» 25-07-2024

La 15-5 Legislatura. El cubo de Kubrik. Renovar el mercado de ofertas electorales.

García Page -el único patriota que conserva el “García” en un país que nadie quiere llamarse: Diaz, Núñez, Martínez, González, etc.- con clamorosas disidencias como Begoña Gómez y Felipe González, hace sus tradicionales declaraciones contra las decisiones de su partido por alejarse de la ortodoxia centrista. Es cierto que los medios de comunicación (¿por qué no de intoxicación, de manipulación o de rentabilización?) se han convertido en fabricantes de noticias y solo preguntan lo que puede originar escándalo o se autocitan como si lo que dice un periodista fuera la noticia. ¡Claro que también piensan que lo que escriben es literatura! Pero también es cierto que -en un mundo político en el que se manejan sondeos on line y se sabe a la perfección el resultado que tienen las declaraciones a los medios- cuando un político disiente con su partido es porque eso favorece a su mullida poltrona que acoge su glorioso culo.  El oportunismo -esa práctica que ahora hace que el Supremo repare en que los independentistas eran golpistas, en contra de lo que afirmó la sentencia- ya no es cuestión de políticos sino también de jueces, de esos jueces que no tuvieron reparo en prolongar anticonstitucionalmente su mandato para poder seguir cobrando y manipulando- ha conducido a García a rebautizar el cubo de Rubik como cubo de Kubrik, es de suponer, para añadir tensión dramática a su discurso. Eso, sí. Ha defendido a Gómez… quizás por solidaridad onomástica o quizás por que en ese caso las encuestas le decían que era inocuo.

 

Biden ha reseteado la campaña americana dimitiendo y anteponiendo sus intereses personales a los de la nación. Biden estaba amortizado. Su apoyo a los judíos de Israel y su decrepitud lo habían alejado de los jóvenes y le pronosticaban un sonoro fracaso ante el gran payaso. Porque la ley de la novedad exige que se produzcan mentiras nuevas para interesar al electorado y Harris trae un saco de ellas bajo el brazo: negra, mujer, alegre, comprometida (con el aborto, con la inmigración, con el progresismo), mientras las jaimitadas de Trump tampoco se renuevan (corrupción, sexismo, xenofobia, ). Biden había dado con el filón de: ¡qué viene el lobo! pero el reciente y oportuno atentado (orejicidio), contra el payaso, se lo había desbaratado. El cuento de la víctima del terrorismo que tan bien le fue a Aznar en su primera legislatura, también funciona con Trump. El mercado de ofertas electorales es así: requiere renovarse para interesar a un electorado desencantado, hastiado, decepcionado. Aquí, como no empiecen a navajazos los unos con los otros, la cosa no tiene arreglo. 

 

La estrategia de la novedad le ha servido a la ultraderecha para animar el panorama electoral en los últimos años. Defender como minorías a los cazadores, los taurinos y los cornudos (por citar a tres colectivos de astados) fue una innovación, pero tampoco hay tantas minorías como para eternizar la propuesta. Sobre todo cuando los inmigrantes, los altersexuales, los curas pedófilos, no son candidatos. Cuando los votos crecen las minorías se vuelven irrelevantes. Parece más goloso lo de las mayorías maltratadas: mujeres, trabajadores, jóvenes, jubilados. Pero ahí no cabe la novedad: todas las mentiras han sido dichas. La política o es un espectáculo o no es nada (la noche electoral es como Eurovisión pero en plan cutre… si ello es posible) y los políticos no tienen imaginación (excepto la reina de las ocurrencias, la frutera, la Diaz, que bien podría llamarse Isabelita la fantástica. El tradicional esfuerzo de los periodistas por hacer de las declaraciones de los políticos espectáculo, ha decaído mucho desde que los políticos han mejorado sus técnicas de apretar el paso, contestar otra cosa, hacer una gracia, …y tú más, fingir una llamada, o despistar como si los periodistas fueran indectectables con sus micros, su cámaras, su sonidista y sus rótulos, etc.

 

Pero el panorama no es tan desolador porque los jueces han entrado en el espectáculo con fuerza. Algunos jueces han dejado de ser serios para adentrarse en la farándula. Mientras cuatro millones de juicios no se celebran por su ocurrencia de bloquear la renovación de los cargos (simplemente dimitiendo) de los altos tribunales, ellos invierten su valioso tiempo en hacer autos de 90 páginas añadiendo auténticas “novedades” a la sentencia contra el independentismo, la ley de amnistía, o abriendo causa por informaciones periodísticas no contrastadas. Ellos que tan duramente juzgan los juicios paralelos, dan ahora la oportunidad de que sean los medios los que escojan las causas. Y largan. Cada día, a todas horas. Son los jueces 24/7. Los nuevos animadores del espectáculo político. Antes se conformaban con que les dejaran hacer su trabajo. Ya no. Primero fueron los jueces estrella y ahora los monologuistas. Cuando el fiscal Gómez (Liaño) fue indultado por Aznar no recuerdo que nadie hiciera el menor comentario sobre la arbitrariedad del indulto. Tampoco lo recuerdo cuando aquella inefable amnistía fiscal de Montoro que compensó a tantos defraudadores por su delito… en la más absoluta opacidad. 

 

El desgarrado. Julio 2024




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