» 18-03-2024 |
Todos los mamíferos son sociales, por lo menos en el momento del sexo y en el de la crianza de la prole. Muchos, de por vida. Los menos sociables de los antropoides (grandes monos) son los orangutanes y aún así, varias hembras con sus crías comparten territorio con un macho, que lo defiende y las defiende… aunque solo se encuentren para el sexo. Gorilas, chimpancés, bonobos y humanos son intensamente sociales con distintos modelos de sociedad y de familia. El principio de supervivencia principal es el egoísmo que empuja a: preservar la propia integridad (estructura) frente al medio y establecer un territorio en el espacio: comer y no ser comido, habitar; y en el tiempo: procrear. La vida en sociedad suscita innumerables roces (conflictos) en el reparto de la comida, en el establecimiento del territorio y en el acceso al sexo, para el que el grupo (nueva entidad relacional, superior al individuo) debe encontrar medios de resolución de conflictos. Estos son la evitación (antes de que se produzcan): la huída; y la resolución (una vez planteados): la lucha o la conciliación. La supervivencia es un principio evolutivo básico (lucha y huída) bien establecido. La resolución de conflictos requiere de la inhibición del primero, mediante nuevas pautas evolutivas o mediante el aprendizaje (y el raciocinio en el caso de los humanos). En la entrega anterior hemos visto pautas de inhibición de la violencia (la lucha) mayormente evolutivas. Ahora veremos las pautas de inhibición e incluso de impulso aprendidas. Aunque está división no pueda ser establecida con rotundidad. Veamos como ocurre.
Ayuda mutua: sociedad es sinónimo de ayuda mutua. ¿Por qué? 1. Porque están genéticamente emparentados y al ayudarse ayudan a sus genes. 2. “Hoy por ti, mañana por mi”. Beneficio mutuo. No se suscita por la evolución, que beneficia rasgos en lapsos enormes de tiempo, sino por motivaciones (preferencias deseos e intenciones) actuales. Una vez que se instaura una tendencia nada impide que se reoriente a otros objetivos. La recompensa podría ser un aliciente, pero no una motivación. De los grandes y pequeños benefactores de las sociedades primitivas pasamos a la moral religiosa que hace de la compasión un fin en sí mismo.
Empatía. “La empatía es la capacidad de afectarse por el estado de otro individuo o criatura. Esto puede consistir en un simple movimiento corporal, como cuando imitamos el comportamiento de otros” (De Waal 2005, 181). Los comportamientos se contagian. Empatizamos con quien se nos parece. La imitación corporal es corriente en los animales impulsada por las neuronas espejo." Puesto que la invitación y la empatía no requieren lenguaje ni conciencia, no debería sorprendernos descubrir formas simples de relacionarse con nosotros en toda clase de animales, incluyendo la demonizada rata” (De Waal 2005, 183). En todos estos estudios, la probable explicación no es la preocupación por el bienestar del prójimo, sino el sufrimiento causado por el sufrimiento. “Esta respuesta tiene un enorme valor de supervivencia. Si otros dan muestras de miedo y sufrimiento, puede que haya buenas razones para que uno también deba preocuparse” (De Waal 2005, 184). De ahí el contagio del pánico. Las emociones tienden a despertar emociones correspondientes, desde la risa al llanto.
Siempre hemos buscado en nuestra especie rasgos distintivos que la separen del resto de los animales. Hoy ese rasgo es la empatía. Se trata de la teoría de la mente, la capacidad de reconocer los estados mentales de los otros. Adoptar una perspectiva ajena, revoluciona la manera en que las mentes se relacionan entre sí. Reconocer las intenciones ajenas. Los chimpancés saben, que saben los otros. Algunos problemas de la vida real se resuelven poniéndose en el lugar del otro, saber lo que quiere o lo que necesita. Los antropoides son capaces de hacerlo. La diferencia entre antropoides y el resto de los primates quizás resida en la autoconciencia, reconocer el propio reflejo en un espejo. Los chimpancés aprovechan para observar las zonas de su cuerpo que quedan fuera del alcance de su vista. Incluso para embellecerse. Porque la conciencia de lo que somos afecta a nuestra manera de tratar a los demás. La empatía requiere conciencia de uno mismo (Gallup). "La empatía está ampliamente extendida entre los animales. Va desde la imitación corporal (bostezar cuando bostezan) hasta el contagio emocional en resonancia con el miedo o la alegría de otros. En el nivel más elevado, encontramos la compasión y la ayuda orientada” (De Waal 2005, 191).
