» 20-10-2020

Lecciones de economía alternativa 48. Los sacrosantos bancos atacan de nuevo

Los bancos son poderes fácticos, es decir, poderes que operan al margen de la democracia y de la jerarquía institucional de poderes. No figuran como poder pero se alimentan de múltiples leyes que les permite considerarse instituciones de servicio público o de interés social. Pero sobre todo se alimentan del contubernio que establecieron Thatcher y Reagan en los ochenta entre los gestores políticos y los gestores financieros, societarios y energéticos. Es el capitalismo de gestión en el que ya no es necesario ser detentador de capital para ser capitalista. Basta con ser gestor político (de leyes, concesiones, ayudas y exenciones), financiero (de capitales), societario (control de sociedades) o energéticos (electricidad, petróleo, gas y otros servicios clave). Basta con ser “colaborador”. En un escandaloso “quid pro quo” los políticos reciben dinero, puestos en los consejos de administración, puestos de trabajo en la empresa privada a través de las puertas giratorias, prebendas sociales, etc. mientras los capitalistas se benefician de leyes ad hoc, concesiones fraudulentas, exenciones fiscales, y trato de favor en general.

 

Los bancos han alcanzado en este sistema corrupto el puesto más alto. Ya poco importa que Villarejo estuviera en la nómina del BBVA en actuaciones absolutamente delictivas. En los últimos veinte años los bancos han sido condenados (mayormente por Europa, pues en España se les respeta hasta la saciedad) no menos de 10 veces ya comentadas en esta sección en innumerables veces. Casi siempre en relación con las hipotecas en las que se practicaban desde la manipulación de los índices de interesases hasta  las cláusulas suelo, las cláusulas abusivas, los gastos a costa del ciudadano, la redirección de las reclamaciones del promotor al consumidor, etc. La clave está en que los bancos son demasiado grandes para caer y los gobiernos se ven obligados a “rescatarlos” cuando en su estupidez, codicia, desfachatez y torpeza hunden el negocio. En todos los casos el banco de España (instrumento de control ) no se entera. La principal línea de defensa de Rato frente a las acusaciones de engaño, fraude, falsedad en documento público y apropiación indebida, es que el Banco de España no se opuso.

 

Ahora, descontado que los ciudadanos tenemos la obligación de depositar nuestros ahorros en los bancos, empieza la ofensiva de cobrar por los servicios y no pagar por los depósitos. En plena era de internet, cuando cualquier recibo se puede pagar a través de la red, cuando las tarjetas de crédito empiezan a no tener sentido, cuando la banca on line se ha convertido en la única alternativa a unas oficinas cada vez más escasas y más atestadas por falta de personal, cuando las empresas de microcréditos le hacen la competencia a los bancos descaradamente, cuando las grandes corporaciones digitales se adentran en el negocio bancario, a los bancos no les salen las cuentas y han decidido que somos los ciudadanos los que debemos pagarles para que existan.

 

El apalancamiento bancario (la cantidad de dinero que deben tener para hacer frente a los depósitos) es tan bajo que si el 20% de los depositantes se presentaran en el banco a cobrar su dinero el banco se hundiría. Ya sabemos porque: es esa doble contabilidad (en el haber del depositante y en la cuenta del que ha tomado el dinero a préstamo) la que posibilita que la cantidad de dinero virtual circulante sea el doble (menos el apalancamiento). La riqueza se ha doblado por un artificio contable. Todos somos más ricos, pero el sistema tiene los pies de barro. Para evitarlo, los bancos no aumentan el apalancamiento sino que dificultan el acceso a “su” dinero a los depositantes. De alguna manera el dueño del dinero es el banco y es el depositante el que tiene que seguir sus normas para “recuperarlo”.

 

Pues bien, ahora los bancos lejos de pagar por conseguir los depósitos de los ciudadanos pretenden instituirse en empresas de servicios administrativos: pagar recibos, custodiar el dinero, realizar transferencias, cajas de seguridad, uso de cajeros, usura (intereses abusivos en los descubiertos, las tarjetas, en los créditos, en las hipotecas, etc.). Pretenden además reducir los empleados hasta que todas las transacciones las realice directamente el usuario.  Y como remate, cada vez son más arrogantes los empleados, debido seguramente a la inseguridad que sufren en sus empleos, pero de lo que los ciudadanos no tenemos ninguna culpa. Entre 240 y 168 € es la cantidad que barajan. Dan por supuesto que los ciudadanos cambiaremos de banco pero no cambiaremos de sistema. Esa es nuestra baza. Es posible que penséis que tener el dinero en casa es un riesgo pero a la vista de lo que hacen los bancos ¿no es un riesgo mayor dejar el dinero en los bancos?: rescates, abusos, superprotección política, contubernio con los paraísos fiscales y, como no, la banca privada.

 

Porque la banca privada es la cláusula de cierre del sistema bancario capitalista. La misión de la Banca privada es que el dinero ahorrado por los ciudadanos vuelva a sus legítimos dueños: los capitalistas. La banca privada nos propone la inversión, en Bolsa a largo plazo (a la larga la bolsa siempre gana… dicen), de nuestros ahorros mientras los inversores profesionales trabajan en la bolsa unas horas al día. Todas las plusvalías de la bolsa se las llevan ellos por lo que las bolsas ya no pueden crecer eternamente. La Banca privada es el medio ideado por el sistema financiero capitalista para esquilmar a los ahorradores. Es su manera de acabar con la clase media y alcanzar ese ideal de un 10% de ricos y un 90% de pobres, ese panorama de la desigualdad que ya hemos visto que funciona en las crisis: los ricos aumentan proporcionalmente (en capital) a lo que aumentan los pobres.

 

Si el progreso tiene ecológicamente mala prensa  ¿qué diremos ahora que sabemos que el progreso se ha acabado para la gran mayoría porque solo cabe el progreso del 10%? Debemos acabar con los bancos antes que ellos acaben con nosotros. No son grandes señores, son delincuentes como lo ha demostrado González (BBVA). Son depredadores insaciables, mentirosos taimados, asociación de malhechores. No les importó esquilmar a los ahorradores más desinformados con las preferentes y las subordinadas ni engañar a los hipotecados con un mar de palabrería. Son chusma. Por eso debemos ir pensando en pagar nuestros recibos por internet, guardar nuestro dinero en el colchón (o comprar bitcoins) y olvidar las hipotecas porque un crédito a 30 años no es asumible con la volatilidad actual. Los bancos se han acabado… pero ellos harán como si no fuera así. Todavía hay mucho dinero que depredar. El voto es individual pero la asociación colectiva y necesaria, y no, precisamente a nivel social: tenemos que asociarnos como esos grandes bufetes de abogados nos recomiendan que nos asociemos para combatir a las grandes corporaciones.

 

Los poderes fácticos (incluidos los políticos) son el enemigo.  O acabamos con ellos o acabarán con nosotros. De momento van ganando por goleada. La política no solo es el espectáculo de las estupideces humanas. Es también el panorama de nuestra debacle a manos de nuestros depredadores. ¿Qué? ¿Nos oponemos?

 

El desgarrado. Octubre 2020.

 

 




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