Los agoreros empiezan a decir que este año ha empezado como si fuera a ser peor que el otro. Parecía imposible porque la pandemia había ocupado prácticamente todo el año 2020, pero el inicio de este, dada la ralentización de las vacunas que no previó la TIA, el golpe de estado de Mortadelo y la tormenta Filemón, hacen prever que este año año será un año de cómic. Y no solo por lo cómico que resulta que la ciencia consiga una vacuna en tiempo récord y los políticos no sepan organizar su distribución (como si fuera más difícil transportarla que crearla), que Mortadelo organice un golpe de Estado en la que fue la primera democracia del mundo y hoy ocupa el puesto número 25, con una constitución que solo ha sido parcheada (a veces a tiros) en dos siglos, y que él, en su locura, ha creído que podía convertir en dictadura, pero que los propios USAnos creen que es modelo para el mundo (como nuestra sanidad) y que, al final pero no por último, estemos inmersos en una tormenta de nieve y frío que parece reírse del cambio climático… sino por que es mejor reír que llorar.

Tengo la impresión (absolutamente infundada) de que estamos ante un año de risa(s). Políticamente estamos en un Gobierno de coalición lo que ya es jocoso. Es difícil que Mortadelo y Filemón lo hagan más gracioso que Pedro Picapiedra y Pablo Mármol. Difícil será también que el atlético Biden no se parta la crisma varias veces antes de acabar la legislatura al estilo de nuestro emérito que también le cogió el gusto a lo de estamparse contra el suelo.  Casado no cejará en su gracieta de insistir en su anticonstitucionalidad impidiendo la renovación del poder judicial y otras cinco cúpulas que ahora le favorecen a su facción y que en el caso de su legal y constitucional renovación dejarían de hacerlo. En su afán de pasar a la historia como golpista -al estilo del Mortadelo USA- seguirá azuzando a sus huestes para que se opongan a una ley de educación democráticamente elegida, tachando de terroristas a diputados legalmente elegidos y contrastados, o llamando radical, bolivariano y terrorista al vicepresidente del gobierno y a su grupo político. Aunque lo más gracioso del PP es que sean políticos por la gracia de Dios (como los reyes absolutos) en la gloriosa tradición nacional-catolicista del franquismo aliado con la Iglesia para asesinar a miles de españoles y amparando su generalizada pedofilia.

La economía también nos hará reír. Siempre nos dicen que si la economía va mal las cosas van mal. No es cierto. La cosas van mal cuando le interesa al dinero (el capital), cuando cierra el grifo del crédito. Las crisis son momentos de reajustes (recortes). Se producen de forma natural (cíclica) pero se aprovechan de forma subrepticia. Nuestra economía depende fundamentalmente del crédito. Nuestra riqueza es virtual. Solo la cuarta parte depende de la producción, el resto es crédito. Es una economía financiera. Cuando los acreedores piensan (por causas naturales, pero siempre cada diez años) que no van a cobrar, cierran el grifo, y recortan los salarios y el estado del bienestar. Una vez conseguido el recorte, continúan como si nada hubiera pasado. El 70% de la economía es el consumo interior o sea que las crisis generan crisis (reducen el consumo): las crisis se retroalimentan. Pero para que sean efectivas para el capital las crisis tienen que durar lo que duran los recortes. Estamos en una situación inédita: la crisis va a durar más que los recortes y eso reduce las ganancias del capital por los intereses de la deuda. Solución: saldremos de la crisis económica antes que de la crisis pandémica. Y ahí es donde nos tendremos que reír: cuando los financieros se queden con el culo al aire. Ya han apuntado la recuperación cuando subió la bolsa un 12% por el anuncio de la vacuna. Ante las dificultades de la vacunación la bolsa debería haber bajado pero hace tiempo que no gana dinero… adivinad.

El empleo es algo que hace tiempo que está descontado. Nuestro horizonte es la robótica. Todo lo que parezca desaparición “natural” de empleo es bienvenido. Y ahí estamos, llorando como plañideras lo que es una gran noticia para el capital. La pandemia es un chivo expiatorio. Si no hubiera venido habría que haberla inventado. Hace años eran las guerras las que arreglaban la economía, ahora son las pandemias. Y con una efectividad que para sí invocarían las guerras. En USA han triplicado las muertes del Vietnam. En el mundo alcanzamos los dos millones y medio de muertos. Lo mismo podemos decir de las pensiones. La pandemia se ceba con los mayores (10.000 en Madrid. Probablemente 50.000 en España). Los de la teoría de la conspiración deberían fijarse en estos datos y no en las patrañas de autismo de las vacunas. ¿Qué tiene de gracioso? Lo gracioso es que a los empresarios y al Gobierno se les ve el culo y eso -si no más- es tremendamente gracioso. Carnavalesco.

Me canso de reírme, lo dejo, pero había más cosas de las que reírse y para reír.  Debemos prepararnos. Podemos en caso de necesidad mirar las tertulias en las que los políticos aliados con los partidos políticos (como Marhuenda, al que oigo hablar mientras escribo, del gobierno comunista-socialista, como si eso fuera una descalificación y no lo fuera la dictadura-absolutista-liberal-anticonstitucional) escupen las consignas del Gobierno o de la oposición. ¡País!

El desgarrado. Enero 2021.