» 08-07-2025

Lecciones de economía alternativa 86. El primer (mayor) macarra de USA

El capitalismo no es ni una escuela económica ni una ideología política. Es un sistema de pensamiento, una metafísica. La metafísica clásica se basa en el ser, en la sustancia y considera accesorias todas las otras categorías: tiempo, espacio, cantidad, calidad, posición, relación, acción, pasión… El capitalismo encumbra la relación sobre el ser (lo que no deja de ser altamente significativo) y específicamente la relación comercial, el intercambio de bienes. Como Marx dijo, -como cualquier metafísica que se precie- encumbra tres equivalentes universales: el intercambio comercial como intercambio social; la mercancía como equivalente universal del tráfico comercial y el dinero como equivalente universal del valor. El fetichismo de la mercancía (como el fetichismo sexual) pone como objeto de deseo algo que no es en principio deseable pero que se encuentra en contacto inmediato con ello: el objeto de consumo, la mercancía… que deja de ser el objeto del intercambio para convertirse en el objeto del deseo. En la metafísica capitalista el intercambio comercial es el intercambio social (la sociedad). La mercancía (todo aquello que se intercambia) asciende a objeto de deseo y todo se mide por dinero. Una metafísica no es cualquier cosa. La metafísica ontológica (del ser) ha durado 25 siglos hasta que la posmodernidad ha intentado “deconstruirla”. Pero el capitalismo esgrime un concepto de verdad distinto del que lució la metafísica tradicional (verdad es la coincidencia entre lo esperado y lo real): verdad es la coincidencia entre lo esperado por el comerciante y lo real, verdad es el margen comercial, el dividendo, la comisión, los réditos. La verdad reside en aquel que lleva la mercancía al mercado: el tendero. El capitalismo es profundamente mentiroso y aunque hace ya tiempo que es la metafísica dominante, sigue con la ficción de que lo es la tradicional, y él mismo no es sino una ideología político-económica.

 

¿Pero que hace grande al capitalismo? La esperanza. Todos los sistemas son trascendentes. Posponen la felicidad al paraíso que nos espera tras la muerte. Son  sistemas de retribución en  diferido (Cospedal). El capitalismo promete la felicidad aquí y ahora, y además para todo el que sea capaz de competir en un campo igualitario que el sistema proporciona. Es como una democracia comercial. Lo que cuadra perfectamente con una sociedad comercial. Con estos mimbres y unas cuantas mentiras… ¿qué podía fallar? El capitalismo (que se origina en el intercambio comercial) evoluciona con gran astucia. En una cultura de excedentes el dueño del granero es el dueño del poder y éstos estaban en manos de los nobles y los sacerdotes. Del conservadurismo de clase (unos han nacido para ser ricos y otros no), se pasa al liberalismo de los burgueses compitiendo con aristócratas y religiosos de la mano del credo calvinista (a Dios le complace la riqueza). Pronto los burgueses liberales se unen a los conservadores frente al enemigo común: los trabajadores (socialistas y laboristas). 

 

Entonces el capitalismo decide mejorar las condiciones laborales para convertir a los trabajadores en consumidores. De paso consigue que los sans-coulotte (los que nada tienen que perder) accedan a la propiedad (por esmirriada que esta sea) y acaban así con las revoluciones. La publicidad se emplea a fondo en este estado consumista. Los sindicatos defienden los derechos (de adquisición) de los trabajadores, hasta que los trabajadores empiezan a tener excedentes dinerarios. Entonces la especulación (el comercio de dinero y de valores monetizables) se convierte en un comercio generalizado y surge (como antes la burguesía) una nueva clase de comerciantes: los capitalistas de gestión: directivos societarios, financieros y políticos-económicos. Los primeros cobran dinero por hacer ganar dinero a sus empleadores (las sociedades anónimas): primas, incentivos, comisiones, etc. Los segundos se centran en el dinero de los trabajadores que “hacen crecer” por las mismas remuneraciones y por último los políticos que gestionan el dinero de las instituciones. 

 

Pero el dinero como objeto de comercio plantea otras oportunidades y en especial: la deuda. El comercio de bienes es incapaz de acelerar más de lo que los sectores económicos cultivan, fabrican y comercian. Solo cabe aumentar la riqueza, aumentando el dinero , y los bancos creados para captar el dinero de los trabajadores y prestárselo (crédito) a los industriales descubren que con una hábil contabilidad el dinero puede estar en dos sitios a la vez (en la cuenta del prestador y en la del prestatario. No se crea riqueza física, pero se aumenta el capital circulante. A partir de ahí todo se hace a crédito. Se gasta hoy el dinero que se ganará mañana. Y ese desfase entre lo que se gasta hoy y lo que se ganará mañana, ese adelanto, es riqueza virtual, ficticia pero riqueza que a todos interesa. Y además incentiva el consumo puesto que -medido en cuotas mensulaes no hay gran diferencia entre un coche caro y uno barato. Los créditos bancarios inmobiliarios (hipotecas) entregan el inmueble hasta cincuenta años antes de que se pague. Naturalmente los intereses son cuantiosos. Ha empezado el negocio de crear riqueza creando dinero. Pero esos prestadores se asustan cuando vienen mal dadas y retraen el crédito (los deudores trabajadores simplemente pierden el bien (y lo pagada) si pierden el empleo. Es la crisis económica que se instala en occidente apareciendo de forma periódica. Pronto los traficantes de dinero se percatan de que la crisis es la oportunidad de rebajar salarios y prestaciones sociales y por tanto resetear la economía. Las crisis se institucionalizan. 

