» 01-07-2021 |
Casado continúa su loco correr descabezado, perdiendo sangre, sin sentido ni dirección, mientras sus socios le empujan a una moción de censura que solo puede significar su muerte política. Los socios (VOX y C’s) saben que de esa moción solo pueden sacar ventajas: o la fortaleza del bloque ultra o la seria damnificación del PP. Porque el PP ha perdido la cabeza. Se limita a imitar los movimientos que hace VOX, para que no se le escape, para que no se distancie, pero sin coherencia ni orden. Tampoco le ayudan sus allegados: Cospedal mintiendo sobre la Kitchen y Diaz la Madrid, a su bola, con un proyecto propio sobre el PP, que no incluye a Casado. Diaz no marca a Vox sino que se funde con él. En esta situación los movimientos del pollo descabezado son cada vez más erráticos.
Casado afirma en el Parlamento que la guerra civil (el levantamiento de Franco contra el gobierno legítimo de la República) fue “una ley sin democracia contra una democracia sin ley”. Según su tesis (no aprobada como la de la Carlos III, pero expuesta en el Parlamento), la república era una democracia (había salido de las urnas) pero no era un estado de derecho en el que el imperio de la ley ordenara la convivencia. La dictadura no era democrática (no salió de las urnas sino de las armas) pero sin embargo impuso la ley y ordenó la convivencia. En una palabra, es el imperio de la ley (de la fuerza) la que prevalece sobre el régimen de gobierno, en este caso la dictadura sobre la democracia. El carro está delante de los bueyes. Casado es un golpista. Pero no es el único.
Diaz -en su escalada independentista sin secesión, ataca el idioma. Todos sabemos que la lengua es una de las principales reivindicaciones-justificaciones del independentismo. En su caso primero fue la identidad nacional (la madrileñalidad), después el victimismo (el Estado central nos oprime), más tarde llegó la independencia fiscal (hacemos con los impuestos lo que nos sale de las narices), finalmente la apelación al rey (que por lo visto no es rey de España sino rey de Madrid). Tampoco fue manca la apelación al territorio: “Madrid es España dentro de España” Solo faltaba la lengua y ya está aquí. Madrid será la nacionalidad que defenderá la lengua española en España (quiera eso lo que quiera decir en el pensamiento de Diaz) y en el extranjero. ¿Es el castellano el idioma de Madrid que solo por circunstancias eventuales presta a otras comunidades? No sé si Castilla estará muy de acuerdo. El castellano en el mundo se llama español (en un abuso de lenguaje). Sin embargo el andorrano se llama catalán. La escalada de Diaz hacia el independentismo madrileño no cesa: lengua, historia, tradición, hecho diferencial, rey particular. El melting pot que siempre había prsumido Madrid de ser, se va a la mierda. ¿Será el laismo una variedad geográfica del castellano?
Es evidente que Diaz está utilizando los gestos del independentismo para fortalecer (embaucar) a su comunidad. En un momento en que los catalanes, si bien no pueden obtener la independencia, podrían obtener otro beneficios accesorios, no está mal posicionarse (como hicieron los valencianos frente al Estatut: estamos en contra pero queremos lo mismo). La tradición del “café para todos” fue determinante en el establecimiento de la España de las autonomías. ¡Hasta Segovia pretendió autonomizarse! Porque los gestos del independentismos son de gran efectividad: ¿Quién no cree que su autonomía no es la mejor tierra de mundo? ¿Quién no está dispuesto a firmar que su tierra, su historia, su lengua, su pueblo y sus tradiciones (su hecho diferencial) son lo mejor del mundo? Lo hipócrita es negárselo a los catalanes y otorgárselo a los madrileños. ¿Donde se establece la delgada línea roja que separa la autonomía (el orgullo de la diferencia) de la necesidad de la independencia? La unión de nacionalidades debería ser equiparable a un contrato: cualquiera puede rescindirlo. ¿De donde sale la idea de que ¡Santa Rita Rita Rita, lo que se da no se quita! No es del derecho internacional, sino de la dominación. Pero la dominación no existe en el derecho internacional donde los pactos son la ley (“Pacta sunt servanda”). Sí, sé lo que me diréis: que no es de aplicación el derecho internacional porque hablamos de derecho nacional. La puta realidad es que hay un 50% de los catalanes que no quieren ser españoles. ¿Es la solución la del pollo descabezado y su errático deambular sin sentido ni dirección?: la mano dura, manu militari, judicialización. Aunque lo consiguieran no sería la solución.
Otra cosa es que, como dicen otros, se trata de un problema entre catalanes. No es cierto. Será, un problema entre catalanes, pero no ahora. Ahora es un problema entre Catalunya y España. Un problema que jamás acabará porque los integristas no pueden admitir su fracaso: Catalunya no quiere ser España. Probablemente -en la actualidad- menos del 50% de los británicos querrían separase de la UE, pero mediante oportunismo, trampas y ambiciones personales, se ha operado la escisión. El voto no es inocente, puede tener consecuencias aterradoras. Los estudiantes que se han visto privados de su libertad en Mallorca no tenían edad para votar pero si la hubieran tenido, no lo hubieran ejercido, porque votar es de “pringaos”. Es de “prigaos”, hasta que te tocan lo que piensas que son tus derechos fundamentales y que, sin embargo, dependen de los políticos. Los derechos no son un regalo que llega del cielo ni de vuestros padres. Son derechos que se pelean y que si no lo haces… caducan. El voto no nos representa individualmente pero nos representa como comunidad. ¿Hay algo más grande?
El desgarrado. Julio 2021.