Emociones. No somos habitantes despiadados de un universo autista. "La clave es la dependencia mutua. Las sociedades humanas son sistemas de apoyo en los cuales la debilidad no tiene porque significar la muerte” (De Waal 2005, 192). Somos vulnerables y durante gran parte de nuestra vida: la infancia y la vejez, nos encontramos en las manos cuidadoras de otros. Somos cuerpo además de alma, pero nuestros cuerpos y emociones solo se reconocen como debilidades. “Sin emociones difícilmente sabríamos qué decisiones tomar en la vida, porque las elecciones se basan en preferencias y estas son, en última instancia emocionales… Celebramos la racionalidad, pero cuando los impulsos aprietan le damos poco peso… La moralidad humana está firmemente anclada en las emociones sociales (De Waal 2005, 193). Tenemos fuertes inhibiciones intensamente interpersonales, contrarias a matar miembros de nuestra propia comunidad. Nos oponemos al utilitarismo (el mayor bien para el mayor número de gente) si viola nuestras inhibiciones. "… la gente está mucho más dispuesta a matar a una persona cambiando la dirección del tranvía que enviando alguien deliberadamente a la muerte… Kant no habría apreciado ninguna diferencia… Las decisiones morales activan áreas cerebrales implicadas tanto en las emociones propias como en la evaluación de las emociones ajenas” (De Waal 2005, 195). Para Darwin la ética se derivó de instintos sociales. " La evolución nos ha dotado de impulsos genuinamente cooperativos e inhibiciones contra los actos que podrían perjudicar al grupo del que dependemos” ” (De Waal 2005, 196).
Reciprocidad. El segundo pilar de la moralidad concierne a los recursos. Los estómagos tienen que llenarse regularmente y el resultado es la competencia. “tener o no tener, apropiación, robo, reciprocidad, justicia; todo tiene que ver con el reparto de los recursos… pero la moralidad tiene que ver con Ayudar o (no) Herir… el resto es mera convención… normas culturales” ” (De Waal 2005, 197). “Los recursos críticos relacionados con los dos pilares de la moralidad son el alimento y los apareamientos, Y ambos están sujetos reglas de posesión e intercambio. El alimento es lo más importante para las hembras primates… Y los apareamientos son lo más importantes para los machos… es lógico, pues que las transacciones de sexo por comida entre los antropoides, en los que la cópula lleva a compartir el alimento, sea asimétricas: Los machos van por el sexo, las hembras por la comida” ” (De Waal 2005, 198).
“Puesto que la donación y la recepción ocurre casi al mismo tiempo, estas transacciones son una forma simple de reciprocidad. Pero la reciprocidad genuina es un asunto algo más complicado. A menudo hacemos favores por los que se nos compensa días o meses más tarde, lo que implica que dependemos de la confianza, la memoria, la gratitud y los compromisos adquiridos. Esto está tan implantado nuestra sociedad que nos sorprendería alguien incapaz de captar la idea de reciprocidad ” (De Waal 2005, 198). “Robert Trivers… distingue diferentes tipos de cooperación basándose en lo que cada participante pone y obtiene. Por ejemplo, la cooperación que se compensa de inmediato no se considera altruismo recíproco… el altruismo recíproco, en cambio, tiene un coste que antecede al beneficio, lo cual es más complicado… Los chimpancés alcanzan niveles elevados de reciprocidad. En otras palabras, apoyan a quienes les apoyan” (De Waal 2005, 199).
