» 22-01-2020 |
El gobierno (extendido) logra el primer acuerdo sobre el SMI pactando con los agentes sociales: sindicatos y patronal. ¡Asombroso! ¿Era posible? Se reúne a los agentes y se llega a un acuerdo. De pronto parece que la política del frentismo, de la confrontación eterna, no es la única solución. El sueldo de los funcionarios se hizo por decreto pero el aumento del SMI ha sido por acuerdo. ¡La política de pactos es posible! Los políticos saben algo más que insultarse. O quizás no ha sido así porque los reunidos no eran políticos. Eran sindicalistas y patronal (además del gobierno). Quizás el error está en los políticos. Es posible que no os deis cuenta de lo que ha sucedido. ¿Un acuerdo, un pacto, eso que todos decían que era imposible? ¡Era tan simple y parecía tan difícil!
Decía Hamlet que algo olía a mierda en Dinamarca. ¿Será posible que algo huela a flores en España? ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Hace unos meses/años esto parecía irreconducible. Recapitulemos. Sánchez apuesta por reconciliarse con la militancia. Los barones no son partidarios. Las vacas sagradas tampoco. Ellos no habían llegado a la política para conducir un rebaño de obreros. Ellos estaban para hacer políticas de estado y de ningún modo política de clase (y para cobrar por ello). Sánchez gana/pierde varias veces, pero finalmente gana. Aún así, no quiere enfrentarse con los barones y le niega el pan y la sal a su aliado natural. Pero se impone una condición: “si esto no funciona con vuestras ideas, funcionará con las mías”. Deja que la posibilidad de un gobierno con la derecha (¡así de estúpida es!) se estrelle y convoca elecciones. Ya es libre. Ya puede hacer el gobierno que quiere. Y no pierde ni un minuto: ¡Pactaré con quiera y como quiera! Sánchez se ha descarado. Sánchez ya no es un socialista de estado sino un socialista de clase, dispuesto a pactar con quien sea y como sea.
La ultraderecha extendida le acusa de contradictorio. Lo único que manifiesta es su extrañeza: no lo comprende. Y no darse cuenta de que la izquierda más militante ha vuelto les costará largos años de oposición. Porque “esto” ha venido para quedarse. Políticos pragmáticos, como la ministra de trabajo, trabajarán mediante el diálogo y el pacto para que los trabajadores mejoren, no quizás a marchas forzadas… pero mejoren. Venimos de políticas en las que los trabajadores solo perdían. Empiezan los tiempos en que dejen de perder, quizás no de ganar, pero si dejar de perder. No se derogará la reforma laboral, pero se modificará sustancialmente. Se solucionarán las cuestiones que no solo acabaron con los salarios dignos sino también con la dignidad. Es imposible solucionarlo todo, pero lo que importa es que cada día se solucione algo: la ley mordaza, la precariedad, la baja autoritaria por enfermedad, los falsos autónomos , “la economía colaborativa”. Eso en lo laboral, pero quedan muchas cosas más: los derechos a no ser violada, a no sufrir la brecha salarial, a un medio ambiente sostenible, a optar a cualquier opción sexual, al castigo de la corrupción, a un código civil/penal justo, a la igualdad, etc.
Creo que España vive un nuevo amanecer. No para la ultraderecha extendida que solo quiere su confort a costa del sufrimiento de los trabajadores, su comodidad a costa del dolor y sus prebendas arrancadas de las costillas de los desfavorecidos. Nunca volveremos al estado del bienestar ni a un reparto justo de los impuestos. Ni siquiera a que esos impuestos sean bien distribuidos. Todo eso es ya imposible. Pero quizás nos enfrentamos a ocho años de semi-igualdad que podrían ser los últimos. Quizás si no podemos alcanzar el “Carpe diem” debamos conformarnos con “Cave canen”. Quizás si el disfrute nos está vedado podamos conseguir que no nos muerda el perro. ¡Nunca un gobierno supo tanto lo que tenía que hacer! ¡Defendámoslo!… sin entregarnos.
El desgarrado. Enero 2020.