» 09-08-2020

La resaca del coranavirus 15. ¡No se os puede dejar solos!

Los medios (y no hay -casi- medio, sin un sustento político) ya machacan sobre el tema: ¡Irresponsables! Sean jóvenes, noctámbulos, niños o playeros la ciudadanía es tildada de irresponsable y en los últimos anuncios publicitarios de asesinos. Esta campaña ya se produjo en la crisis del 08 en la que diversos políticos salieron a la palestra mediática a decir que habíamos vivido por encima de nuestras posibilidades o que las víctimas de las preferentes y las subordinadas eran codiciosos especuladores. Responde a la teoría del culo como quintaesencia del hacer político: salvar el culo (¡no he sido yo!); proteger el culo (mediante la poltrona vitalicia) y la regla del culo (a los amigos, el culo; a los enemigos, por el culo y a los indiferentes, la legislación vigente). Si Freud defendió la equivalencia mierda=dinero, hoy defendería la nueva fórmula de culo=política.

 

Porque no falta mucho para que los políticos (en general; sin distinción de ideología o metodología) arremetan contra los ciudadanos echándoles la culpa del coranavirus. Poco importa que estemos en esta situación debido a los recortes en sanidad e investigación (incluso diría que los recortes en educación cívica), y a las privatizaciones de la sanidad pública o al consentimiento de que una industria básica para la salud, como la farmaceútica, esté en manos de multinacionales o países de mano de obra barata, que se rigen exclusivamente por intereses capitalistas cuando no, especulativos. Tampoco alcanzará la autocrítica al bochornoso espectáculo de la anteposición de los intereses partidistas a la salud de los ciudadanos, a la intoxicación, a las mentiras, y la descalificación de las actuaciones de los oponentes y la glorificación de las propias. Las cifras manipuladas -para que digan lo que no pueden decir- la ingeniería estadística, las vacaciones de información del fin de semana, la increíble transposición de datos al pasar de las autonomías al centro de datos nacional. Nada de eso es relevante. Ni siquiera les aplicarán la moviola para que disfrutemos de las imbecilidades que dijeron (al modo de Trump) cuando deberían haber estado callados.

 

Decía Kant (poco sospechoso de a-moral) que la oratoria (entre las bellas artes) en su “Crítica del Juicio” por boca de M. García Morente: “La oratoria es tratada por Kant del modo más cruel que se pueda imaginar. Su valor moral es puesto en duda, porque para convencer a los hombres basta la verdad desnuda, y todo afeite en la palabra lo declara Kant directamente inmoral. El orador promete además algo que no cumple, porque trata un asunto del entendimiento como un juego de la imaginación” (Kant, 2013, 67). Kant se adelantó a lo que sería la posverdad con ese “trata un asunto del entendimiento como un juego de la imaginación”. Vivimos en una democracia de papel, al modo de aquella “cárcel de papel” y “comisaría de papel” -en la que se encarcelaba figuradamente a los que transgredían el uso correcto de la palabra en libros y periódicos- que hicieron célebre a “La codorniz”. De papel y de discursos. No puede ser casual que el medio principal escogido por el virus para su transmisión sean las gotitas de saliva que se emiten al hablar, al lanzar discursos. Los meapilas ya deberían haber atado cabos y hablarnos de Sodoma y Gomorra como hicieron a raíz del SIDA.

 

Preparaos para la campaña. ¡España se hunde en la miseria económica y sanitaria por culpa de los irresponsables ciudadanos, auténticos asesinos a los que la decencia cívica debería denunciar! Poco importa que tras el confinamiento no se hayan tomado las medidas adecuadas: planes de contingencia, rastreadores suficientes, información exhaustiva, educación cívica, reforzamiento de las plantillas de sanitarios y de atención primaria. Aquí, como en USA, se confía en que la vacuna llegue antes de las elecciones. Porque no estamos en un estado moderno en el que se prevén las cosas y se toman medidas. Estamos en el estado de la confianza: unos confían en Dios y otros confían en la ciencia extranjera. Todos confían en la retórica como medio de enmascarar la realidad. Nadie toma las medidas adecuadas. Y así las cosas solo puedo entender que la catástrofe en la que estamos viviendo y que irá a más es culpa de los que nos gobiernan (¿De quién si no?) en la nación, en las autonomías y en los Ayuntamientos. Los auténticos irresponsables -como ese rey que se larga cuando vienen mal dadas para poder estar lo más cerca posible de su (nuestro) dinero previamente expatriado- son los políticos que se cuidaron en aquella transición “modélica” de blindarse a modo contra cualquier responsabilidad: legislación “ad hoc”, aforamientos, indultos, amnistías, etc.

 

¡Irresponsable me dices, político, lanzándome tu saliva discursiva Covid-19 por la cara. Irresponsable eres tú!

 

El desgarrado. Agosto 2020.




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