Provença 318, 3º 1ª
08037 Barcelona
SPAIN
Office: 10h30 / 14h30
Phone: +34 93 530 56 23
mail: info@ob-art.com
» 13-12-2020 |
Uno podría pensar que en momentos dramáticos como estos de coranavirus en los que (con los datos de las defunciones comparadas) lo muertos superan los 100.000 ciudadanos, los políticos desacelerarían un poco en la corrupción y en el despilfarro. No ha sido así. Bien es verdad que de lo que están robando ahora no nos enteraremos hasta dentro de unos años. ¡Bastante tenemos con la “Kitchen”!. El decalaje no solo se produce entre la infección y la muerte sino también entre la ejecución y su conocimiento. Sabemos que La Diaz no tuvo problemas para disfrutar de un supeapartamento de lujo mientras sufría la enfermedad. Ahora nos encontramos con que ha construido un hospital de 50 + 50 millones €, cuya viabilidad, necesidad u oportunidad no han sido evaluadas en estudio alguno. Estudios que son obligatorios aunque no se usen… habitualmente.
Disfrutar de un apartamento (o dos) sin contrato y sin concesión administrativa es un delito. Y por supuesto sin explicaciones. Construir un hospital (que es en realidad una reproducción de lo fueron los pabellones de IFEMA) sin un plan de necesidad, de viabilidad, de oportunidad, etc. solo puede entenderse como despilfarro. ¿Que es despilfarro? Es invertir en infraestructuras por motivos electoralistas (para ganar votos) -en el mejor de los casos- y para pillar la mordida -en el peor-. El presupuesto se ha duplicado lo que indica dos casos de corrupción: 1) se adjudicó por debajo de su precio para favorecer a un empresario amigo (y colaborador, evidentemente). 2) Se han admitido cambios en el precio de adjudicación, el destino de estos fondos, no está claro pero es previsible. Existe una tercera opción: 3) las dos. Si además hay hospitales infrautilizados (incluso nuevos) la sobre-exposición del nuevo hospital es sospechosa. Si además resulta que no tiene dotación de sanitarios hasta el punto de que los voluntarios cacareados han resultado ser forzosos. Si resulta que los centros primarios necesitan cientos de sanitarios, Entonces lo que resulta es que este hospital es un fraude, un pelotazo, un despilfarro, una vergüenza. Y acabará como han acabado otras infraestructuras sanitarias: arrinconadas, infrautilizadas.
Los periodistas alineados (Marhuenda en “Liarla Pardo”) defienden que están contentos (¿orgullosos?) porque un nuevo hospital solo puede ser bienvenido. Un nuevo hospital solo puede ser bienvenido si es necesario, oportuno y justificado. Nada de eso ocurre en esta situación. Es el papel que Marhuenda está acostumbrado a representar. Parece mejor tener otro hospital que no tenerlo. Pero no es ese el tema. El tema es que es un despilfarro probablemente dirigido a que su promotora consiga una buena mordida sin que el hospital sea útil para lo que ha sido creado. Y la prueba es que no tiene sanitarios excepto los que se detraen de otros hospitales. La cuadratura del círculo consiste en que el problema se arregla con infraestructuras pero sin sanitarios. Esos sanitarios que Aguirre sacó del mapa para rentabilizar su privatización de la sanidad.
Lo que está en juego es desviar la atención de que los recortes en la sanidad madrileña y su privatización (además de en las residencias de mayores) son los culpables de la brutal mortandad que se ha producido en Madrid a pesar de las innumerables trampas que han hecho para ocultarlas. Mediante la intoxicación pretenden sacar pecho cuando las cifras lo dicen todo. Las últimas noticias sobre las residencias afirman que no se medicalizaron en absoluto (tres ambulancias con tres hombres cada una no pueden ser calificadas de “medicalización” de las residencias). Tenemos unos políticos con cien mil muertos a la espalda. Ya no hace falta tener una guerra para caer en la vergüenza y en la ignominia. Basta con ser idiota en un puesto de relevancia. ¡País!
El desgarrado. Diciembre 2020.