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» 26-10-2020 |
Acerca de las piruetas que hacen los políticos para salvar el culo he hablado largo y tendido. Las leyes (que aprueban ellos) ya se encargan en primera instancia de disolver su responsabilidad. La ley de seguridad ciudadana (mordaza) no va con ellos. Es habitual que cuando una ley hable de su incumplimiento, en el caso de que ese incumplimiento sea de un político, omite taimadamente la pena, o el momento de su aplicación, o ambas. La reforma de la Ley de procedimiento administrativo previó la limitación de la fase de instrucción precisamente para los delitos habituales de los políticos: los de corrupción y precisamente los de instrucción más larga debido a su complejidad. El lamentable espectáculo de los políticos que no se enteran de las irregularidades que se producen bajo sus narices se ha convertido ya en un clásico en flagrante infracción de la jerarquía (¿Pero quién es M. Rajoy?).
La crisis sanitaria en la que estamos inmersos ha superado el millón de afectados y los 35.000 muertos. Es una catástrofe sin precedentes. Asistimos día tras día a la culpabilización de los jóvenes por los botellones, de los ciudadanos por no usar las medidas, de los proxenetas por saltarse el confinamiento, de los forofos por perder la cabeza ante sus ídolos. Pero, a la vez, los medios de transporte van petaos, el teletrabajo no se ha generalizado, las instrucciones no son precisas y las medidas contradictorias. Y sobre todo vemos a los políticos tratando de conseguir ventajas partidistas mucho más que velar por la salud de la población. Como expliqué en un blog anterior los máximos culpables de la catástrofe son los políticos. Porque son los responsables máximos de lo que ha sucedido por falta de previsión, por no aplicar las medidas adecuadas y por ser impotentes para prever las medidas futuras.
Los arquitectos o ingenieros están obligados a contratar un seguro de responsabilidad civil que cubra los posibles daños que puedan producirse en el desempeño de su labor. No es así con los políticos que se han empeñado siempre en ser irresponsables jurídicamente. El rey es irresponsable (inviolable) y los políticos (cuando no lo son explícitamente) están aforados, o disponen de la amnistía o del indulto. Para cerrar el círculo, los jueces afines se encargan de que esa responsabilidad se disipe en la selección de las causas, en la elección de sala, en la sentencia o en el manejo de los fiscales en el caso del Gobierno. Los políticos no están sometidos a deontología alguna, ni siquiera a formación reglada que garantice sus conocimientos. Los políticos no están sometidos a nada: son i-rresponsables. No pretendo que los políticos sean más responsables que el resto de los profesionales. Pretendo que sean igual de responsables. ¿Quién paga los daños que produce el despilfarro como los aeropuertos sin aviones, las autopistas sin automóviles o los Ave sin pasajeros? Nadie. ¡Mala suerte!
Deberíamos denunciar a los políticos responsables de los estragos del coranavirus y no solo a los actuales sino también a los que con los recortes, lo han propiciado. Claro que no podemos denunciarlos a todos porque en ese caso se autootorgarán una ley de punto final y se irán de rositas. Como hicieron en la transición. Como si los desmanes del franquismo nunca hubieran existido. Ahora que los ultras nos dicen que este Gobierno es el peor de los últimos 80 años (lo que redime al franquismo que fue una dictadura, sangrienta e inicua), es decir que es mejor una dictadura que una democracia (por defectuosa que sea), un estado sin derecho que un estado de derecho, una justicia fáctica de los juicios sumarísimos de las cunetas que una tutela judicial efectiva, un sindicato único vertical que la libertad sindical, un partido único vertical que la libertad de partidos (aunque la derechona quiera limitarlo), la ausencia de libertades fundamentales (opinión, reunión, habeas corpus, etc.) que su respeto generalizado, un estado aclesiástico que un estado laico, etc. Eso es lo que quiere VOX y lo que apoya el PP y C’s. La irresponsabilidad perfecta: el pensamiento único, el partido único, el sindicato único y el mando único (y la iglesia única, ya puestos).
No podemos consentir que los políticos se irresposabilicen de todos los muertos y enfermos que se han producido por su ineficacia, estupidez o desidia. Si un político es irresponsable no es nada. Nuestros políticos no son nada. Pues si no son nada… ¡que se vayan! Si no sirven para nada ¡que desaparezcan! Como dice el refrán ¡el que quiera peces que se moje el culo! ¿Qué curioso. Ese culo que aparece siempre que hablamos de los políticos! Necesitamos partidos políticos que quieran cambiar las cosas. Ahora mismo no los tenemos pero poco a poco irán surgiendo. Son fáciles de identificar. Son aquellos que los partidos tradicionales, los del bipartidismo y los que se les han unido últimamente, llaman radicales, comunistas, bolivarianos, rompe-Españas, independentistas, pro-etarras, etc. Lo que es seguro es que la multiplicación de los médicos y los sanitarios que va a operar Diaz en Madrid no será la solución… ni con la ayuda de Dios.
El desgarrado. Octubre 2020.