» 09-04-2024

Lecciones de política alternativa 102-4. Ranciére. Movimientos sociales: huelgas y manifestaciones.

“Esas uvas no están maduras” es un artículo de 1995 sobre un plan sobre reducción del gasto público que implicaba el  aumento de los años de jubilación de los funcionarios y el reembolso de la deuda de la SS mediante impuestos, que supuso una campaña de huelgas y manifestaciones no vista desde M68. La comparación con el caso español es muy difícil por cuanto aquí no existe un diálogo sereno entre gobierno y manifestantes articulado  en un diálogo entre intelectuales de una y otra posición. En España el diálogo es entre los tertulianos (periodistas) decididamente alineados con las posiciones en litigio, con sesgos habitualmente sonrojantes. Los políticos del gobierno y de la oposición realizan declaraciones (normalmente sin preguntas): el “argumentario”, e intercambian argumentos a través de los medios y en las sesiones de control al gobierno en el Parlamento. Como recurso, el periodismo no alineado ha instrumentado una estrategia agresiva que aborda a los políticos en cualquier situación y muchas veces desde el humor. Obviamente los políticos acostumbran a no responder. En resumen: el debate entre intelectuales no existe… y en puridad tampoco entre políticos -excepción hechas de en el Parlamento- demasiado ocupados en descalificarse como para argumentar. A pesar de esta imposibilidad de transcripción del caso francés al español rescensionaré  el texto aunque solo sea para lamentar lo que nos perdemos. 

 

Los argumentos de los autores del texto publicado en Le Monde- y al que contesta Rancière, son los siguientes. En principio se resume el texto en un silogismo: un movimiento social, es según Marx, un movimiento capaz de ampliar los intereses de un grupo social para convertirlo en un interés universal. La reciente huelga se ha mantenido “enrocada en la defensa de los intereses adquiridos por el sector público” y “crispada” en torno al territorio nacional. Por lo tanto no es un auténtico movimiento social, sino que, al contrario, forma parte de un “repliegue identitario” comparable al de otras fuerzas (tradúzcase, Frente Nacional). Y quienes lo han respaldado son "pequeño burgueses proletaroides” que fantasean con un movimiento social y político imaginario. A continuación Rancière comenta el texto.

 

Reconoce la ambigüedad e interpretabilidad del movimiento social. Entiende que el movimiento social es el campo de batalla permanente de dos lógicas contradictorias. “Por un lado, lo social es el ámbito en el que se gestionan los equilibrios entre los distintos sectores de la población, la distribución Y redestribución de las cuotas entre estos mismos sectores según la relación de fuerzas y de intereses”. Es decir la reivindicaciones concretas. "no obstante, lo social también ha significado históricamente la lucha por cuestionar esta policía de la relaciones sociales, por sumar a determinada reivindicación, puntual y concreta, de uno u otro grupo, la recusación de la propia lógica de distribución de las cuotas, la inclusión de los excluidos del orden social en general”. (Rancièr 2023, 50). Es decir la reivindicación general de la igualdad. "cualquier movimiento social establece una distancia, más o menos explícita, entre lo que se inscribe como reivindicación negociable y lo que la lucha implica por sí misma: la manifestación de la igualdad en definitiva sostiene el reparto de competencias de la jerarquía social, porque sin ella, como ya sabe nuestro ingenuo primer ministro, la desigualdad en sí misma no se puede explicar” (Rancièr 2023, 51). 

 

Se acusa los manifestantes de defender una forma egoísta y retrógrada de las conquistas que impugna el plan. Estigmatiza a esa reivindicación de conquistas pasadas como el "eterno ayer” denigrando a los manifestantes. Lo que trasluce, sin embargo, es el odio a la igualdad. En el mismo sentido se ataca el carácter defensivo del movimiento, pero ese argumento no afecta a su validez. Es un argumento retórico. Continúa el texto acusando a los manifestantes de inmovilistas, dado que no han sabido superar el "baluarte inicial " y negadores del sentido de beneficio común de la medida, así como de particularistas dado qué no ha sido capaz de ampliar la cuestión al empleo en general, a la juventud y a los parados. Todas estas acusaciones traslucen el intento de levantar a la mayoría silenciosa contra los “privilegios” que defienden los manifestantes.

 

No faltan las referencias teóricas expuestas como contradicciones de la reivindicaciones planteadas. El texto empieza con una referencia a Marx y la concluye con una a Gramsci. Sin embargo, he sabido qué el marxismo vulgar conforma la doctrina oficial del Estado considerada liberal, pues no hay medida que no se anuncie en el nombre de una “necesidad objetiva”, identificada en última instancia con la pura ley del capital. “A continuación de lo cual, toda oposición a esta necesidad se asocia a una reacción pequeñoburguesa atrasada, que se resiste en vano a lo que ordena el sentido de la historia” (Rancièr 2023, 54). No faltan “los conceptos del arsenal leninista y las cifras de su retórica estalinista. Testigo de ello es el concepto de “populismo”, noción completamente vacía, aplicada a los casos más dispares para designar en bloque todo lo que no se ajuste a los patrones de pensamiento oficial, y para reforzar la confianza de quienes toman su simple adhesión a estos patrones como prueba de la elevación y de la valentía de pensamiento” (Rancièr 2023, 54). La mezcla de cosas heterogéneas (el sentido común y las opiniones de expertos) y la insinuación (el “repliegue identificatorio” con el que practican “otras fuerzas en otros lugares”) también acuden a la cita. Por último el uso de expresiones tan elegantes como" pequeñoburgueses proletaroides” da un toque arreglado pero informal al discurso.

 

Todos tienen derecho a expresar su opinión pero no a inducir a pensar que  tal opinión es la de un experto. Y acaba Rancière con una frase lapidaria: la política es esa actividad concreta que solo existe porque no hay una ciencia al respecto. 

 

El desgarrado. Abril 2023.

 




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