» 24-03-2020

La 14-28 Legislatura. Coronavirus 8. Lealtad.

No es muy difícil entender por qué se establece un estado de Alarma y un mando único. En situaciones de extraordinaria gravedad (hoy se hace público que los muertos en el último día fueron 426) conviene la “manu militari”, la jerarquía férrea, la disciplina sin contestación. Es evidente que la posibilidad de que cada autonomía tome sus propias decisiones no es lo que conviene a una situación como la actual. Pero además es coherente centralizar las compras -evitando las desigualdades entre comunidades y atajando los abusos en las concesiones y en las contrataciones-, unificar los criterios, y en una palabra, ir todos a una. La actuación de la UME (el ejército) lo pone bien a las claras. A pesar de que Martinez declara que ha levantado un hospital de  campaña en pocos días, no ha sido su Ayuntamiento o su comunidad sino la UME.

 

El hecho de que las comunidades sean de distintos signos políticos hace que la contestación a estas medidas sea de distinto jaez. Los independentistas apelan a su independencia (parcial) y se lamentan de la injerencia del estado central en sus asuntos (que constitucionalmente son los asuntos de todos). Los de distinto signo político tratan de sacar rédito electoral desgastando al gobierno. Naturalmente hay que presumir de sentido de Estado y de lealtad institucional por lo que estos movimientos orquestales se deben dar en la oscuridad, o cuando menos en la opacidad. Tras declarar su apoyo a la situación todos sin excepción añaden un pero que no es sino crítica partidista y electoralista, cuando no, como en el caso de los independentistas, directamente separatista. Como los niños obligados a querer a sus hermanitos, buscando desesperadamente la excusa para propinarle un zasca a la primera ocasión.

 

Pues bien esa ocasión se ha producido por la vía de la centralización de los suministros sanitarios. Todas las autonomías sin excepción se quejan )con razón) de que no tienen suficientes suministros. La culpa, naturalmente, se la adjudican al  gobierno central que es quien los reparte. La sanidad está transferida en todas las autonomías por lo que los suministros que ahora se exigen eran suministros deficitarios cuando cada cual se gobernaba. Es decir ninguna sanidad comunitaria estaba preparada para lo que había de venir. Y eso fundamentalmente por los recortes que cada comunidad autónoma había operado en su sanidad. Ahora la culpa es del estado central cuya centralización lo que pretende es que los suministros lleguen a todas las autonomías en régimen de igualdad. Si los suministros no llegan es porque todo el mundo (literalmente) está comprando suministros y el mercado está desabastecido y no porque el gobierno central lo esté haciendo mal o -como algunos han dicho con evidente mala fe- porque la distribución esconde bloqueos malintencionados.

 

Diaz ha incluso respondido airadamente a la afirmación de Sánchez de que la comunidad de Madrid es el epicentro de la crisis. No es difícil saber que lo que hace es defender su gestión que, a juzgar por los resultados, es indefendible. Martinez, ha adoptado otro talante más conciliador a sabiendas que defender su gestión es, hoy por hoy, imposible y opta por conciliar con el gobierno central, haciendo frente común (que es repartir responsabilidades) mientras se apropia de los logros de este como propios. Ni siquiera con el chorro de muertos que estamos sufriendo los políticos son capaces de arrimar el hombro y apretar los dientes. El sordo sonido de los votos en las urnas los enloquece. Ya deben estar preparando sus estrategias (listas de agravios) para que en cuanto se de el banderazo de fin de la crisis se inicie la operación para derribar el gobierno de Sánchez que lo habrá hecho todo mal, mientras -como ya se ha dicho en Andalucía, Catalunya y Euskadi- ellos lo han hecho todo bien… y antes.

 

El nerviosismo por ver pasar ese chorro de millones (200.000 en España y 750.000 en Europa) ante sus narices sin poder mangonearlos no debe ser ajeno a la frustración con la que se desenvuelven. Y no es que la centralización operada por el estado de Alarma nos garantice la honradez de la gestión del Gobierno Central (que ya ha demostrado históricamente con creces su capacidad de corrupción) sino que por lo menos son menos a repartir y eso cuenta. Lealtad sí, pero con la boca pequeña, porque más allá del electoralismo y el mangoneo está la cuestión de quien saca partido de la gestión de la crisis. Estar en un puesto de mando y que no te dejen mandar (en una ocasión histórica para ganar méritos) es decepcionante. Ahí tenéis al capo de Murcia que toma las riendas como si le correspondiera hacerlo, retando incluso al gobierno Central.  El estraperlo y la delincuencia son habituales en tiempos de guerra y estamos en estado de guerra. Desde luego 426 muertos en un día es más que un accidente o una catástrofe. Es una guerra. ¡Y lo que está por venir! Hasta el sábado (con suerte) no se doblegará la curva al cumplirse la quincena de confinamiento y entonces puede haber 4.000 muertos más.

 

El desgarrado. marzo 2020.




Published comments

    Add your comment


    I accept the terms and conditions of this web site