El PP ha encontrado otra manera de hacer política al margen de la democracia. Se le podría llamar golpe de estado o revolución, pero ellos prefieren llamarle oposición patriótica. Para empezar se niegan a apoyar unos presupuestos, acordes con el problema que España tiene por causa del virus, y apoyan que se  prolonguen los presupuestos que ellos mismos aprobaron (llamados de Montoro). Significa imponer a un gobierno legítimo los presupuestos de otro gobierno que ha perdido las elecciones y no cuenta con el apoyo popular. No es una posición democrática sino dictatorial: imponer algo por la facticidad de los hechos administrativos al margen de la voluntad popular. Así son ellos: demócratas de toda la vida. Pero no es el único caso de golpe de estado administrativo.

Tampoco quiere renovar los cargos del CSPJ (la cúpula del poder judicial) en la que tiene la mayoría que obtuvieron cuando tenían mayoría absoluta, y que hace dos años que reglamentariamente deberían haberse renovado. Con ello consigue antidemocráticamente perpetuar un dominio en la cúpula de los jueces que los ciudadanos les negaron en las últimas elecciones. Un nuevo golpe de estado administrativo por el que impone su posición en contra del voto popular. En el mismo caso se encuentra el TC (Tribunal constitucional) en el que tiene mayoría conservadora y que debería haberse renovado ya. Las causas son las mismas: ejercer un poder que los ciudadanos le han negado en las urnas. Se puede explicar de muchas maneras pero la realidad es una: el PP hace trampas para poder seguir haciendo trampas. Demasiados juicios por corrupción deben ser juzgados y no es cuestión de perder la mayoría en los tribunales que nombran jueces y juzgan causas. La antidemocracia por encima de la voluntad popular y a favor de la iniquidad salvadora del culo de sus corruptos.

Pero no acaba ahí la cosa. También debería haberse renovado el Defensor del Pueblo y el PP se niega por idénticas razones: obtener el control por un golpe de estado administrativo que los ciudadanos le han negado en las urnas. Para que decir que el defensor del pueblo es un crítico del estado y del gobierno y sus memorias anuales son seguidas por muchos ciudadanos. En una palabra: un órgano de control. Para no aburriros diré que también se habría tenido que renovar el órgano de transparencia y buen gobierno, el presidente del FROB (los bancos) y el presidente de la CNMV (la bolsa). El PP está bloqueando el normal funcionamiento de los órganos del estado (algunos del calado de los presupuestos del estado, del poder judicial, el defensor del pueblo, los bancos y la bolsa) exclusivamente para lucrarse de ello. Mientras dice que defiende a los españoles de hipotéticos ataques a la democracia lo que hace es conculcarla con ardides y trampas de fullero y tahur.

Se podría entender que son artimañas del juego político pero no es así. Es un golpe de estado administrativo para bloquear el Estado y controlar lo que el pueblo no quiere que sea controlado por el PP. Y mientras se les llena la boca de democracia y de cómo salvar al pueblo español de los radicales y los independentistas. No necesitamos que nos salven de nadie. Con tener una democracia cuyos órganos funcionen, tenemos suficiente. ¡Dejen de salvarnos y permitan que los órganos del estado funciones en vez de poner palos a las ruedas de la democracia! No solo sois corruptos, demagogos, populistas y mentirosos. Sois también tahures, trileros, golpistas y antidemocráticos. Pero sobre todo sois los negadores de la soberanía popular, lo que dicho de otra manera es: oligarcas, dictadores, totalitarios y crápulas. ¡Una perla!

El desgarrado. Septiembre 2020.