"Los chimpancés también aplican la reciprocidad en sentido negativo. La venganza es el reverso de la reciprocidad (De Waal 2005, 199). “una manera sencilla de apreciar la reciprocidad es explorar el hecho de que los chimpancés comparten la comida” ” (De Waal 2005, 200). " El compartir solo tiene sentido cuando se trata de un alimento muy apreciado, difícil de obtener y disponible en cantidades demasiado grandes para un solo individuo… los tres primates más dados a compartir de manera pública (esto es, fuera del ámbito familiar) son los humanos, los chimpancés y los monos capuchinos… cazan en grupo y comparten la pieza. Cuando damos óvalos a pedigüeños desconocidos, enviamos dinero a masas hambrientas o votamos medidas en beneficio de los pobres, seguimos impulsos que comenzaron a tomar forma cuando nuestros ancestros se congregaron por primera vez alrededor de un poseedor de carne” (De Waal 2005, 201). Seguir el curso del reparto permite determinar quien tiene qué para vender en el ‘mercado de servicios’, en el que se incluyen apoyo político, protección, acicalamiento, alimento, sexo, consuelo y muchos otros favores” (De Waal 2005, 202). En un mercado de servicios todo el mundo tiene influencia, hay que respetar las normas del reparto. La reciprocidad exige: la memoria de hechos previos y la actitud de matizar esta memoria de manera que active emociones amigables. Pagamos la ayuda recibida con ayuda y el daño recibido con daño, respetando escrupulosamente la economía del intercambio.
Gratitud. La gratitud tiene que ver con la compensación. Nos lleva a ayudar a quienes nos han ayudado antes. Su hermana fea es la venganza que tiene que ver con la compensación, pero del daño. “Westermarck contemplaba la retribución como la piedra angular de la moralidad humana y pensaba que no éramos la única especie que la ejercía” (De Waal 2005, 208). En un mercado laboral tú me pagas a mí por el trabajo que yo hago para ti. En un experimento sobre retribución “resultó que los ganadores se mostraban más generosos tras un esfuerzo cooperativo que cuando obtenían la comida por sí solos. Parecían darse cuenta cuánto necesitaban ayuda y resarcían a los que se la prestaban…” (De Waal 2005, 210).
Justicia. ¿Dónde estaríamos sin el pago por el trabajo? “Los ganadores que no comparten su premio no recibirán mucha ayuda en el futuro, como comprobamos en nuestros monos cooperantes… todo se reduce a la justicia. Éste es un tema moral (relacionado con los dos pilares, la ayuda y el daño) aunque no siempre se presenta como tal… el darwinismo social justifica la desigualdad, al considerar natural que unos tengan más que otros. Olvida que el darwinismo real tiene una visión más útil de la división de los recursos. Esto es porque somos animales cooperativos de manera que incluso los poderosos… depende de los demás” (De Waal 2005, 211). En un experimento dos monos reciben la misma retribución. En un momento dado eso cambia y a uno de ellos se le da una retribución inferior. “al advertir el aumento de sueldo de su compañero, los monos que antes habían estado dispuestos a trabajar por una rodaja de pepino se declararon en huelga… Un alimento que en condiciones normales nunca rehusan se había vuelto menos que desechable, ¡se había vuelto detestable!… esta reacción seguramente equivale a lo que se ha dado en llamar con cierta pomposidad, aversión a la falta de equidad” (De Waal 2005, 212).
“Las emociones… desempeñan un papel fundamental en la toma de decisión. Las más intensas tienen que ver con el reparto de recursos. Estas emociones nos mueven actuar de manera que parecen irracionales de entrada (como dejar un empleo porque nos pagan menos que a otros) pero que a largo plazo promueven unas reglas de juego y unas relaciones cooperativas niveladas… esta manera de actuar contradice la tesis económica tradicional de que las personas son agentes optimizadores racionales. Un optimizador racional debería aceptar cualquier oferta que le reportara un beneficio No nulo, porque una mínima suma siempre es mejor que nada. La gente no piensa así: simplemente nadie quiere que otros se aproveche de uno mismo” (De Waal 2005, 213).
