Hay algo terrible de la actitud chulesca de Isabel Diaz de Madrid. Y al decir actitud chulesca me refiero al continuo enfrentamiento con el Gobierno de España para reivindicar su autonomía, apoyar a su partido y, si a mano viene, dar lecciones. Y es que los ciudadanos se lo creen. Hoy veo imágenes de Callao atestadas de ciudadanos. No es difícil saber por qué: mientras los horteras españoles tenemos que confinarnos para combatir el virus, en Madrid, el virus cede simplemente multiplicando los test, sin más. Dudo mucho que en la cabeza de la Diaz haya algo más que ambición política. Probablemente se cree un colaborador valioso de Casado y de la facción que defiende la unidad de España frente a los radicales que quieren acabar con ella. Pero la realidad es que está lanzando a sus administrados a un desenlace fatal, en el caso de que lo que han sufrido hasta ahora, no lo sea.

No me puedo creer que, en Madrid -especialmente castigada por el virus desde el principio- las cosa empiecen a funcionar cuando está soslayando las únicas medidas que hasta ahora ha demostrado su eficacia. No sería la primera vez que Madrid hace trampas. Lo de diferir los resultados al pasado -mediante artimañas demagógicas- para evitar que el presente sea catastrófico, ya es una práctica que Madrid ha utilizado Y que probablemente el Gobierno no denuncia porque hace lo mismo). Como comenté en otro blog es más fácil y más rentable manipular los datos que los resultados. Y es más rentable porque todo político puede zafarse de la manipulación de los datos y nunca podrían evadir la manipulación de los resultados (en un estado sensato). Su consejero de Justicia, con un amplio historial de trapacerías y su “consejero” de comunicación  M. Ángel, artífice de aquel “¡váyase Sr. González!” no avalan precisamente que las mentiras no existan. Pero lo peor no es las mentira, lo peor es que los ciudadanos se las creen y actúan en consecuencia.

Hasta ahora los presidentes de la comunidad de Madrid solían ser corruptos. Ahora parece que, además, son asesinos. Las consecuencias de la política de Diaz serán catastróficas, probablemente tanto como las de su ídolo, Trump. En Enero Madrid estará devastado y Diaz tendrá que dimitir (o, no), pero nadie le exigirá responsabilidad por los miles de muertos que ha cosechado en las residencias de ancianos, en los sanitarios y en la ciudadanía. Bien es verdad que la sanidad que ha heredado es una mierda, privatizada y recortada, pero se la transmitió una amiga del alma: Aguirre, y es de buena gente no morder la mano que te da de comer. Aunque te cueste 15.000 muertos. ¡Más se perdió en la guerra!

El desgarrado. Noviembre 2020.