 

La competencia empujan a las instituciones financieras a tomar riesgos excesivos y cuando coincide con crisis virulentas, los bancos quiebran (debido a la estupidez de sus gestores) y los ahorros de los trabajadores corren el riesgo de esfumarse. Los gobiernos rescatan los bancos y se lo cobran a los ciudadanos vía impuestos, impuestos que no cesan de subir. Porque la gestión de los políticos se traduce en corrupción (para llenarse el bolsillo) y despilfarro (para llenar las urnas de votos). Total un 25% del PIB (la riqueza del país anual). El contubernio empresarios/política funciona perfectamente y es pagado con el dinero de los trabajadores. Mención aparte merece el comercio internacional. El comercio internacional se rige por tratados (no por imposiciones unilaterales internamente, como en las naciones). Esos tratados los realizan los del contubernio (políticos y empresarios). Es la ley del más fuerte militarmente, políticamente y económicamente. Se impone a los países pequeños, condiciones expoliatorias para conseguir sus recursos naturales escasos, o para inundarlos de medicinas (léase productos manofacturados) caducadas. África y Sudamérica son un tablero de juego y los polos y sus inmediaciones son deseados por las grandes potencias. Y hablando de comercio internacional no queda otra que hablar de Trump y sus aranceles. Una añagaza populista para vestir de patriotismo una operación personal de enriquecimiento ilícito.

 

Pero primero un apunte sobre la última tendencia del capitalismo: los políticos absolutos. Aunar riqueza, poder (mediático, inmobiliario, mafioso) y poder político ha sido históricamente un imán para los políticos absolutos. Aunque los políticos están en nómina, tanta democracia (?) pone demasiadas trabas a los comerciantes internacionales (las multinacionales) que se han erigido en naciones dentro de las naciones o fuera de ellas. La deslocalización (fabricar en el sitio más barato en contra de los intereses nacionales… y con la connivencia de los políticos es hoy: libertad de comercio. Pagar impuestos en donde son más baratos, es el juego de los paraísos fiscales. Traficar con las patentes de fabricación es impedir a los países pobres su desarrollo (y su salud). Pero hacía falta una vuelta de tuerca más -iniciada por Berlusconi, Ruiz Mateos, etc.- consistente en fundir en una sola figura el empresario y el político: Trump. El tendero despótico, el comerciante macarra, el machista irredento, el putero carcamal, el comisionista prevaricador. Desde que llegó al poder ha vendido Teslas, bitcoins, la ribera de Gaza, y ahora -con la recapitalización de la OTAN:  armas. Pretende vender su obsoleto arsenal de armas a la OTAN. Porque no es otra cosa lo que está haciendo con el aplauso de los pelotas de UE (que cobrarán su suculenta comisión). Cada año USA vende sus armas obsoletas (para cambiarlas por nuevas) a todo aquel que quiera guerrear. Pero la llegada de la IA (los drones) ha cambiado las reglas del juego: se puede destruir un tanque de 1.000.000 $ con un dron de 30.000 $. Todas las armas (menos las nucleares) que USA hubiera vendido en circunstancias normales (de guerra generalizada) son ahora invendibles. Solo ha hecho falta sumar y dividir para llegar a ese 5% de dinero que los EUnos deberán pagar a los USAnos. Y todos estarán de acuerdo porque todos cobrarán su comisión. 

 

Trump necesita dinero y sabe como conseguirlo. Agitar (desplomar) la bolsa con medidas extremas es fácil, y forrarse comprando barato y vendiendo caro está en la punta del super-rotulador  con el que legisla a golpe de decreto ley. Trump es un mercenario y como daños colaterales ha conseguido que Musk anuncie su partido político. ¿Ha empezado la carrera millonetis-presidencial? ¡Un sillón (presidencial) para el mejor! Se acabó lo de mantener las formas:; ha llegado a forrarse y es lo que va a hacer. Y habrá a quién le parecerá bien. Debe pensar para sus adentros: ¡Cómo, nadie se ha dado cuenta que la presidencia es el mejor lugar para el primer comerciante del mundo! Probablemente (si el oficio más viejo del mundo es la prostitución ) el comisionista más temprano del mudo debió ser el macarra. La mujer ponía el cuerpo y él se llevaba una comisión. La mujer solamente tenía un cuerpo pero el macarra podía tener miles de mujeres. Comisionismo y poder van de la mano desde entonces. ¡Quien mejor que un machista, putero, acosador, macarra, nepotista, inculto, arrogante y necio para desempeñar el papel de primer macarra de USA. Un tendero. Quizás estoy insultando innecesariamente a todos esos colectivos, a los que pido disculpas, pero como le ocurría a Serrat: “Entre esos tipos y yo, hay algo personal”

 

El desgarrado. Julio 2025

 




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