» 12-04-2024

Lecciones de política alternativa 102-3. Rancière. Extranjería 2.

En 1997, Francia vuelve a promulgar una ley de extranjería (entrada y permanencia de extranjeros, certificados de alojamiento, devolución de pasaportes, procedimiento de expulsión y permisos de trabajo). La ley tres años anterior (ver extranjería 1) había fracasado y la nueva, endurecía las condiciones. El fracaso podía ser debido a que no estaba bien hecha o bien perseguía unos objetivos distintos de los que afirmaba: no tanto reducir la inmigración como demostrar el empeño del gobierno en el tema. 

 

La extrema derecha había hecho estandarte de este tema como medio de seducir al electorado del extrarradio que sufría las consecuencias en primera línea. La nueva ley podría definirse: “… hay un problema con la inmigración cuyas consecuencias son el racismo y el avance de la extrema derecha. Esta última difunde ideas racistas, algo que resulta bastante desafortunado, y además se queda con nuestro electorado, algo más desafortunado aún. Por lo tanto hay que combatir a la extrema derecha racista. Ahora bien, la mejor forma de combatirla es robarle su caballo de batalla y llevar a cabo una lucha sin descanso contra la inmigración” (Rancière 2023, 65). La izquierda entendía que la posición de la ultraderecha frente a la inmigración era errónea, qué es como salvar la empresa y condenar los medios. A partir de entonces adoptó medidas racistas oficiales y razonables para desarmar las orquestadas por la ultraderecha. Sin embargo, no se ha reducido la sangría de votos, no solo en términos de números sino también de calado.

 

“el círculo del fin y los medios, de las causas y de las consecuencias revela el verdadero círculo del sistema político denominado de consenso. Este sistema supone que la política se rige por problemas objetivos relacionados con las necesidades del orden económico y geopolítico global que no dejan margen para opciones alternativas a escala nacional. Lo que provoca un efecto en dos fases. Por un lado, la derecha y la izquierda tradicionales tiene la misma idea realista de las características del problema. Comparten la convicción de que estas características les imponen a los gobiernos nacionales la ineludible tarea de administrar con el menor coste posible la repercusión local de los fenómenos de la globalización, a saber, las cuestiones del paro y la inmigración. Desde entonces, su competencia ya no se basa en ningún tipo de oposición en torno a las decisiones fundamentales, si no solamente en afirmar una capacidad superior para atenuar el problema que surge de la convergencia entre la tasa de desempleo y la tasa de inmigración. Cada uno de estos partidos solo tiene un argumento en contra el otro, a saber, que su oponente favorece la extrema derecha racista porque no quiere o no sabe resolver el problema de la inmigración” (Rancière 2023, 66).

 

Éste doble rasero se debe a un fenómeno de oportunismo electoral. Cada partido debe resolver el problema de recoger las voces antirracistas que denuncian a la extrema derecha racista y las voces racistas que denuncian la incapacidad del partido de la oposición para resolver el problema de la inmigración. Pero el problema es más profundo. Para que el problema de la inmigración se pueda resolver, primero sería necesario que se pudiera plantear y eso, resulta imposible, pues estos problemas no representan un problema con la inmigración, dado el carácter heterogéneo del término inmigrante, que incluye a individuos franceses que nacieron en Francia de padres franceses. El problema de los fines declarados y los efectos obtenidos se aclara. Pretender resolver el problema de la inmigración con legislación restrictiva es algo que en la práctica es imposible. Pero que el problema no pueda formularse tiene consecuencias: todas las leyes dan consistencia al concepto de inmigrante: el indeseable. De esta manera se afirma el discurso que establece, en primer lugar que hay un problema insoslayable de extranjeros indeseables, y en segundo lugar que los partidos de consenso del gobierno son incapaces de resolverlo, pues solo los racistas ofrecen soluciones reales.

 

Las medidas "racionales"para combatir el racismo, lo que consiguen es aumentar la legitimidad de aquel, pues los partidos de consenso aportan la fórmula razonable y fracasan en el intento de resolverlo."Los realistas del consenso han intentado anular cualquier conflicto de ideas o de clases para considerar exclusivamente las necesidades objetivas y las soluciones razonables. El desarrollo de nuevos movimientos notarios y nuevas formas de racismo es el resto de la operación” (Rancière 2023, 68). 

 

El desgarrado. Abril 2023.

 




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