» 14-07-2020

La 14- 46 legislatura. Elecciones Galicia, Euskadi. ¡Todos ganan!

El inefable Iturgaiz -que arrebató de malas maneras el puesto a Alonso con la connivencia de Casado- ha perdido 3 escaños en Euskadi (33%) a pesar de ir en contubernio con los de C’s, pero está contento. “¡Hemos vencido a las encuestas! como si ganarle a las encuestas tuviera algún significado político. Es evidente que se trata de salir a la palestra y decir que se ha ganado. Que la magnitud de la tragedia sea inconmensurable no tiene importancia. En tiempos de posverdad la cuestión consiste en desplazar la verdad (el fracaso) hacia situaciones en que puede disfrazarse de éxito. Para redondear ese desplazamiento hay que analizar el resultado de los oponentes en la misma clave pero en sentido opuesto, leyendo como fracaso estrepitoso cualquier resultado. Procedimiento de intoxicación que conduce a que los ciudadanos, no pudiendo fiarse de nada, dudan de todo… y obran en consecuencia.

 

El PP lee como éxito sin paliativos haber conseguido una nueva mayoría absoluta en Galicia. No tiene importancia que repita escaños (lo que es un estancamiento) y que no haya podido coger ni uno de los 13 escaños que han quedado libres tras la debacle de Podemos y Mareas y que han ido íntegros al PNG, es decir a las temidos independentistas contra los que el PP ha dirigido tantos esfuerzos. Tampoco tiene importancia que la postura de Nuñez (moderada) haya triunfado sobre las tesis de Casado (catastrofistas), que se haya minimizado el sello del PP en la campaña y que a la Álvarez no le hayan dejado abrir la boca.

 

También en Euskadi los independentistas (Bildu) han mejorado notablemente sus resultados tras la feroz campaña que Casado ha desplegado contra ellos. El PNV mejora sus resultados pero no en la medida en que lo hace Bildu. Podemos vuelve a pinchar pero PSOE no se beneficia de esa caída (como tampoco lo hace en Galicia). Resumiendo: la estrategia de Casado ha resultado un fracaso pues no desgasta al gobierno en ninguna de las dos comunidades y pierde escaños en Euskadi mientras se queda con los mismos en Galicia, los independentismos crecen en ambas comunidades y si PP mantiene por los pelos la mayoría absoluta es por el perfil nacionalista del PP gallego lo que contradice clamorosamente las tesis de Casado. En ambos sitios Casado ha perdido las elecciones.

 

La debacle de Podemos es la crónica de una muerte anunciada. La estrategia de alianzas con las mareas -tan fructífera en la unión- se ha demostrado catastrófica en la desunión. La unión con los comunistas de IU ha hecho perder la ilusión en un proyecto que decide aliarse con unos decepcionantes -desde hace años- comunistas en horas bajas. La participación en el gobierno ha rebajado su perfil independentista y radical. La pérdida de efectivos (como Errejón o Rodriguez) en luchas intestinas, sea por autoritarismo o por falta de diálogo, tampoco ayuda a una unión que es imprescindible en una estructura federal como la de Podemos. Sin alcanzar los diez años de existencia los partidos emergentes Podemos y C’s demuestran sus debilidades precisamente por no haber ahondado en los ideales que les hicieron nacer y por haberse acercado a los partidos del bipartidismo.

 

El coranavirus también ha participado en los resultados. La valentía del gobierno de tomar el mando único contra la pandemia ha sido tomada por los políticos regionales como una afrenta (golpe de estado se llegó a decir en Catalunya) y como culpabilidad de la mala gestión, por parte de los electores. La desescalada ha puesto las cosas en su sitio y ha demostrado que es mucho más fácil quejarse que gestionar, y todas las comunidades (menos Asturias) en cuanto han tomado las riendas, se han metido en una nueva escalada de infecciones. En algunas comunidades como Catalunya, con graves deficiencias de previsión y de rastreo, en esa política de confrontación que es marca del independentismo catalán. Mientras el PP trata de minimizar el abandono al que sometió las últimas prórrogas del estado de Alarma, poniendo el acento en las que sí apoyó y echándole toda la culpa a un gobierno que, según ellos, no ha sabido dialogar (un diálogo que solo aceptaban en sus propios términos… en su impenitente lucha de acoso y derribo), en su estrategia de posverdad ya totalmente asentada en su vocera Álvarez.

 

La cuestión es que a nuestros políticos les importa una mierda la vida de los españoles (antes solo era el bienestar) y que la ponen en peligro simplemente para conseguir votos. Estamos en manos de nuestro peor enemigo que ni nos quiere vivos, ni libres, ni iguales, ni tan siquiera productivos. Solo quiere su poltrona y su continuidad. Todo lo demás le parece accesorio. Dijeron que si ellos hubieran controlado las medidas contra el virus todo hubiera salido mejor. Ahora sabemos que no es cierto. En cuanto han tomado las riendas han cometido más errores que los que se cometieron con el estado de Alarma. No es lo mismo predicar que dar trigo. Y más, para unos políticos que no conjugan el verbo dar, excepto ese dar por detrás que debe ir en sus genes. De momento la Generalitat ya ha encontrado la fórmula para… volver al estado de Alarma, al confinamiento, ese confinamiento que tildó de golpe de Estado. ¡Vivir para ver! Pero, eso sí, todos han ganado las elecciones, porque para ganar solo hace falta ingeniería retórica, interpretación interesada.

 

Dentro de poco estaremos en la próxima oleada de la pandemia, la economía estará un poco más hundida y entonces ¿Cómo le echarán la culpa al gobierno central estando ahora el control en manos de las comunidades? De momento la Generalitat desentierra un caso de espionaje al President del Parlament y los medios a sueldo del PP (OK diario) nos infectan con el rey emérito y sin embargo delincuente y su amiga (¿) Corina en esa estrategia de tapar mierda vieja con mierda fresca, de trasladar mierda de un sitio a otro como escarabajos peloteros. ¡La vida sigue!

 

El desgarrado. Julio 2020.




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