Inducción afectiva. “Un sentido egocéntrico de la equidad es una definición sofisticada de la envidia. Es el malestar ante la constatación de que a otros les va mejor que a nosotros. Esto está lejos del sentido más amplio de la equidad, el que nos hace preocuparnos de aquellos a los que les va peor que a nosotros” (De Waal 2005, 214). Aunque no certifica la existencia de un sentido de la equidad en otros animales, es fascinante la conexión con el resentimiento." Todo lo que se necesita para que se desarrolle el sentido ampliado de la equidad es anticipar el resentimiento ajeno… el que no comparte es excluido de los grupos de comensales… si es así, estamos acercándonos a lo que puede ser la fuente del principio de equidad: la evitación del conflicto… de unos orígenes humildes pueden surgir principios nobles. Partiendo del resentimiento por tener menos y pasando por el temor a la reacción de los otros si uno tiene más, se llega a la declaración de la desigualdad como algo no deseable en general así es como nace el sentido de la equidad” (De Waal 2005, 214). “de modo similar podemos ver cómo se pasa paulatinamente de la venganza a la justicia… la justicia se erige sobre la transformación de la venganza… Jacoby cree que una medida de las sofisticación de una civilización es la distancia entre los individuos agraviados y la satisfacción de su ansia de vindicación y señala que hay una tensión persistente entre la venganza incontrolada y destructora y la venganza controlada como componente ineludible de la justicia" (De Waal 2005, 215).
"Las emociones personales son cruciales. Combinadas con una apreciación de cómo afecta nuestro comportamiento a los otros, crean principios morales. Éste es el enfoque de abajo arriba, de la emoción al sentido de la equidad. Se opone a la idea de que la equidad fue una noción introducida por hombres sabios (padres fundadores, revolucionarios, filósofos) tras una vida de ponderar lo correcto, lo incorrecto y nuestro lugar en el cosmos… ¿Cómo se deriva el fenómeno mayor de los más simples?” (De Waal 2005, 215). Es lo que entendemos por inducción afectiva. "La gran cuestión de la moralidad humana es como pasamos de la relaciones interpersonales a un sistema que busca maximizar el bien. Estoy seguro de que esto no es porque el bien de la sociedad sea un interés principal. El primer interés de todo individuo no es el grupo sino él mismo y su parentela inmediata. Pero el incremento de la integración social hizo que los intereses compartidos afloraron a la superficie, de manera que la comunidad como totalidad se convirtió en una preocupación. Podemos ver los comienzos de este proceso cuando los chimpancés suavizan las tensiones entre otros. Promueven las reconciliaciones, -reúnen las partes tras una disputa-, y ponen fin a las peleas de una manera imparcial para garantizar la paz. Esto es así porque, en una atmósfera cooperativa, todo el mundo se juega algo” (De Waal 2005, 216).
Sin duda, la fuerza promotora más potente de un sentido de comunidad es la hostilidad hacia los foráneos. Esta xenofobia fuerza la unidad entre elementos por lo general desavenidos… En nuestra propia especie, nada resulta más obvio que nuestra capacidad de hacer frente común contra los adversarios… En el curso de la evolución humana, la hostilidad entre grupos fomentó la solidaridad Intergrupal hasta la emergencia de la moralidad… Así pues la profunda ironía es que nuestro logro más noble, la moralidad, está evolutivamente ligado a nuestro comportamiento más infame, la guerra… cuando la balanza se inclinó hacia los intereses compartidos, en detrimento de los intereses individuales conflictivos, dimos una vuelta de tuerca a la presión social para asegurarnos de que todo el mundo contribuyera al bien común. Desarrollamos una estructura incentivadora de aprobación y castigo, incluyendo castigos internalizados como la culpabilidad y la vergüenza, para alentar lo bueno y desalentar lo malo para la comunidad. La moralidad se convirtió en nuestra principal herramienta para reforzar el tejido social” (De Waal 2005, 225).
"Las emociones triunfan sobre las reglas… A la hora de resolver dilemas morales confiamos más en lo que sentimos que en lo que pensamos… Si la moralidad de sus raíces en el sentimiento, es fácil estar de acuerdo con Darwin y Westermarck sobre su evolución, y discrepar de quienes piensan que la respuesta está en la cultura y la religión… no es que la religión y la cultura no tengan papel alguno, pero está claro que los sillares de la moralidad anteceden a la humanidad… lo reconocemos en nuestros parientes primates más cercanos, la empatía más conspicua en el bonobo y la reciprocidad en el chimpancé"(De Waal 2005, 227).
El desgarrado. Marzo 2004.