lo que va a ocurrir. Para ello hemos tratado de encontrar métodos que nos garanticen esa predicción. En el sistema mítico-mágico-religioso el modo fue el relato verosímil, la magia (desde la simple omnipotencia de las ideas a las drogas, pasando por el chamanismo) o el ser supremo (que oportunamente nos “revelaba” sus designios). Los griegos inventaron un nuevo sistema de “adivinación”: la metafísica. La verdad dejó de estar ahí fuera para instalarse en el interior del ser humano. Mediante un método (abstracción-universalización-ley) y cuatro campos (la verdad lógica, la cantidad matemática, el concepto lingüístico y la igualdad ético-política) se obtuvo un sistema que -sin ser exacto- era capaz de aproximarse mucho a la previsión del futuro. Era la razón, la ilustración, y era un sistema absolutamente masculino. Pero en el SXX se puso en duda (fenomenología, hermenéutica, filosofía de la diferencia, posmodernidad) y hubo que buscar otros sistemas.

 

El primero fue la cibernética cuyo método era: bases de datos-computación-retroalimentación. Mejoraba notablemente el sistema metafísico en cuanto que en vez de emplear la abstracción (para obtener la universalización) optó por analizar todos los casos (bases de datos) y universalizarlos a través de la computación. La retroalimentación (causalidad espiral) -a su vez- corregía aquella causalidad simple que tantos disgustos había causado a la metafísica. Pero el sistema pronto se mostró invalido: el capitalismo se lo apropió como medio de perpetuación de la dominación. Pero incipientemente -y con sesgos  i-rracionales (en el sentido de no racionales), femeninos, intuitivos, sintéticos, no invasivos, no agresivos, recolectores, respetuosos con el medio ambiente (animales incluidos) y con el prójimo- se desarrolló otro sistema de pensamiento que podríamos llamar femenino. Pero este sistema no estaba estructurado según las reglas de la metafísica (obviamente, pues no lo era) y por tanto requería de una estructuración alternativa a ella. Y en eso estamos. Los hombres arguyendo la razón metafísica (analítica, agresiva, machista, desarrollista, progresista, cazadora, invasiva, etc.) y las mujeres intuyendo otro mundo posible y sostenible. De momento solo una posibilidad remota.

 

Por eso los analistas de la guerra de Ucrania la contemplan exclusivamente desde la razón metafísica. Y desde esa razón tratan de adivinar el futuro con las herramientas que la metafísica les ha dado. Evidentemente -piensan- Putin es un macho razonable y analítico que juega con las mismas reglas que los analistas. Pero ¿Y si no fuera así? Es evidente que la razón metafísica no se podría aplicar, y los análisis serían inválidos. Hay varios indicios de que los análisis se equivocan (o por lo menos no se ajustan a la razón metafísica). En primer lugar Putin está permitiendo que los refugiados salgan del país. No pretende, pues, ese aprovechamiento del éxito (la exterminación del enemigo) que alineó a Clausewitz con la metafísica. Por el contrario, parece que quiere que se vayan. En segundo lugar no está aprovechando toda su potencia destructiva lo que desactiva la idea de una guerra relámpago. Seguramente coincide con los analistas en que una guerra de ocupación es inasumible. Podría colegirse que no quiere ser tildado de ogro carnicero y exterminador, al masacrar a los civiles, pero también podría ser que quiere hacerlo paulatinamente, para autojustificar lo que realmente quiere: un genocidio.

 

¿Y para que un genocidio? Contestaré con otra pregunta ¿Saben los analistas que es lo que Putin pretende con esta guerra? Dan por supuesto que el poder, la dominación, el éxito, el reto, sacar pecho, etc, es decir todo aquello que predica la metafísica de los machos. Haré una hipótesis: Putin lo que quiere es establecer (reestablecer) un cinturón de seguridad entre Rusia y Europa occidental. Y lo va a hacer a través de una estrategia de tierra quemada: asolando Ucrania. No quiere quedarse en Ucrania. No quiere aprovechar el éxito militar aniquilando al “enemigo”. Lo que quiere es un muro (horizontal, pero muro) entre Rusia y Occidente; lo que quiere es restablecer el telón de acero. El que quiera irse que se vaya y el que se quede será aniquilado.  Y eso incluye que si las cosas se complican use armas nucleares contra Ucrania, no para matar gente sino para asolar territorio. Para inutilizar Ucrania para la vida.

 

Hasta ahora ha jugado con los analistas dándoles carnaza y ocultando sus verdaderos propósitos. Es posible que no haya medido bien sus posibilidades (de cerco económico, de defensa heroica de los ucranianos, de capitalismo feroz de sus oligarcas, de la unión -por una vez- de Europa) pero es cierto que ha diseñado esta operación desde hace años, tanto tomando Crimea, como desmovilizando fondos inmediatos en lugares insospechados y con sistemas bancarios inéditos. Sus relaciones con Bielorrusia y China estaban calculadas y bien calculadas. Esto no es el calentón de un macho despechado, es la estrategia de un calculador nato que supo esperar a que venciera el mandato de un títere, para volver a ser presidente esquivando la ley que limita los mandatos. Su ingente poder ciberespacial no ha hecho todavía presencia… cuando fue capaz de influir las elecciones americanas y al Brexit. Algo no cuadra y los analistas no lo han visto.

 

Pero algo han visto los analistas y es que esta guerra cambia día a día. ¿Y si esa fuera la esencia de la contienda? ¿Y si lo que pretende Putin es entretener a los pensadores metafísicos mientras desarrolla su voluntad en la sombra? Mi argumento tiene dos puntos débiles: 1) Es imposible que Putin no sea el macho que saca pecho y se mide con formidables animales, tenga un yate de 40 metros, le gusta más salir en las fotos que chuparse los dedos y sea capaz de ser posmetafísico. 2) Es imposible que sea tan estratégicamente inteligente.  A lo primero diré que tanta foto de macho parece más una cortina de humo que otra cosa. Y si no fuera tan macho (desde la metafísica, no desde el reto), participaría de un cierto pensamiento femenino que se nutre de la paciencia, de la resistencia, del micropoder y de la apariencia. A lo segundo no puedo sino argüir que viniendo como viene de los servicios secretos su inteligencia estratégica posicional se le supone.  En fin. Es una hipótesis y como tal solo se comprobará con el tiempo. Hasta entonces contengamos el aliento.

 

El desgarrado. Marzo 2022.




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