» 21-12-2020

La resaca del coranavirus 38. Por qué me voy a vacunar.

Soy y he sido crítico con los mangoneos de los políticos para mantener el culo protegido (salvarlo), bien asentado en una poltrona jugosa y con el riñón bien cubierto por fajos de billetes. Soy y seré crítico con la democracia de pacotilla, con la Constitución orientada por el franquismo y con la transición temerosa y condescendendiente. Soy y seré crítico con las políticas energéticas desarrollistas, de género, con el desmantelamiento del estado del bienestar, con la persecución de los derechos individuales y humanos. Soy y seré crítico con una ley electoral que previene antes del recuento los resultados mediante múltiples artimañas, con la superprotección legal hacia los políticos y el jefe del Estado, con una separación de los poderes del estado al servicio de los partidos políticos. Soy y seré crítico con todo eso y muchas cosas más que he repetido en este blog incluidas la farmacéuticas multinacionales y su política de chupar de la investigación básica mientras estrujan a los pacientes con sus productos. Resumiendo: Tengo avales para no ser conformista, pero todo eso que os he comentado viene avalado por el conocimiento informado de las razones que lo sustentan.

 

Pero no creo en la teoría de la conspiración. Creo que los políticos no son lo suficientemente inteligentes como para urdir una conspiración que no se les derrumbe sobre la cabeza al menor problema. Si consiguen robar sin que lo sepamos es, más porque nosotros no los vigilamos que porque ellos sean ladrones de guante blanco. Son torpes y zafios hasta la saciedad y la prueba es que hasta los periodistas los pillan. Por eso sigo una norma que me permita no volverme loco: si no hay indicios de que las cosas van mal, es que van bien. Y al decir indicios no quiero decir evidencias, sino indicios, sospechas. No tengo ningún indicio de que las vacunas (en general) y esta (en particular) sean dañinas, inoperantes o producto de una conspiración. Es evidente que tendrán flecos que no se han cuidado con el necesario detalle, pero no me puedo creer que todos os científicos estén conchabados para acabar con el género humano.

 

Comemos alimentos venenosos porque los políticos admiten que las etiquetas sean ambiguas y las inspecciones nulas, permitimos que los bancos emitan efectos financieros que los políticos no entienden y que son tóxicos (sin ir más lejos las subordinadas y la preferentes), las cláusulas abusivas, la manipulación de los índices de las hipotecas y los réditos, las subrogaciones ilegales, etc. respiramos gases tóxicos emitidos por automóviles y empresas,  inadmisibles, permitimos que las mujeres ganen menos y cobren (sobre todo hostias) de más, además de ser acosadas, violadas y ninguneadas ante la justicia,  admitimos que la educación de nuestros hijos sea manipulada por la Iglesia y por los políticos, no nos importa que el 10% del PIB se gaste en petróleo cuando podríamos tener energías limpias, hemos permitido que la I+D se haya reducido cuando sabemos que nos costará, en el futuro, una fortuna en royalties y en el caso del coranavirus cien mil muertos hasta ahora.

 

Hay un anuncio en la tele en la que un padre se ríe (se escojona) de su hijo cuando este -en plena pandemia- le confiesa que le ha hecho un arañazo al coche. ¿Alguien puede creer que viviendo en medio de la mierda (mucha de ella tóxica) de lo que hay que preocuparse es de lo que hacen los científicos? Si. Sabemos que los científicos dependen de las farmacéuticas capitalistas y de los políticos pero también sabemos que son muchos, bien formados y honestos (debería decir honrados. Lo que hagan de cintura para abajo no me interesa). La medicina (y la farmacia) ha avanzado a base de errores (solo hace falta recordar la Talidomida, el DDT, el aceite de colza y otras lindezas). Eso no lo arreglaremos atendiendo a seudonoticias insuficientemente fundadas y bulos. Ni las vacunas producen autismo (ya lo seríamos todos) ni implantan marcadores biológicos (“chis” según un rector de universidad, católica, por supuesto). Si algo me parece peligroso de las vacunas actuales es que las farmacéuticas han presionado para que se les dispense de responsabilidad debido a la urgencia. Pero quien han aceptado han sido los políticos que basan su éxito en la vacuna y en poco más.

 

Hoy en día la revolución es imposible. Para llegar a ella es necesario no tener nada que perder y eso no ocurre en el primer mundo. Sin embargo si el 50% de la población no se vacunara sería una revolución pues bloquearía el efecto de la vacuna para el 100%. Quizás es el único tipo de revolución que en el mundo actual se puede producir y no estaría mal como lección para esos pedantes, inútiles, ignorantes y patanes que son los políticos. ¿Pero a que precio? Al precio de millones de vidas. Ellos no dudarían en hacerlo (Diaz puso cifra a los madrileños que debían morir para sostener la economía). Pero dudo mucho que los ciudadanos fuéramos capaces de cargar con millones de muertos. ¿O es eso lo que queréis?

 

El desgarrado. Diciembre 2020.




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