» 23-08-2020

La resaca del coranavirus 16. El shock de la felicidad.

El capitalismo nos ha convencido que nuestro papel en la vida es triunfar, de una u otra manera pero triunfar. El capitalismo es la política del triunfo… a cualquier precio. Vemos, en USA, que los estudios son una competencia de la que hay que salir airoso (y con una deuda fastuosa). Todo el mundo es nuestro enemigo porque todo el mundo compite. El triunfo es excluyente: si triunfa otro no triunfas tú. Le llaman la lucha por la vida, pero no luchas contra la vida, luchas contra tus compañeros. No será así para los jóvenes llenos de energía y de poderío para enfrentarse con lo que les echen (aunque sean personas), pero sí ha hecho mella en los más talluditos. El coranavirus ha sido un tiempo de reflexión y en esa reflexión muchos han encontrado que su camino no era el que estaban recorriendo. Estaban en la carrera del ratón que no era lo que habían soñado en sus orígenes. Quizás una vida plácida, aunque más austera, es mejor que una vida llena de promesas, pero también de sobresaltos.

 

Se define la felicidad de muchas maneras y sin embargo todos sabemos lo que es… cuando la encontramos: amor, confort, reconocimiento, triunfo. Probablemente lo confundimos con la adulación, la molicie, estar en la cima y doblegar a los peor dotados. La familia es la gran fábrica de felicidad, pero no sin su correspondiente parte de infelicidad. Libertad/comunidad, aventura/seguridad, progreso/consevadurismo, juventud/vejez, sexo/satisfacción, etc. La felicidad siempre trae su ración de dolor. ¿Cómo de otra manera podríamos reconocerla? La cuestión es que elucubramos (los medios nos ayudan proponiéndonos un mundo de satisfacción), nos montamos una película de felicidad que nos promete el paraíso. Pues bien. Si algo ha hecho el virus es que aterricemos en el mundo real. Nada es seguro. Ni el progreso, ni la economía, ni la sanidad, ni las relaciones. Todo está en el aire y si el estado del bienestar, de la seguridad, del conforto no está asegurado, ¿qué estamos haciendo?

 

El capitalismo es un estado feroz. Solo te darán si tú les das más a cambio. El capitalismo vive de las plusvalías. Eso ya nos lo dijeron las películas que se hicieron sobre la crisis financiera del 2008. Los prebostes no tuvieron ningún problema en hundir a los pequeños ahorradores para salvar su culo. Los especuladores -en esta crisis del virus- están ganando dinero mientras lo ahorradores de largo plazo lo pierden a espuertas. Un crisis es una oportunidad de negocio, pero solo para quien está entrenado para ello. Somos -como tantas veces he dicho- la gasolina que alimenta al sistema: Matrix. Amigos me han dicho que abandonan porque el espacio de reflexión que ha supuesto el confinamiento les ha indicado el camino: ni triunfar, ni perecer en el intento. Una vida tranquila sin más pretensiones de triunfo. Me parece que el virus ha creado una cultura del fracaso (económico) pero del triunfo personal.

 

Hay que ir pensando en abandonar la senda del capitalismo. Ya sabemos cómo las gastan los bancos. Por un lado rescates y por otro pagar para respirar. Y por supuesto, no pagar ni un euro de interés por que les prestemos nuestro dinero. No interesan. Abandonemos los bancos que son servicios de pago que cualquier empresa privada nos dará por menos. Las grandes multinacionales ya tienen servicios de tarjeta de crédito (¡hasta el Corte Inglés!). El bitcoin es una moneda al margen de la política. Poco a poco los bancos desaparecerán porque son un impuesto (del que viven los políticos) y no un servicio. Guardemos el dinero en casa (o en una caja de seguridad del banco). No perderemos intereses y lo tendremos más seguro porque la eventualidad de que nos roben (se puede asegurar) es mucho menor que la seguridad de un rescate.

 

Jugar a la bolsa es como jugar a la ruleta rusa. Mientras los ahorradores a largo plazo no tienen ninguna defensa los especuladores a corto entran y salen de la bolsa varias veces al día y se llevan todos los beneficios. Hace años que la bolsa no recupera las pérdidas del 2008. Ya nunca las recuperarán. Trampas vergonzosas como las preferentes y las subordinadas a parte, los fondos son una ruina. Lo primero que hicieron los especuladores fue llamar a los fondistas para que no movieran sus ahorros de donde estaban. Ellos solo pueden ganar si tu pierdes. Hay que sacar todo el dinero del sistema, porque solo los engorda a ellos. Apple, en el peor momento de su vida creativa (solo pensaba Jobs) se forra con el confinamiento y se convierte en la segunda empresa más valiosa del mundo: dos billones $. Amazon, tres cuartos de lo mismo. Mientras el inefable Trump, el mentiroso, el estúpido el truhán, defiende que estas empresas no paguen impuestos en donde ganan el dinero. America first.

 

Tenemos que tomar decisiones. No solo hay que votar. Hay que botar. Pero sobre todo tenemos que decidir que hacemos con nuestros ahorros, porque ellos piensan que son suyos. ¿Para cuando una ONG de los ahorros? Ya existen, se llaman bancos. No podemos consentir que estos imbéciles, peseteros y ladinos manejen nuestros asuntos. ¿Hasta cuando aguantaremos este estado de cosas¿ ¿Hasta la próxima pandemia? ¿Hasta la muerte?

 

El desgarrado. Agosto 2020.




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