» 14-02-2022

La 14-147 Legislatura. Elecciones en Castilla y León (CYL). Las nuevas transversalidades.

Como sabéis el PP decidió que era el momento de dar un golpe de mano al PSOE, a los partidos regionalistas y a C’s, adelantando las elecciones en CYL en la creencia que el efecto Ayuso les proporcionaría la mayoría absoluta, con lo que también darían un golpe de mano a VOX. ¡Error de cálculo! Casi todo ha salido mal. Aunque el PP ha ganado las elecciones lo ha hecho por la mínima y perdiendo 50.000 votos respecto a las anteriores… que no ganó. Incluso el golpe de mano a C’s se le ha vuelto en contra pues su pareja de hecho, ahora, es VOX, lo que frente al electorado moderado es una bomba de relojería. Es el momento de decir Diego donde dijo: digo, y de rescatar la idea del cordón sanitario a la ultraderecha (que tantas veces ha negado) de modo que la abstención del PSOE le permita gobernar sin coaligarse con VOX. Pero estas elecciones nos traen más novedades.

 

La idea de los partidos independentistas (Catalunya y Euskadi), seguida por el BNG gallego y por Teruel existe (Teruel), que continuó con la iniciativa Ayuso de animar a los nacionalismos no independentistas integrados en grandes partidos (Madrid es España dentro de España) crece y se afianza. Esos regionalismos se afianzan como una nueva transversalidad que se desmarca del sacrosanto eje derecha izquierda, cada vez más maltrecho. UPL (León), ¡Soria ya! (Soria) y ¡Ávila ya! (Avila) restan votos al bipartidismo para establecerse como opciones transversales que anteponen “lo nuestro” a los grandes partidos ideológicos. Muestra evidente tanto del desencanto del electorado por las grandes ideologías como de un individualismo creciente que fracciona cada vez más la sociedad. La única diferencia entre estos partidos y corrientes regionalistas y los de las nacionalidades históricas, como los independentismos catalán, vasco y gallego es exclusivamente los medios (el independentismo) pero no los fines (el regionalismo).

 

En una muestra más de que el bicamaralismo, la existencia del Senado como cámara territorial, no tiene sentido, pues el Congreso es cada vez más una cámara territorial. Sabemos porque se mantiene: para dar cobijo a los políticos en paro, en stand by, a la espera de que cambien las tornas. Como las Diputaciones, la administración gremial, deportiva, económica. ¡Demasiados culos para tan pocas sillas! Porque la proliferación de los regionalistas -que ya había configurado las mayorías del Congreso en el caso de vascos, gallegos y catalanes- volverá a configurarla con Soria -que ha conseguido la mitad de los votos en su circunscripción en estas elecciones, y ha anunciado su intención de saltar a las nacionales como ya lo consiguió Teruel. Lo que empezó como independentismo ha evolucionado hacia regionalismo, que aunque suelen ser de derechas, no están dispuestos a alinearse con los grandes partidos del bipartidismo. La fuga de votos, continúa con nuevas transversalidades.

 

Y hablando de nuevas transversalidades, como no hablar de los antivacunas que -en el mundo- ya muestran su vocación de constituirse en ideología anticientífica y antigubernamental, de la mano de la teoría de la conspiración. De nuevo los individualismos se enfrentan a los intereses de la sociedad en su conjunto tras que los grandes partidos hicieran que todos perdiéramos la fe en la cosa común. Es cierto que estas mini-transversalidades han sido manipulados por la ultra-derecha desde su reaparición en la política. Cazadores, taurinos, cornudos (padres víctimas de las femi-nazis u hombres excluidos de su masculinidad por el imparable ascenso del movimiento reivindicativo femenino), fascistas, franquistas, nacional-catolicistas (inclusivo de una Iglesia católica pederasta y capitalista), teocráticos (meapilas), puristas del aborto, la eutanasia, el género binario, la unisexulaidad (el macho como género único), etc. La habilidad de recoger todas esas individualidades “olvidadas por la política bipartidistas y reprimidas por la sociedad” ha sido la gran fuerza de la ultra-derecha. Y eso incluye a los antivacunas, los creacionistas, los astrológicos, los supersticiosos, los pro-videntes, en una palabra, de los i-racionales alternativos. Como tantas veces he repetido el fascismo no es una ideología política sino una facción que actúa en política… sin aceptarla. Harari llamó ideología al supra-cuñadismo, a la familia formada por los que tienen, no la misma sangre, sino las mismas ideas.

 

Las nuevas transversalidades sigue su imparable ascenso sin prisa pero sin pausa. Los partidos regionalistas seguirán apareciendo hasta que tengamos tantos como regiones y lo que es peor (para los políticos), restando votos a los grandes partidos hasta conseguir la ingobernabilidad de la mano de la individualidad. Y eso no los hace menos legítimos. A los: anarquismo, feminismo, altersexualismo, animalismo… se une los conspiranoicos, las minorías reprimidas y, por supuesto, los regionalismos. La parte positiva es que el diálogo y el pacto deberán cobrar un papel que ahora no tienen, hasta el punto que las discrepancias (generalmente resueltas) son ahora tintadas de errores, desgracias, y espectáculo deplorable. Claro que, la coherencia no es el punto fuerte de los partidos políticos. En la política actual, ¡cualquier futuro será mejor!

 

El desgarrado. Febrero 2022.




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