» 28-11-2020

La 14-64 Legislatura. La esquizofrenia política. Marhuenda.

En la época de la antisiquiatría (Laing, Cooper, Bassaglia) se estableció la teoría de que el doble vínculo (la ironía al fin) era una de las causas de la esquizofrenia. Hoy no diríamos tanto (nos hemos vuelto más materialistas) pero es evidente que la ironía dirigida a determinadas mentes puede ser demoledora. Pero no tengo en mente la antisiquiatría cuando inicio este texto. Tengo en mente a Marhuenda, ese político de la (ultra)derecha disfrazado de periodista. El mentado es un estafador verbal. Su retórica es -en cuanto tal… es decir manipuladora, sectaria y dirigida- envidiable (para los que envidien la retórica). Pero no solo es eso. Es un infiltrado político en una ámbito periodístico. Pero la introducción no es inocente. Marhuenda utiliza la ironía como arma. Lo que no puede decir de forma directa lo dice con la ironía. No hace falta que os diga lo insólito que supone que un periodista (servidor de la verdad) se entregue a la ironía y a la retórica, es decir, a la literatura y a la política. ¡Con estos periodistas, para qué queremos políticos!

 

Marhuenda sabe de todo: ha sido político, es catalán, profesor y periodista (director de “La razón”). Por supuesto analista político, tertuliano asiduo y erudito en derecho y política. Escritor y publicista de sí mismo, le gusta utilizar la modestia retórica (¡como yo no se nada!) para subrayar su enorme valía. Por supuesto es moderno aunque solo de tobillos para abajo. Su modernidad reside en los calcetines y las playeras que le gusta usar junto al disfraz de cuáquero. Su presencia (en representación de la dirección de la cadena) es omnipresente en la Sexta noche y en liarla Pardo, lo que no impide su aparición en telediarios y otros informativos. Bien podríamos decir que respecto a la Sexta es el perejil de todas las salsas. Su capacidad de trabajo debe ser enorme a no ser que se pueda dirigir un diario en los ratos libres. En cuanto a su ideología, con la cita del periódico que dirige está todo dicho.

 

La ironía -dicho mal y pronto- es decir lo contrario de lo que se quiere significar. Para evitar ser mal entendido requiere utilizar un tono (o un contexto) preciso que advierta de que lo dicho no es lo que se quiere decir. No todo el mundo es capaz de captar la ironía y entre los más famosos de sus ineptos está Sheldon Cooper. Permite decir una cosa, expresamente, y la contraria, tácitamente, lo que propicia la ambigüedad y por supuesto la esquizofrenia, a la que encubre. El autismo es una de las enfermedades a las que le está vedada su comprensión. La ironía es una perversión del lenguaje por lo que debería estar prohibida a las profesiones cuyo manejo de la verdad es exigible, como los periodistas, los políticos, los profesores, los jueces, los curas, etc.

 

El ironismo fue una corriente filosófica que impulsó Rorty. Básicamente se refería a la ironía con uno mismo, a evitar ese sesgo tan humano de tomarnos con excesiva importancia. Nada que ver con lo que hace nuestro personaje. Ël utiliza la ironía para darse más importancia y para desarmar a los oponentes. La ironía es un doble vínculo. Por un lado se juega en la liga de la verdad y por otro se juega en la liga de la metáfora o del cinismo. Eso permite a las sabandijas tener siempre una escapada segura. Si se enfrentan con la verdad estabas en la ironía y si se enfrentan con la ironía, estabas con la verdad. No tengo nada contra el director Marhuenda pero me asombra su dialéctica, su uso de la ironía, su parche de humor, su modernidad adherente, su chulería humilde. Me parece un impostor, pero lo peor es, que entre sus estúpidos correligionarios de la política se puede convertir en un ejemplo a seguir. Hasta ahora la zafiedad de los políticos no provoca emplearse a fondo para descubrir su juego. Si el ejemplo cunde, eso se puede acabar. Afortunadamente es demasiado sutil como para tener seguidores en el basurero de la política.

 

No os fiéis de su cara de Dawn y sus maneras comedidas. No da puntada sin hilo. Es un enemigo poderoso. Su disfraz es el de inofensivo. Esos son los peores. Si te lo encuentras, cambia de acera. Por lo demás ¡te quiero Marhuenda! No pretendo ofenderte sino halagarte. No es fácil encontrar en la política un espécimen interesante.

 

El desgarrado. Noviembre 2020




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