» 24-01-2021 |
Diaz practica aquello de que no hace falta que hablen bien de ti. Solo hace falta que hablen. En esa senda, no perdona ni un solo día en que salir en los medios con alguna de sus ocurrencias, solícitamente soplada por Rodriguez, ese sicópata tan conocido por sus excesos verbales como por sus excesos tráfico-alcohólicos. La que tiene liada en el Zendal -Isabel- es de órdago: no solo ha inventado un hospital sin sanitarios sino que, erre que erre, ha practicado desde los traslados forzosos al chantaje, para conseguir “quitar” sanitarios suficientemente ocupados en sus respectivos hospitales, para su flamante obra maestra. La multiplicación de los panes y los peces tiene su versión PP-moderna en la multiplicación de los sanitarios por el mero hecho de pegar un pelotazo urbanístico con la construcción de un nuevo hospital innecesario, sobradamente excedido de presupuesto, con el personal cabreado, sin intimidad, difícil de reciclar, sin quirófanos y en el que por lo visto se como bazofia. Evidentemente no añade ninguna diferencia que lo haga claramente superior a los existentes… excepto su bisoñez (léase frescura). Claro que todo esto no es sino una campaña hostil -dice- a nuestra edil de la España dentro de España que vuelve a salir en las revistas del glamour posando como una estrella, o cuando menos estrellada, con más 12.265 muertos y 483.000 infectados (24/01/21).
Pues bien Martínez desde la alcaldía de Madrid se ha sentido celoso y ha multiplicado su presencia en los medios. Al principio de la pandemia, Martínez se distinguió por su talante tolerante (valga la redundancia… o el ripio). Pero eso lo sabía arreglar Casado, y lo nombró portavoz con lo que paradójicamente le tapó la boca (le abrió la bocaza). A partir de entonces larga como una cotorra. Ayer decía (yo) en “La reseca del coranavirus 40” que pronto alguien saldría en defensa de la vacunación prioritaria de los políticos. Pues bien: ¡ya ha aparecido! Es Martínez, que hoy dice en los medios lo importante que es, que no perdamos la dirección de la pandemia, dirección que ha criminalizado desde que es portavoz. Aplicando su lógica, Martínez, cuantos menos políticos, mejor para el control de la pandemia. Lo que no puede ser es sopas y sorber. Probablemente usted no se refería a todos los políticos sino (como corresponde a un partido clasista) solo a los de su partido. ¿Cuando la contradicción ha sido óbice para un político populista?
Pero con una al día no basta cuando estás en competición. El Ayuntamiento de Madrid ha decidido quitar un mural que representa a mujeres feministas relevantes (a propuesta de VOX, evidentemente). Naturalmente -como siempre- no pueden alegar las verdaderas razones que les impulsan, y entonces se recurre a eufemismos como que “algunas de esas mujeres no son ejemplares para la juventud”, “Sería más lógico que fuera un mural sobre deportistas paralímpicos (ya que esta en la valla de una instalación deportiva)”, o -y esta es mi favorita- “Tan democrático es ponerlo como quitarlo”. Todo ello trufado con ataques desproporcionados e inoportunos al Gobierno. Ejemplaridad, topología, política. Respecto a la ejemplaridad le diría que no salirse del turno de vacunación, no convertir la pandemia en una oportunidad política, no mentir continuamente, no robar, me parecen mejores opciones de ejemplaridad. Si apuesta por la topología (la lógica del lugar) le diría que la paridad hombres y mujeres en las listas y en los cargos (es decir: el feminismo topológico) es un buen ejemplo. Y si hemos de hablar de política le diré que la democracia es la soberanía del pueblo y no la simetría operativa de las opciones. Un mural feminista representa a más del cincuenta por ciento de los ciudadanos.
Aunque sea ocioso le diré que la simetría de las acciones puede conducir a la pena de muerte, que aunque sé que admira, está desechada por todos los gobiernos (cómo lo diría)… normales. Incluso le diría que la restauración de la cadena perpetua (bajo el eufemístico nombre de prisión permanente revisable) me parece una medida político-electoral y no una medida democrática. El PP es un partido fundamentalista que ha introducido (de extranjis) la religión en la política: la exención del IBI de la Iglesia Católica, la subvención desproporcionada (incluida la casilla de la renta), la exclusión de las mujeres de la liturgia, la licencia de inmatriculación indiscriminada de inmuebles por la cara, la no persecución de los delitos de pederastia, la educación concertada con regalías, la defensa férrea del aborto, de la eutanasia, del matrimonio homosexual y de todas las altersexualidades en general, la laxitud en reprimir las homilías abiertamente políticas, religiosas, y sectarias, etc. ¿Qué diferencia hay entre el gobierno del PP y el de un estado islámico? Y agradecemos que el velo no sea obligatorio aunque “la provocación de género” todavía protege a las manadas. Porque la misoginia es evidente y este mural lo desvela de forma clara.
El desgarrado. Enero 2021.