» 10-06-2022

Lecciones de economía alternativa 83. El metamundo: metafísica, metalenguaje, metapolítica, metanoticias, metapublicidad… metástasis.

Estamos invadidos por lo meta, prefijo que en griego significa más allá. Cuando hablamos de algo meta, hablamos de algo que trasciende su propio alcance y se alarga a campos fuera de éste. Pero tiene otros significados (derivados de este) como aquello que habla de sí mismo (trascendidendo su objeto original… para alcanzarse a sí mismo como objeto). Esta operación desmaterializa el objeto al que se refiere para virtualizar su estudio en un a modo de circularidad. El metaverso en física (la posibilidad virtual de que existan universos paralelos coexistentes), el metalenguaje en literatura (el lenguaje hablando del lenguaje), la metafísica (la posibilidad virtual de trascender lo físico para alcanzar lo que está más allá de lo físico, sea lo espiritual, el paraíso de la religión o el más allá) o la metástasis (la trascendendencia de la enfermedad (del cáncer) más allá de su ámbito local). La metáfora (desplazar un significado entre dos significantes) significa en griego: desplazamiento, traslado, trasporte y lo encontramos en la base del pensamiento racional al “igualar” el significado de dos significantes distintos.

 

Otras veces os he hablado del metaperiodismo que azota nuestra actual sociedad. Las noticias son generadas por los propios medios de información. Las tertulias de opinión son un ejemplo. La noticia es la opinión (sobre la realidad) del periodista o el experto. La noticia que genera la propia noticia. Pero no solo las tertulias. También las entrevistas, las declaraciones, las ruedas de prensa, la revista de prensa (las noticias emitidas por otros medios). La Sexta (por citar a una cadena centrada en las noticias) se refiere continuamente a noticias generadas en su propio quehacer de emitir noticias. En una práctica onanista pues la noticia no viene de la realidad sino de otra noticia. El periodismo ha combatido esta práctica con aquella fórmula de “cotejar las fuentes” que tanto juego ha dado en la literatura y en el cine, aunque finalmente el acento ha recaído en la protección de esas fuentes. Todos hemos visto el acoso a que son sometidos los noticiables para que digan el titular que sorprenderá a la audiencia. No se busca la verdad sino el titular de gran efecto, y eso, repercute en la calidad de la información, pero en un sistema capitalista es tan importante informar de la verdad como vender noticias que es la base de la competencia entre medios.

 

Hoy voy a centrarme en la metapolítica. Es esta una práctica cruzada entre facciones que consiste en hablar de lo que otros han dicho en vez de hablar de lo que han hecho por los ciudadanos. La línea que separa ambas actitudes (al fin y al cabo el decir es un hacer) es la línea que separa la política de la metapolítica. Como la máxima de “al enemigo ni agua” es omnipresente, no se puede reconocer nada de lo valioso que ha hecho el oponente y hay que buscar lo malo de lo bueno. Y qué mejor que lo que han dicho o contradicho, lo que han prometido o anunciado. Pero esto es absolutamente simétrico entre facciones: todos se contradicen y prometen en falso por lo que es una práctica argumentativa estéril. Pero si los periodistas coquetean con la verdad los políticos la desprecian abiertamente. No importa que la metapolítica no sea política (no es sobre hechos, que es la caracterización más generalizada de la política). Lo que importa es que se pueda llamar mentiroso al oponente y que los medios lo amplifiquen para que unos votantes que están lejos de estar atentos a la información política, se intoxiquen con argumentos que son argucias. Y de ahí la crispación, el cruce de insultos y descalificaciones, y de ahí la retroalimentación negativa que hace que la desafección de los votantes sea cada vez mayor. Y probablemente es eso lo que las facciones persiguen: que se vote no sobre la verdad de los hechos sino por la intoxicación de los argumentos, el desconocimiento de los hechos, el gracejo de los candidatos o las adhesiones inquebrantables. Y esa es la función de la metapolítica: la desafección de los votantes que no entienden nada. De nuevo el sistema capitalista empuja a los candidatos a ganar elecciones en vez de mejorar la vida de los ciudadanos y en eso se afanan los políticos.

 

La publicidad (y la propaganda política) también se ha convertido en metapublicidad, publicidad que no habla de los productos que vende sino de la propia publicidad. Tras una primera etapa en que se cantan las bondades de los productos (¡mejores no hay!), la publicidad (Baudrillard) desplaza sus esfuerzos a destacar el cuidado y el cariño que tiene la empresa vendedora por los consumidores. La empresa es una amiga que te quiere y una madre que te cuida y ese es el mensaje. ¿Cómo podría engañarte una madre? Los anuncios de las energéticas dicen cosas como “comprometidos con el medio ambiente”, “comprometidos contigo”, “siempre a tu lado” cuando sabemos que han bloqueado las energías alternativas durante años, vaciado los pantanos cuando han podido vender la energía hidráulica a precio de gas, subvencionado a los políticos con consejos de administración y puertas giratorias para conseguir leyes ventajosas, fijado los precios “marginales” por el precio del más caro o bloqueado los impuestos. Lo de llamar tontos a los consumidores resulta anecdótico. De nuevo el sistema capitalista (en este caso el capitalismo de gestión de las sociedades anónimas que prima los sueldos de sus gestores), se impone a cualquier racionalidad de servicio a los ciudadanos y de nuevo la feroz competencia marca la agenda.

 

Sobre la metafísica tengo poco que añadir a lo ya dicho en otros blogs “La muerte de la metafísica”). Simplemente repetir que ha sido el modelo no solo de la filosofía y de la ciencia sino también de la religión y su promesa de otra vida paradisíaca. Todas estas prácticas “meta” lo que producen es una metástasis, una extensión de la virtualidad al campo factual, con la consecuencia evidente de que perdemos la realidad de vista para regocijo de periodistas, políticos, publicistas, filólogos, etc. El diálogo en el que estamos inmersos es un metadiálogo que habla sobre sí mismo obviando la realidad. Un mundo de ficción, una estructura de racionalidad virtual, un paraíso en la tierra, una nueva religión. Amén.

 

El desgarrado. Junio 2022.




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