La descomposición de la política sigue el curso que los políticos han querido imprimirle. Entiendo por política la gestión de lo común realizada por unos ciudadanos arrebatados por un ideal de servicio público. No quiero decir que no tengan que recibir un sueldo digno (aunque no entiendo que ese sueldo sea disuasorio del robo), incluso que su dedicación sea profesional de por vida (aunque no entiendo que defiendan su puesto como si fueran sindicalistas), incluso entiendo que se les admita que sean juez y parte en su propia regulación, dado que son el legislativo y el ejecutivo de la nación (pero no entiendo que traten de corromper la división de poderes para poder hacer absolutamente lo que les da la gana), ni que evadan su responsabilidad por todos los medios, y ya más allá entiendo que sus estrategias pasen por delante de sus ideologías (aunque no entiendo que la estrategia o el utilitarismo sea, en sí, su ideología). No entiendo ni su prepotencia, ni su estulticia, ni su desprecio por la verdad, ni su corrupción. Llamarme carca pero creo que ninguna profesión está autorizada a que todo eso ocurra. Todo eso y algo más: el contubernio con los poderes fácticos (energéticas, bancos, financieras), las corruptelas, el despilfarro con fines electorales, etc.

Se nos informa (como si no lo supiéramos) que el rescate de los bancos (poco sospechosos de ser de izquierdas) costó casi 50.000 millones de euros. También se informa que el PP a través de su ministro de economía (Guindos) nos juró que no nos costaría nada porque era un préstamo ventajoso y no un rescate. Si le añadimos las pérdidas de la Sareb (el banco malo en el que se acumularon los activos tóxicos que acumulaban esos bancos) y otras lindezas, la cuanta ascenderá a 100.000 millones. Los analistas concluyen que no se podía hacer otra cosa si se quería defender los depósitos bancarios de los ciudadanos… lo que supone una falta de control por parte de los políticos asombrosa. Pero la pregunta es ¿Nadie es responsable de este desfalco? ¿Nadie va a responder de 100.000 millones €? y la pregunta del millón ¿Robar en España es gratis? Estamos inmersos en una crisis energética que estamos pagando los ciudadanos. La consecuencia (y la excusa) de ese desaguisado fueron los recortes en materia social (pensiones, salarios, dependencia, educación…).

El PP a través de Rajoy (lo recordaréis, aquel que dijo el Prestige solo soltaba unos hilillos de petróleo sin importancia) desmanteló el proyecto de energías alternativas que había orquestado el PSOE a través de Rodriguez Zapatero. El PP apostaba por la globalización (comprar donde es más barato, incluso con un coste ecológico de transporte que solo se medía en cuenta de beneficios) lo que de nuevo nos ha pasado factura a la hora de comprar material sanitario contra la pandemia (comisionistas aparte). Pero llegó más lejos. Se vendió a los poderes fácticos energéticos permitiéndoles un abuso de posición de cuasi monopolio (o por lo menos de colusión) que solo podían acabar pagando los ciudadanos… como así ha sido. Por supuesto, subió los impuestos en contra de su promesa electoral y gestionó con el culo el intento de secesión catalán, judicializándolo y enconándolo.

Ahora estamos pagando las consecuencias de aquellas geniales políticas de la derecha. Pero la cosa venía de antes. Aznar nos metió en una guerra injustificada (no había armas de destrucción masiva por parte de Irak) con el resultado de 18 muertos. Gestionó la tragedia del avión que repatriaba a los militares españoles con el resultado que conocemos y realizó un plan de infraestruscturas para Madrid (las autopistas radiales) que quebraron… dejando al Estado como responsable del pago. Y quebraron porque no se realizó correctamente el preceptivo estudio de viabilidad. La alcaldesa de Madrid (causalmente su esposa) vendió a fondos buitres más de 1.000 viviendas de protección social como si en España sobraran las viviendas sociales. Rajoy apostó por el AVE (17.000 millones €) en vez de mejorar la red de mercancías ferroviarias. Ahora los autónomos transportistas y los carburantes ponen al borde del desastre su gestión y el transporte en general (para regocijo de los ultras). Toda esta mierda la hizo el PP defendiendo a sus amigos empresarios, poderes fácticos, prevaricando y corrompiéndose.

Pues bien, ese PP de las maravillas, alza el grito al cielo -a través de su nuevo líder Nuñez Feijóo- porque el gobierno se está forrando con la subida del precio de la gasolina, porque espía a los catalanistas (a los que su partido encarceló), porque trata de  resolver el problema de la inmigración desde Marruecos (si bien, chapuceramente), porque Argelia nos bloquea, porque Europa nos salva del bloqueo de Argelia, y por supuesto, porque la coalición se pelea (como si ellos no hubieran echado a su presidente recientemente), porque son unos inútiles (sin ofender… porque él no insulta), porque la prima de riesgo está disparada (mentira), y porque los afiliados a la SS no llegan a 20 millones (mentira), o porque nos engaña con el cómputo de los parados (aplicando los mismos parámetros que ellos aplicaron en su día). Por supuesto que el gobierno haya conseguido de Europa la excepción energética ibérica, o que Argelia se la envaine, que el paro disminuya después de la subida del salario mínimo o la reforma laboral, no merece ningún comentario. Y no sigo porque no tengo memoria para tantas estupideces.

La actuación de Núñez es mezquina. Dice que no insulta pero descalifica. Es una nueva manera de hacer oposición más allá de la crispación y del insulto. Para este político el gobierno lo hace todo mal y lo que hace bien (evidentemente bien) no existe. Rajoy acuñó aquello de ustedes lo hacen mal incluso cuando aciertan. Núñez es digno continuador de aquella escuela. Núñez es el increíble hombre menguante. Mete la pata en todo lo que dice. Me temo que incluso en su partido empiezan a pensar (aunque no lo dirán) que para este viaje no hacían falta alforjas (Sánchez dixit). En política todo dirigente es siempre sustituido por otro peor. Feijóo está poniendo el listón muy alto. Tiene la suerte de que el PP no se puede permitir despedir a otro presidente. Diaz se afila las garras.

El desgarrado. Junio 2022.