» 27-04-2024

La 15-4 legislatura. ¿Se va el caimán?

Sánchez necesita tiempo para reflexionar. No sabe si merece la pena -o no-  seguir siendo presidente del gobierno. Teniendo en cuenta que ningún político en su sano juicio abandonaría su poltrona y su sopa boba, hemos de colegir que no está en su sano juicio. ¿Por qué? Dice que porque la crispación a que le somete la oposición a traspasado todas las líneas rojas al atacar burdamente a su esposa, a la que quiere profundamente. Todos sabemos que cualquier político vendería a su madre por lograr la poltrona por lo que el argumento no parece válido. Además la resistencia de Sánchez ha sido largamente probada, lo que le hace el peor candidato que recordemos a dimitir… que todos los políticos  piensan que es un verbo ruso de significado ignoto. También es difícil de creer que un hombre de partido, para el que las lealtades son principales, dejara a su partido empantanado. Por lo tanto es una estrategia y como tal voy analizarla.

 

La legislatura  está acabada pues la negociación con los socios de gobierno ha sido tan zafia que no se ha conseguido que ninguno de ellos se comprometiera a apoyo continuado alguno. Librar una batalla por cada ley es agotador y -muchas veces- inútil. Todos los socios compiten en ver quien es más listo y obtiene mayores ventajas de una coalición de gobierno singularmente debilitada. La aprobación de los presupuestos ha sido imposible. Por otra parte la derecha -descaradamente ultraderecha- en su desesperación (la economía va bien, el empleo va bien, el turismo va bien, nuestra imagen exterior es la mejor que hemos tenido nunca, la corrupción es igualitaria…) ha enfangado tanto el terreno que se hace imposible jugar. Ya no hay límites para la mentira, el postureo, la desfachatez y la estulticia. La política está tan deteriorada que solo le quedaba recurrir al insulto directo (¡hijo de puta!) -como hizo la frutera-, la calumnia, y la ingeniería de la infamia… y eso han hecho. Lo que hace que la posibilidad de defensa sea mínima como se ha demostrado en los casos de políticos acusados en los tribunales que han resultado inocentes (Oltra). De aquello de que no solo hay que ser honrado sino que también hay que parecerlo se ha hecho maniobra política común y el juicio mediático antecede y sustituye al juicio de los tribunales. Nadie está seguro y la máquina del terror funciona como disuasoria. El derecho al honor se ha extinguido y cuando el ventilador de la mierda te apunta todo puede ocurrir. Ya no basta con venir llorado de casa; es necesario venir blindado, armado hasta los dientes, a la batalla.

 

Sánchez no solo tiene que temer a la (ultra)derecha, a los independentistas, a sus socios de gobierno por la derecha y por la izquierda, sino que tiene que lidiar con su propio partido. Los Garcia (Page) y los González o los Guerra han decidido hacerle la vida imposible y a fe que lo consiguen. Un partido unido frente a la oposición nominal significaría mucho y nunca lo ha tenido. Su intuición política (y su arrojo) le ha salvado hasta ahora, pero lejos de calmarse la insidia, arrecia. Si la reflexión de Sánchez va dirigida a saber cual es su puesto, yo se lo puedo adelantar: ninguno, ni para propios ni para extraños. Es el político perfecto y eso no se le perdona a nadie y menos en el mundo de las chanchulleiras. Su prestigio en el exterior (como se ha demostrado en la respuesta periodística a su carta) ha sido enormemente positivo cuando no admirativo. En el país de la envidia no se puede destacar como él lo ha hecho. Era un suicidio y ahí está. Sin presente y sin futuro la única solución es irse y, aunque signifique irse de la política, las puertas giratorias suavizan mucho el tránsito.

 

Y -como todas sus decisiones políticas- ésta es efectiva. Mientras los ultras se enfangan más y más -en su impotencia en llegar al poder- ante esta maniobra que apela al corazón del pueblo, a los correligionarios no les queda otra que santificarlo y cerrar filas. Será difícil que oigamos a los González y a los Guerra, pero García cerrará filas como hombre de partido que es. La izquierda también cerrará filas. Pero lo genial es que ha trascendido el gueto informativo que rodea a la política y ha puesto la cuestión en el tejado del pueblo, ese pueblo tan sensible a la injusticia y a los abusones. El debate está en la calle y eso quiere decir votos, apoyos, simpatías. Se ha postulado como “la” víctima y eso cala… entre el populacho. Si de él depende, es decir si no tiene que negociarlo con sus pretendidos apoyos, convocaría elecciones en cuanto su popularidad subiera (que subirá) con el peligro de que faltan unas cuantas semanas para poder convocarlas y ese lapso puede enfriar los ánimos. Pero por otra parte será la oposición la que se encargue de mantener su posición de víctima, enfangando su nombre más que nunca, pues vuelven estar a la defensiva cuando les parecía que estaban ganando el partido. El toque de amor ha resultado imbatible. No solo es un gran político sino también nuestra Lady De, la princesa del pueblo. 

 

El gesto es también un reto a sus pares. ¿Qué ocurriría con la amnistía en caso de dimisión? que desaparecería y Puigdemon sería un President en el exilio teniendo que bregar con la responsabilidad de no haber podido culminarla. ¿Qué ocurrirá con Sumar? Aunque ya no tiene que preocuparse por Podemos (que está en la rampa de lanzamiento) su formación podría tanto reforzarse (por el aluvión de votos de la izquierda desencantad) como desaparecer sepultada por el voto útil de ¡salvad al soldado Sánchez! Evidentemente la cabeza de Núñez nunca ha estado tan en peligro pues un nuevo éxito de Sánchez lo eliminaría definitivamente, pero -por otra parte- su fracaso abriría el melón sucesorio lo que siendo un presidente débil, lo pondría en manos de la frutera o de cualquier otro advenedizo. El estigma de abusones y maleantes (presidenticidas) perseguiría a la (ultra)derecha por los restos. Dicen que cuando Sánchez dimitió por el “no es no” a Rajoy, tuvo innumerables ofertas de la empresa privada, en el intento de la derecha de deshacerse definitivamente del peor contrincante que nunca han tenido. Debemos pensar que la patronal se alegrará de su dimisión aunque nunca volverás una etapa de vacas gordas tan buena como esta… y sin ministros de economía estrellas (están todos en la cárcel).

 

En estos momentos las empresas de encuestas deben estar trabajando más que en elecciones (y más que trabajarán si se convocan elecciones, pues la campaña durará seis semanas) ya que el reflejo de la carta en las urnas puede ser considerable. La cuestión de confianza no resolvería nada pues la tónica de los apoyos tornaría instantáneamente a los apoyos interesados. Solo podría servir como bisagra entre la dimisión y la convocatoria de elecciones. La apuesta es fuerte y las consecuencias imprevisibles. La pelota está en el tejado del electorado y ese es el dato más significativo. Solo le faltaría a la (ultra)derecha que Sánchez arrasara. ¡Eso sí sería hacer limpieza!

 

El desgarrado. Abril 2024.




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