» 04-01-2020 |
“La codorniz” la revista más audaz para el lector más inteligente, fue la revista del humor durante el franquismo. Tenía dos secciones llamadas la cárcel de papel y la comisaría de papel en las que se enjuiciaban libros y comentarios periodísticos que eran indefectiblemente enviados a la cárcel o a la comisaría de papel. Era una metáfora del tiempo de dictadura en el que se vivía: la crítica solo podía resolverse en el papel. Ahora estamos en la misma situación Nuestra democracia es de papel, hecha de palabras que citan el pasado o vaticinan el futuro. Los hechos (el tejido de la política) no cuentan para nada porque la política democrática española prefiere la ciencia ficción a la realidad y la ciencia ficción se escribe con palabras.
El discurso de Casado es de papel. Citas de las palabras que dijo el presidente, u otros socialistas, como si por haberlo dicho ellos, fueran artículo de fe. Vaticinios de futuro -contra más catastrofistas, mejor- en los que se muestra una España arrasada por las políticas de socialistas, terroristas y comunistas. Descalificaciones de boquilla (¿Por qué no las lleva al Constitucional?) hacia partidos que se empeñan en llamar anticonstitucionalistas pero que ningún tribunal avala. Insultos constantes hacia el presidente. Simplificaciones groseras como que el mayor escándalo de corrupción en España es socialista obviando que el único partido condenado es el PP. Y por supuesto apropiarse de la marca España como si perteneciera a la ultraderecha extendida. De hecho ese es el punto fuerte de su discurso: la catástrofe que -presumen- va a provocar el socialismo dividiendo España en dos (la España real como única mención a la política como acción) cuando no es más que una presunción verbal, de papel. Es curiosos que esas rememoraciones del pasado que tan poco les gustan, cuando las utilizan los medios, se hayan convertido en su arma favorita.
¿Por qué es de papel nuestra política? Hay varias explicaciones. En primer lugar porque los procedimientos de verificación (Check fact) y las denuncias de Newtral ponen en evidencia todas las promesa no cumplidas de nuestros políticos, y eso lo entienden incluso los que no saben nada de política. Por ello es mejor tirar de discurso -y no de acciones-, que de futuro. Se insulta sin denunciar, se cita sin aportar y se vaticina sin complejos (Da vergüenza ajena oír a los políticos adivinando el futuro como si fuera cierto). En segundo lugar porque la posverdad está ahí para amparar todo tipo de desmanes verbales. Solo se trata de que, ante una corrupción enorme, tu presentes una corrupción mínima o falsa como se ha hecho con Podemos (y se siga repitiendo tras que los tribunales se pronuncien). Frente a una carrera de derecho regalada, presentes unas cuantas frases copiadas en una tesis. Que se intoxique la opinión pública en la seguridad de que solo el escándalo trasciende y no la verdad. De esta manera Casado puede decir que ETA (y sus herederos: BILDU, HB, etc.) continúa matando, que los comunistas son radicales y totalitarios, que los independentistas son golpistas, anticonstitucionalistas, rompe-españas, etc. En tercer lugar porque el populismo (en origen decir lo que el electorado quiere escuchar, pero en segunda instancia el reino de la posverdad) es el arma política más generalizada y utilizada por todos los partidos incluído Revilla, sin olvidar a la lideresa liberal.
Los políticos está paralizados por los medios. Saben que sus promesas serán analizadas con lupa y denunciado su incumplimiento. Solución: no prometer, no hacer, no ser políticos. Reducirlo todo a la palabra, intoxicar, insultar, denigrar, mentir. Todo se fía a que solo unos pocos ciudadanos siguen la política. Los otros se nutren del escándalo y el escándalo no hace falta que sea cierto. Con pedir disculpas, basta. Y entonces la controversia partidista se traslada a las redes, Twiter especialmente. Sin el interlocutor delante y sabiendo que no es capaz de entender -ni siquiera medianamente- lo que se ha dicho, se cruzan insultos y reproches, que sí, tienen repercusión en la opinión pública. ¿Para qué entonces prometer, hacer, trabajar. Las elecciones se negocian en las redes con unas cuantas mentiras y unos cuantos insultos. Y el país paralizado. La democracia comprometida.
Tengo que destacar otra situación que ha ido avanzando hasta convertirse en tendencia: el cinismo. Ya no basta con la posverdad y la mentira canalla. He oído a Casado decir veinte cosas sobre Sánchez que se podía aplicar él mismo sin ningún problema (desde la corrupción al pacto con los aniconstitucionalistas). Eso tiene dos aspectos. El primero que todos los partidos cometen las mismas tropelías, pero la que más me interesa es que esas tropelías se enuncian como si solo fueran del opositor y como si el enunciador fuera absolutamente inocente: mentir para intoxicar. Otra de las argucias que se repiten es la interpretación de las palabras del oponente, de los tribunales y de cualquiera, para retorcerlas y llevarlas al terreno que a uno le conviene.
VOX sabe que no puede decir lo que piensa porque eso le reduce su horizonte de votos. Con gran astucia (la ultraderecha ya lleva muchos años de trabajo parlamentario en Europa) toca los temas marginalmente en los puntos en los que se sabe fuerte (las cagadas de los grandes partidos). Sabe que los electores no entienden la diferencia entre violencia de género y violencia doméstica. Sabe que los datos se los lleva el diablo y que pueden ser manipulados simplemente cambiando la partición de lo sensible (Ranciére). Sabe que apelar al encono o al cabreo es mucho más efectivo que apelar a la inteligencia del electorado. Por eso practica esa política de las microfacciones de desilusionados: los taurinos, los cazadores, los cornudos, los meapilas, los asqueados de la política, etc. Como en la canción de Andión: “uno, dos y tres, lo que usted no quiere para el rastro (VOX) es”. Pero practica como los demás la democracia de papel: todo son citas, palabras, papel. Saben decir que vamos a la catástrofe, lo que no saben, o no dicen es como se evita o como se forma gobierno. Y sobre todo: ¡que quede claro que no es su culpa! Si Sánchez pacta con la bicha no es porque ellos no hayan hecho todo lo posible para evitarlo. ¡Canallas!
El desgarrado. Enero 2020.