El yerno sale de la cárcel. La casa real hace las cosas bien, no como los políticos. Ahora sale, luego no vuelve, y finalmente se queda fuera. Pero poco a poco, sin alharaca, sin que la prensa se soliviante. Tras múltiples salidas para “acciones sociales” ¿qué periodista lo estará persiguiendo para saber si cumple o se va a casa? Nadie. Así se hacen las cosas. Un día se darán cuenta de que les engaña y se organizará el escándalo. Que diferencia con el Pujol que le pillan constantemente fuera del trullo. Porque lo que no se cree nadie es que el hijo de Pujol o el yerno del rey vayan a pasar tiempo en la cárcel. Ellos pertenecen a otra casta. A la de los que no permanecen en la cárcel.

Como he dicho otras veces lo que hacía Urdangarín era lo mismo que hacía su suegro… pero con menos habilidad. Nadie accede al poder para mendigar. El poder solo tiene una compensación: el dinero. Si te casas con una infanta, probablemente sosa y reprimida, quieres algo a cambio de proporcionarle hijos suficientes para hacer frente a un desastre nuclear. Quieres pasta y a eso se dedicó con el visto-bueno de su suegro, uno de los grandes corruptos de nuestra historia. El puto cojo lo vio como una pantalla que le podría defender cuando vinieran mal dadas y así fue. Mientras él paseaba la polla por todas las vaginas del reino, el Urdangarín metió la pata pensándose que tenía exención monárquica. Y acabó en la cárcel (quince meses ya). Su amante esposa fue expulsada del jolgorio real y posteriormente readmitida. A sus hijos les cuentan que la política (?) es perversa.

Pero lo que me interesa destacar es que la casa real hace las cosas sin pausa. Ahora un paso y mañana otro. Hay que despistar a los periodistas que son unos cabrones que solo quieren carnaza. Poco a poco Urdangarín se zafará de su condena, pero no a lo bruto como hay que zafar a los políticos (siempre amenazando con cantar) sino suavemente como hacen las cosas los reyes. Quizás por eso tenemos una monarquía. Para enseñar a los políticos que existe una manera suave de ser corrupto. Amén.

El desgarrado. Septiembre 2019.