» 29-08-2022 |
Lo del “increíble hombre menguante” apareció en la portada de una revista americana de política en relación a Clinton cuando el asunto Lewinsky acabó de redondear el desgaste al que le sometieron los republicanos y su propia estupidez. Es una imagen potente porque no hace hincapié en la popularidad o en la aceptación, sino en el tamaño de la figura del entonces presidente. Porque los políticos se encogen cuando pierden pistonada, hasta parecer pequeños como insectos, susceptibles de ser despedidos con un dedazo. Lo cierto es que se echó a Casado para sustituirlo por algo mejor y eso no ha sucedido ni de coña. Las razones fueron el pulso con Diaz, el clima de confrontación política ad limitem, la falta de ideas alternativas, un liderazgo débil (zanjar el tema de la corrupción en las obras de la sede de Génova, vendiéndola… fue un poco vergonzoso), quizás un centrismo anacrónico para el actual ultraPP, y por supuesto las maniobras de los políticos defenestrados (enviados a Europa, cesados, olvidados) de anteriores cúpulas políticas. Veámoslo caso a caso.
La disidencia de Diaz no ha mejorado. Casado la enfrentó pero Núñez simplemente la evita. Ya van varias ocasiones en que Núñez afirma algo y Diaz le enmienda la plana. Diaz sigue mandando en el partido y no es difícil saber por qué. Los votantes del PP han asumido que sin VOX no pueden ganar nada y por tanto ven como opción ganadora el giro a la ultraderecha. Su payasismo al estilo Trump o Jhonson tampoco es manaco. El ultraderechismo ya está descontado en el PP. El partido está dividido entre derechistas y ultraderechistas (los centristas hace tiempo que perdieron su chance) y Núñez no está mejorando la situación… ni muchísimo menos. Incluso da la impresión que ya ha arrojado la toalla y da por sentado que la que será presidenta del gobierno, cuando los votantes se cansen de la coalición actual y opten por otra (adivinen) voten al PP.
La crispación tampoco ha mejorado ni en la intensidad ni en los modos. Estamos exactamente igual, en contra de lo que Núñez prometió. El bloqueo a la renovación de la cúpula del CSPJ se mantiene incluso en contra de documentos firmados por la anterior dirección, que ahora se niegan zafiamente. El mantra de la bajada de impuestos, del pacto contranatura del gobierno con los independentistas, de que la derecha sabe gobernar mucho mejor que la izquierda, que ellos son centristas moderados, de que todo lo que hace el gobierno la caga, de no apoyar las medidas gubernamentales en favor de los ciudadanos, de las ciudadanas, de los trabajadores, de los derechos vitales, etc, votando en contra por razones inverosímiles a la leyes o decretos que las defendían. Recordemos la genialidad de Juanma Moreno al no legislar en contra (o votar en contra) de los acuíferos ilegales de los alrededores de Doñana. Premonición genial de que este sería un verano de lluvias. La realidad es que -al margen de generales propuestas inconcretas- todavía no hemos oído ninguna propuesta que pueda diferenciar al PP de la coalición de gobierno.
Porque el apoyo (lealtad) institucional que tantas veces ha solicitado el PP del PSOE no funciona en sentido inverso. Hablar mal de España en Europa fue una marca de identidad de Casado. ¡Que se caiga España que la levantaremos nosotros! de Martoto, tampoco es moco de pavo. Ahora Núñez, en una nueva vuelta de turca, denosta las medidas contra el gasto energético que sus corrligionarios europeos han aprobado clónicamente respecto a las españolas. Evidentemente no apoyaron las medidas contra la Covid, en defensa de los trabajadores ante la precariedad, de subida del SMI, de la eutanasia, de las feministas (ya sabemos lo que opina Vox del feminazismo) y lo harán con la ley de sí es sí, la modificación de la ley mordaza, o cualquier otra, sea del sesgo que sea. Como Fraga en el referédum sobre la entrada en la OTAN recomendó el voto en contra, siendo un declarado otanista, simplemente por joder al PSOE que había cambiado su voto anti por el voto a favor, así actúa el PP: en contra del gobierno sea cual sea su propuesta. El nihilismo a ultranza y en eso Núñez no ha cambiado nada.
Negar (en contra de sentencias efectivas) la corrupción del PP también fue una marca de identidad de Casado. Pero Casado se desmarcó de anteriores actuaciones de su partido afirmando que ya bastaba de hablar del pasado (cosa que no hizo sobre el pasado de los partidos democráticos independistas, a los que nunca se lo perdonó). Ahí es nada negarse a renovar inconstitucionalmente la cúpula del CSPJ con tal de poder controlar las sentencias de corrupción todavía pendientes. Evidentemente las tibias manifestaciones de Casado a favor de la honradez (honestidad, dicen ellos confundiendo lo sexual con lo ético) han desaparecido en el PP de Núñez.
Pero lo mejor de Núñez es la exigencia de diálogo y de consenso. Me recuerda a Apple anunciando su productos por su resistencia a los golpes o al agua. Cuando se acaban las ideas hay que recurrir a cualquier cosa. Durante la era Jobs compramos Apple por la innovación y el diseño. Ahora nos proponen que los compremos por su blindaje. ¡Genial! El argumento es simple: si no hay diálogo con la oposición las medidas no son democráticas; si no hay consenso tampoco son democráticas. No es difícil entender que cuando se gana las elecciones es para tomar medidas originales de la formación ganadora y no dialogadas o consensuadas. Pero sobre todo no pierden ni un ápice de democraticidad por ello. Puede ser estúpido porque en cuanto lleguen los otros, la cambiarán, pero no es antidemicrático. Quizás el PP olvida que hemos tenido 8 leyes de educación porque nunca ha habido consenso entre los bipartidistas. En la mitad de los casos la falta de diálogo y consenso fue protagonizada por el PP.
Porque el argumento subyacente es otro. El PP está aterrado porque las leyes que ha aprobado la coalición son reales y positivas para los ciudadanos y eso puede pesar mucho en las urnas. Crispaciones a parte (el nihilismo de negarlo todo y oponerse a todo) tratar de que esas medidas sean compartidas, dialogadas, consensuadas, les permitiría decir que son medidas tomadas a medias y de las cuales pueden sacar rédito tanto uno como otro. Una vez iniciado el diálogo siempre queda el recurso de decir que no hubo acuerdo por la intransigencia del oponente. ¿Que más da, no ser dialogante que ser intransigente? El gobierno siempre pierde y por eso hace oídos sordos. Lo interesante de la cuestión es que el PP está acojonado y quiere apuntarse al carro ganador. ¡Al fin y al cabo ningún votante recuerda cuantas veces el PP votó en contra de sus intereses!
Núñez es el increíble candidato menguante porque quiere complacer a todos y eso no es posible en un partido que va desde la ultraderecha hasta el centro. Pero también lo es porque no tiene madera de presidente… y Diaz lo sabe.
El desgarrado. Agosto 2022.