» 17-01-2021

Lecciones de política alternativa 63. El giro ético de Rancière.

La gran ventaja de los grandes pensadores es que detectan los problemas sociales mucho antes de que se produzcan (o por lo menos antes que nadie). Marx entendió la economía como plusvalía. Freud detecto lo humano como inconsciente, Gadamer descubrió que la verdad reside en la interpretación, Husserlo restauró la visión (el conocimiento) intuitiva de las cosas. Baudrillard en “La sociedad de consumo” detectó una nueva forma de capitalismo más interesada en el consumo que en la producción (y en el que acuñó una nueva forma de publicidad: la que empatiza con, (cuida de) el consumidor). Deleuze intuyó lo rizomático por debajo de la causalidad lineal, Derrida descubrió los fallos de la metafísica a la que deconstruyó, Lyotard denunció la debilidad de los grandes relatos. No pretendo resumir pensamientos complejos en cuatro palabras pero creo que es importante no perder de vista lo capital en el pensamiento de los grandes pensadores, no para clasificarlos sino para cotidianizarlos.

 

Ranciére es un gran destructor de mitos científico-filosóficos. Su originalidad es tan vasta que lo convierte en un pensador difícil (por lo amplio… pero no solo). La partición de lo sensible pone el acento en que antes de pensar (buscar la verdad) ya clasificamos el mundo de modo que esa clasificación mediatiza nuestro pensamiento y nuestra verdad. La estadística (esa mentira científica) utiliza esta estrategia con profusión: la elección de la muestra determina el resultado. Su entendimiento de la política (opuesta a la política-del-consenso: policía) y sin embargo tan afín al arte, y a la política del disenso, en su común heterogeneidad, aboca a la democracia a un concepto de “error” frente a los conceptos seminales de nacimiento, fuerza y sabiduría entendidos como verdad. Error que remite la democracia a una crítica de la propia filosofía alejándola del discurso y acercándola a la topología, a la geometría: las cosas son donde están, donde las ha ubicado la partición de lo sensible. La topología no es inocente. Dice que el arte moderno es aquello que ocupa el espacio que antes ocupó el arte mimético. No es un qué; es un donde. Es geometría, topología. En un mundo visual al que nos dirigimos, el lugar importa.

 

Una de las críticas más difíciles (para mi… por mi ignorancia) que hace Rancière es la de los derechos humanos. ¿Son derechos de los hombres (antropológicos), de los ciudadanos (políticos), o de ninguno (de los excluídos, de los que no tienen derechos)? De ahí surgen conceptos como justicia infinita (sin límites), eje del mal (la ética absoluta), víctima absoluta (independiente del contexto), injerencia (subrogación en los derechos de los que no los ejercen), conflicto de civilizaciones (el Otro como enemigo). ¡Parecen tan evidentes, y sin embargo son todo lo contrario! Entiendo (y aquí me acojo a la enmienda Gadamer) que Raciére se centra en lo que otras veces ha llamado el giro ético. ¿Que es el giro ético? El giro ético es el abandono de la razón metafísica como eje del pensamiento para aceptar que cierto “deber ser” puede sustituir al ser. Evidentemente Rancière no lo enuncia así por que no cree que la verdad resida en la metafísica, pero para el común de los mortales. así es. Para el común de los mortales el giro ético es la sustitución de la ética (el deber ser) por la metafísica (la verdad, lo que es).

 

Pero ahondemos. Dice Rancière que el giro ético consiste en cambiar el derecho por el hecho (la legalidad por la ilegalidad). Podríamos añadir: cambiar el sentido común por el acontecimiento, la religión revelada por la realidad, los imperativos de la socialidad por la ética. Spinoza prefirió llamar a su obra “Ética” que metafísica. ¿Era un giro ético? Creo que no. Spinoza quiso ampliar la metafísica (poco proclive a contemplar los sentimientos y los deseos: los afectos) a un espectro más amplio que los contuviera. No es de esa ética omnicomprensiva de la que habla Rancière, sino de la que trata de sustituir un deber ser por una razón-ética (por discutible que sea). “La razón ética” no es deleznable de por sí. La religión es una razón ética, el mito es una razón ética. Solo la metafísica y su sistema de razón independiente, se separa de la ética (a veces dramáticamente: aborto, eutanasia, pero también: pena de muerte, exclusión social, otredad (extranjería, racismo, clases, etc.)). El Islam es una razón ética (y así nos va). Quizás el género, la altersexualidad, los colonizados son razones éticas. Quizás la metafísica es una estupidez (necesaria pero estupidez).

 

El problema reside en “sopas y sorber”; ser metafísico y ser ético-normativo. O estas del lado de la separación de la razón de la ética o estas a favor de su unidad. No es eso lo que pasa en el giro ético. El giro ético quiere las dos cosas: seamos razonables (de razón) para unas cosa y seamos éticos (de normativos) para otras. Es eso lo que no funciona: no se puede confundir los hechos con el derecho, la legalidad con la ilegalidad, la opinión con la razón, para lo que nos conviene y seguir “razonando” para otras cosas (el género, la altersexualidad y los colonizados) para otras. Este desorden mental es típico de los políticos. Los políticos son retóricos: razonan como les conviene en cada caso (de acuerdo a un fin). Eso quiere decir que, ahora son racionales abstractos (descontextualizados) y ahora son topológicos (afincados en el terreno), ahora son racionales (en la medida de lo que cabe) ahora son éticos (lo que debe ser y no lo que es). El recurso a la religión, al sentido común, a la tradición, etc, son recursos a la i-racionalidad. El giro ético es un recurso a la irracionalidad (legalidad, confusión del hecho con el derecho, del sentido común con la razón). Otra cosa sería abandonar la metafísica como campo privilegiado de la razón y adoptar otro sistema de pensamiento pero no creo que eso sea lo que conviene a los políticos que solo quieren la opacidad y la ambigüedad.

 

Resumiendo. Estamos en el giro ético, una artimaña para convertir la razón en moral, el acontecimiento en razón o en derecho. La ilustración se ha acabado. Todo es religión, mito, moral, “deber ser”: es decir obligación. La dictadura de la razón-ética. La libertad se ha acabado. La democracia pragmática (el deber, el consenso, la conveniencia) se impone a la democracia teórica (la soberanía popular).  Y encima hemos perdido la opción de la revolución. Bueno, no todos. Los USAnos todavía la tienen… aunque sea mediática. La razón utilitaria (otro mandato) ha aconsejado a Trump que se la envaine. Me temo que la escisión en el partido republicano es irreparable. Los que tragaron con la efectividad se han encontrado con la antidemocracia. Demasiado para ciertos estómagos americanos. Pero al final todo son componendas: desde la democracia hasta la bonhomía (ética) de los servidores públicos. Los cerdos se revuelcan en la mierda por razones prácticas. Lo nuestro es vocacional. Ya lo dijo Arendt, aunque quizás, demasiado educadamente.

 

El desgarrado. Enero 2021.

El desgarrado. Enero 2021.

 




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