» 02-10-2020

La 14-54 Legislatura. La alternativa es susto (económico) o muerte (sanitaria).

Durante años el PP ha extendido el karma de que su partido arregla la economía que estropea la izquierda. Evidentemente es falso por cuanto ese arreglo lo realiza mediante recortes laborales y sociales (educación, sanidad, privatizaciones, dependencia, pensiones, paro, etc.) y recortes en otras cuestiones relacionadas con el desarrollo (I+D+I), con el medio ambiente (la subvención del diesel, el impuesto al sol, la sobreprotección de las energéticas), el contubernio con los bancos y las financieras (rescates y fusiones de bancos demasiado grandes para caer, además de legislaciones claramente proteccionistas) y cómo no, una desigual política de impuestos que penaliza a los trabajadores, IVA, exanciones) y protege a los más favorecidos (Paraísos fiscales, sociedades de inversión, SICAB, proteccionismo fiscal y exenciones ad hoc). En una palabra el PP es un partido de clase que protege a sus votantes más ricos en detrimento de los tradicionales votantes de izquierdas. El contubernio de los gestores (políticos, gestores societarios y gestores financieros) con el capital redondea esta lucha de clases que ya no dirige la izquierda sino que encabeza la derecha.

 

Ese Karma, cuidadosamente urdido y arteramente extendido no es cuestión de perderlo ahora por culpa de un virus, que no olvidemos que se ha extendido debido a los recortes en sanidad (materiales y humanos), las privatizaciones, los recortes en I+D+I, el pésimo estado de la asistencia geriátrica, los recortes en asistencia primaria y el incumplimiento de las promesas producidos tras el final del primer confinamiento. Y entonces se trata de que la economía salga lo menos afectada por las medidas sanitarias que protejan las vidas de los ciudadanos, que tampoco olvidemos, son mucho más afectados en los estratos más pobres que en los más favorecidos. En la defensa a ultranza de ese Karma Diaz ha incluso prometido bajar los impuestos, pero lo que está haciendo con ferocidad es oponerse a las medidas que pueden salvar la vida de miles de ciudadanos con tal de poder seguir presumiendo de ser los campeones de la gestión económica. Y así entre susto (económico) o muerte (sanitaria) han escogido lo segundo. Casado presumió de que la gestión que estaba haciendo Madrid era un ejemplo de la gestión que debería hacer el gobierno de España. Ahora recogemos los frutos de esa magnífica gestión que concentra el 40% de los efectos del coranavirus en una sola provincia: Madrid.

 

No podemos olvidar que Madrid recurrió judicialmente su exclusión del paso de fase cuando su respuesta a la pandemia estaba siendo lastimosa y se enfrentó continuamente a las medidas de confinamiento apostando claramente por la muerte en vez de por el susto, la incomodidad y la colaboración. En su habitual estilo ha embarrado el campo difundiendo bulos y mentiras como que los geriátricos dependían del gobierno central y no de las comunidades como así es. Las promesas de reforzar la asistencia básica primaria y las condiciones de los geriátricos no se han cumplido. Las urgencias vuelven a estar copadas por los coronavíricos mientras la sanidad general se queda en suspenso. Tras pedir ayuda al gobierno central (evidentemente para implicarlo en lo que había reivindicado que era de su exclusiva competencia) se negó a aceptar las directrices que éste le sugirió y que -en principio habían aceptado- mientras el vicepresidente echa la culpa a los dos por no ponerse de acuerdo. Finalmente ha recurrido ante los jueces (esos que el PP se niega a renovar para mantener anticonstitucionalmente su control sobre ellos) el decreto que todos los técnicos consideran insuficiente. Tras afirmar que no se declaran en rebeldía (como los socios del gobierno catalanes y vascos) y que acatarán el decreto, han solicitado medidas cautelares para paralizar el decreto poniendo en peligro la vida miles de ciudadano exclusivamente para defender su culo y su karma de salvadores de la patria, en este caso económica. Entre susto y muerte han escogido muerte. Así son ellos.

 

Sustracción de competencias, imposibilidad de otras acciones, empeoramiento de las medidas sanitarias ya tomadas por la comunidad de Madrid y que ya estaban surtiendo efecto (?) y catástrofe económica cuantificada, son las razones que empujan a Madrid a matar a una parte de sus ciudadanos escogidos cuidadosamente entre los más desfavorecidos. ¡Y por supuesto, a los técnicos, ni caso! En esta guerra política que ya se está librando en el campo de la vida humana, Madrid ha decidido que el holocausto de los ciudadanos es un efecto colateral de una batalla en la que lo político y lo pretendidamente económico priman sobre las vidas humanas. ¿Nadie va poner una querella por delitos de lesa humanidad? Una cosa es mentir y otra es matar. Os estáis llenando las manos de sangre.

 

El desgarrado. Octubre 2020.




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