» 28-10-2020

La resaca del coranavirus 25. Coranavirus y economía.

Parece que lo que une coranavirus y economía es la alternativa: morir de virus o morir de hambre. Los expertos ya se han pronunciado en el sentido que sin salud no hay posible economía y que la disyuntiva es artificial. Pero no es ese debate el que me interesa promover aquí (en definitiva cómo la salud mata la economía) sino precisamente el inverso: ¿es el coranavirus un producto de nuestra economía? Si simplemente fuera mirar hacia atrás quizás no tendría demasiado sentido, pero es que saber el pasado, evita tener que repetirlo. Si ha sido una determinada economía la que ha causado esta bonanza del virus es evidente que hay que corregirla para que estas cosas no vuelvan a ocurrir. En una palabra hay que estudiar la causalidad en el sentido de cómo la economía ha determinado el déficit de salud que supone el virus. Y por supuesto dado que la economía depende de decisiones políticas, el debate inverso: ¿como el virus incide en la economía? es mucho más interesante para ellos, pues coloca la culpa en el virus y no en la política.

 

1) Darwin centro su teoría de la evolución en dos patas: selección natural y mutación azarosa. Con el tiempo se descubrieron otros mecanismos como la recombinación asexual bacteriana, la cooperación marguliana y la epigénetica (la desconexión eventual de ciertos genes por acción del entorno). La mutación perdió terreno aunque se sabía que la radiación de partículas (radioactivas, electromagnéticas, infrarrojas, etc.), la contaminación, las mutaciones transgénicas provocadas, el cambio rápido en las condiciones ambientales (lluvia ácida, disminución de la capa de ozono, la emisión de gases de efecto invernadero, etc), influían en las mutaciones. Y perdió terreno porque afectaba a los organismos más pequeños (singularmente los virus) y a partir de cierto tamaño la estabilidad era muy alta. No se puede dudar que ese desprecio del papel de la mutación era política pues favorecía a las grandes corporaciones generadoras de transgénicos, de radiaciones, de contaminación y de cambio climático. No hace falta pensar en el científico loco. Con el empresario capitalista desaforado, basta.

 

2) Los recortes económicos son causantes directos de la mala respuesta al coranavirus. La precariedad en el empleo de los sanitarios (causante de la emigración), la dependencia del suministro de material de economías de explotación (con la consiguiente desaparición del suministro interno), la privatización de la sanidad y de la asistencia a los mayores en beneficio de fondos buitres, el recorte en la investigación, las condiciones precarias de vida y de habitabilidad. Todo eso ha influido directamente en la expansión de virus y sobre todo ha frenado la respuesta a la invasión vírica. En especial los recortes en investigación y la emigración de investigadores ha detenido el necesario conocimiento de los corana-virus.

 

3) Pero el modelo económico también influye. Las economías terciarias de servicios frente a las primarias (agricultura) y secundarias (industriales) son economías de contacto y aglomeración. En especial el turismo que añade además la movilidad extrema entre países. El campo se vacía (la España vaciada) mientras las ciudades son cada vez más grandes. La robotización (la digitalización de la industria y de la agricultura) desertiza los campos de cultivo y las fábricas obligando a los trabajadores a pasarse al sector servicios. El éxito en cualquier campo se mide por la masificación y las aglomeraciones. Visitar países lejanos y exóticos es la meta del ocio. Las economías de escala son las únicas que pueden sobrevivir y desde el deporte hasta los medios de transporte todo se mide por millones. La masa es la unidad de conteo y la masa es el medio de cultivo del coronavirus.

 

4) La política de partidos -obligada a una campaña electoral perpetua- vive exclusivamente para obtener votos. No hay política posible si no se obtiene la poltrona que la posibilta. Los partidos se ven impelidos a elaborar políticas de centro que se ajusten al mayor número de votantes posibles y eso pasa por no decepcionar a los votantes. Las medidas impopulares (excluida la subida de impuestos) quedan descartadas. Los deportes de masas devienen sacrosantos y la libertad se centra en el derecho a deambular, a reunirse y a viajar. Así las cosas los políticos se ven incapaces de tomar medidas que coarten estas libertades arraigadas en las masas.

 

En  resumidas cuentas nuestro modelo económico (y político), y cómo se aplica, favorece la expansión del virus hasta el punto que si no lo ha creado (cosa que podría afirmarse), lo favorece enormemente. Evidentemente si no se cambia el modelo político-económico, combatirlo se convierte en convivir con él (como ocurre con la gripe) de modo que su erradicación absoluta deviene imposible. No se trata pues de una disyuntiva excluyente (tan metafísica) entre salud y economía, sino de implicación causal necesaria: si la economía es así, entonces, se produce el virus. La formulación inversa: si el virus, entonces se afecta la economía, es la formulación que conviene a los políticos para desviar la atención de su fuerte implicación en la aparición del virus al favorecer las mutaciones, recortar en sanidad e investigación y evitar las medidas impopulares que podrían atajarlo.  Ni más ni menos.

 

El desgarrado. Octubre 2020.

 

 




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