» 29-04-2024

Lecciones de política alternativa 102-18. “Elecciones y razón democrática” Rancière. “Los treinta ingloriosos”

El sistema francés de elecciones es distinto al nuestro dado que al ser una república eligen mediante comicios al presidente de la república, lo que en nuestro caso es innecesario, pues en una monarquía, el puesto es vitalicio. Aunque su reflexión es sobre esas elecciones presidenciales es perfectamente extrapolable a nuestro caso. Sigo analizando “Los treinta ingloriosos” J. Rancière. Editorial Katakrak. 2023. Capítulo: “Elecciones y razón democrática”.El texto se poblicó en 2007 con ocasión de las elecciones presidenciales.

 

La manera que tienen los “médicos de la democracia” de señalar que las elecciones representan efectivamente la encarnación suprema del poder del pueblo es denunciar a los electores inconscientes que votan, de acuerdo a sus pasiones o emociones, a candidatos de protesta y felicitar a los electores responsables que apoyan candidatos de gobierno. O denunciar a los medios que “fabrican” candidatos como si fueran rosquillas. Sin embargo las elecciones presidenciales no se inventaron para consagrar el poder popular sino para obstaculizarlo. Son una institución monárquica (1848) destinada a santificar la sumisión a un presunta guía de la comunidad. Sin embargo hoy como ayer las elecciones son una caricatura de la democracia en la que se conculca el derecho a ejercer el poder de la inteligencia individual y el poder de la decisión colectiva. 

 

De hecho la vigilancia democrática, consistente en pedir compromisos a los candidatos que apoyen determinadas iniciativas culturales o artísticas, o cualquier otra, no es sino consagrar la renuncia colectiva en beneficio de una sabiduría suprema que supuestamente vela por distribuir la riqueza con ecuanimidad y enfrentarse a los retos del planeta. “El modelo económico de la libre elección y de la libre competencia que las voces complacientes oponen a los rigores del estatismo es en realidad homólogo a las formas de influencia estatal sobre nuestras ideas y nuestras decisiones” (Rancière 2023, 181). “En realidad, la decisión está entre la abstención y decidirse por votar a quienes se declaran más capaces que nosotros de hacer las cuentas”… “El poder que ejercemos al votar por uno u otro no es la elección racional del más capaz, es simplemente la expresión del sentimiento ambiguo de que determinada papeleta que confiamos al secreto de la urna expresa mejor nuestras preferencias de autoridad o justicia, jerarquía o igualdad, de pobres o ricos, del poder de las competencias definidas o afirmación de la capacidad política de cualquiera” (Rancière 2023, 182). 

 

Este sentimiento ambiguo es paradójico, pues la supuesta elección racional está más cerca de la verdadera racionalidad política, de lo que se pueda pensar. La política, de hecho, es en primer lugar una cuestión de sentimientos ambiguos entorno a ciertas cuestiones de principios: 1) la cuestión de la equivalencia entre vivir, trabajar y pertenecer un país. 2) La cuestión de la equivalencia de los géneros respecto de los salarios. 3) La equivalencia entre las razas a la hora de obtener un puesto o una vivienda. 4) Si las cuestiones de la comunidad son las cuestiones de todos o las cuestiones de las élites… que representan los profesionales de gobierno, las potencias económicas y los expertos de ciertas escuelas y de determinadas disciplinas. Son estos sentimientos los que se expresa en el rechazo a una Constitución europea, presentada como la encarnación de la razón y del futuro radiante. “No hay crisis ni un malestar de la democracia. Lo que hay, y lo que habrá cada vez más, es la evidencia de la distancia entre lo que está significa y a lo que la quieren reducir” (Rancière 2023, 183).

 

El desgarrado. Abril 2024.




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