» 17-03-2021

La muerte de la metafísica 9-13. Biopoder. La vida como mercancía.

Otras veces os he comentado el sistema metafísico, ese sistema que durante 25 siglos ha sido hegemónico en nuestro mundo occidental. Recordaréis que se desarrolla en cuatro espacios fundamentales de acuerdo con el esquema: abstracción-universalización-ley: la cuantificación (matemáticas y aritmética), la calificación (la lógica y la verdad), la cualificación (el concepto y el nombre) y la igualdad (la operación universal de simplificación. La ética y la política además de lo social). pero también hemos destacado que hay otros campos: el género masculino como abstracción del género, es decir, género único (el machismo), el dinero como equivalente universal del valor y la mercancía como  universalización de la transacción. Estos dos últimos forman la economía política que Marx analizó exhaustivamente. Precisamente de este último: la mercancía os quiero hablar. De lo que pronto se llamó el fetichismo de la mercancía.

 

Ya Diaz la Madrid cuantificó el valor de las vidas humanas en términos económicos. Hizo una ecuación simple ¿Cuantas vides es razonable perder para que se salven otras (o quizás simplemente vivan más confortablemente)? De nuevo se plantea la misma cuestión. ¿Cuantas vidas se pueden perder por los efectos secundarios de las vacunas (en este caso la de Astra Zéneca) con tal de salvar las que se producirían por seguir vacunando? La vida es una mercancía, no es un valor incuantificable. La vida entra en la metafísica como abstracción que tiene un equivalente de valor en dinero o en otras mercancías. Se acabó lo de la vida como sagrada o como incuantificable, es decir como sin posible equivalencia. La vida ya no es de Dios, es de la economía política. No sé como los liberales podrán seguir yendo a misa sabiendo que Dios ya no es el garante de la vida (¿cómo, oponerse al  aborto, a la eutanasia, o apoyar la pena de muerte?), porque la vida, tiene (como en la película) un precio, un valor de equivalencia. Estamos ante un gran problema pero que finalmente no lo será porque los liberales siempre han sabido desdecirse sin perder la senda del dinero y este “problema” no es para ellos, nada más que uno más.

 

Foucault planteó el problema del biopoder. En el fondo era el problema de la vida como mercancía. Era algo que en la guerra (la vida a cambio de la economía general, la vida de unos pocos a cambio del confort de la inmensa mayoría) ya estaba implícito, pero convenientemente empaquetado como patriotismo, colaba como otra cosa. El biopoder es simplemente la vida convertida en mercancía política. Y al decir política me refiero al ejercicio del poder, la lucha por el poder y la legitimación del poder, es decir lo que Rancière excluye de su concepto de democracia. Si en la guerra y en los derechos humanos no fuimos capaces de atisbar lo que significaba la vida como mercancía y el biopoder, ahora con la pandemia la cosa se clarifica. Todo se reduce a equivalencias de valor. ¿Cuanto vale una vida? Estamos a punto de saberlo. Entre Diaz la Madrid y Astra Zéneca lo vamos a saber inmediatamente. Lo curioso es que la metafísica está prácticamente finiquitada. La deconstrucción de la metafísica operada por la posmodernidad (Derrida, Lyotard), la ignorancia de su importancia que articula Rancière parecen indicarlo.

 

Pero ¿entonces como entender esta equivalencia de la vida y el confort, este convertir la vida en mercancía, esta muerte de Dios como garante último y único de la vida? ¿Han abandonado los capitalistas su arraigo religioso con el luteranismo, el calvinismo y el catolicismo (Weber)? ¿Estamos en el capitalismo ateo? Si bien el dinero nunca ha tenido ideología es evidente que los ultraliberales son los herederos de aquellos conservadores que se apoyaron siempre en la iglesia y en sus dogmas. Si el capitalismo se declara ateo, la izquierda anticapitalista se verá en serias dificultades para socavar las posiciones ultraliberales. Si la derechona abandona a Dios como legitimación de su poder quizás es porque ya está lista para aceptar la soberanía del pueblo… ahora que esa soberanía ya no es aceptado ni por la izquierda. Otra cosa no, pero el oportunismo es innegable.

 

El desgarrado. Marzo 2021.




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