» 24-05-2020 |
Las cifras aterran. Otras veces he comentado como la práctica de la división de los sensible (como clasificamos el mundo antes de juzgarlo) es determinante para el resultado. El caso de la estadística es harto conocido: de cómo divides la población para hacer la encuesta dependerá el resultado de la misma (por ejemplo si es telefónica o presencial, si es en determinados barrios, cómo dividen el mundo las preguntas, etc). En un caso como esta pandemia aterradora todos han tratado de dividir lo sensible como más les convenía. No incluir a ciertos colectivos (residencias), solo contabilizar a los muertos diagnosticados, o cualquier otra como debe estar haciendo Rusia para que su número de muertos sea notablemente inferior, por contagiados, a cualquier otra nación. Incluso los chino debieron hacer alguna trampa que todavía no sabemos.
En España también hemos caído en la tentación del maquillaje. Madrid (la comunidad más afectada en números absolutos) decidió solo incluir en el número de muertos diarios aquellos de los que se tenía el resultado del análisis en el mismo día. El resto (hasta el 75%) pasaban directamente a los números acumulados pero nunca eran contabilizados como diarios. Este baile de cifras era distorsionador de los números (la suma no salía) pero escamoteaba (maquillaba) los muertos diarios. El gobierno central, que recogía los datos de las comunidades no fue especialmente exigente con esta trampa que realizaba la comunidad de Madrid quizás porque solo lo hacía una comunidad y distorsionaba poco los datos generales. Era una manera de permitir que la comunidad de Madrid salvara el culo (eso tan político).
Pero Catalunya (cuyos números se acercaban peligrosamente a los de Madrid) decidió que todo lo que es bueno para Madrid es bueno para Barcelona y pasó a la acción: sus números empezaron a no cuadrar, evidentemente a la baja. El gobierno intervino haciendo lo que no había hecho con Madrid: reconviniéndola en tono airado. Es posible que lo hiciera para atajar una práctica que se podía generalizar, pero el caso es que no lo había hecho con Madrid y lo hizo con Barcelona, lo que como sabemos, es mirado con lupa por la Generalitat. Total, el 70% de los números globales resultaron ser engañosos. Ya he hablado de las practicas de opacidad del gobierno en torno a la información gráfica de los enfermos y los muertos y del contubernio con los periodistas. Consentir estos maquillajes es una muestra más de la opacidad de la información hacia los ciudadanos en beneficio de ciertas comunidades. Se ha presumido mucho de transparencia y no se ha practicado tanto. ¡Ay de esa boquita, más entregada a la publicidad que a la verdad!
El desgarrado. Mayo 2020.