» 18-11-2020

Lecciones de política alternativa 65. Democracia y dictadura.

Siempre he dicho que el error político de Franco es que no aprovechó la situación de dictadura para conseguir ventajas sobre las siempre más complejas democracias. El partido único, el sindicato único, el pensamiento único son una magnífica oportunidad (fáctica, evidentemente) para las grandes reformas a las que nadie se opondrá, mientras las democracias están inmersas en complejos balances de poder. Stalin y Hitler así lo hicieron y aunque eso no compense sus enormes crímenes por lo menos les dieron a sus ciudadanos enormes satisfacciones. Rusia pasó de la edad media a codearse con la primera potencia del mundo. Alemania demostró su poderío tecnológico que todavía perdura (no se puede olvidar como eran el estado prusiano y el estado germánico antes de la primera guerra mundial). Eso no pasó en España. Es evidente que nos “empantanamos”. El fracaso económico de Franco fue de libro… teniendo en cuenta las circunstancias políticas.

 

China ha resuelto la pandemia del Covid brillantemente. Dice Sebastián (¡exministro, nada menos!) que  su acierto ha sido declarar al virus la guerra abierta en vez de tratar de convivir con él como ha hecho Europa y como han despreciado (se han pasado tres pueblos) en América. Es evidente que China tiene un régimen político mucho más autoritario que Europa y América (por lo menos en las formas). Probablemente también tiene un pueblo más respetuoso con la autoridad (desde la familiar a la política). La cuestión es que en Wuhan el virus ya no existe. Los chinos se han aprovechado de su régimen político para sacar ventaja. Eso que no supo hacer Franco. Podríamos colegir que la dictadura es una ventaja comparativa cuando la importancia del mando único es significativa. No significa ello que aspiremos a la dictadura sino que tenemos que pensar muy seriamente si esta mierda de política de partidos es lo que necesitamos. De hecho aspiramos a una democracia que dudo mucho que nuestros políticos hayan tan siquiera sospechado.

 

Se me ocurre pensar que, visto restrospectivamente, toda esta situación -entiendo que seguramente accidental- no deja de insinuar una estrategia. Es extraño que los apasionados de la teoría de la conspiración no lo hayan pensado. No que China hubiera lanzado un ataque virológico para vendernos material sanitario en primera instancia (vacunas incluidas) o para empantanarnos en la lucha con el virus en segunda, sino para demostrar que los regímenes autoritarios son mucho más prácticos que los democráticos (representados por un elefante y un burro en USA y por infinidad de burros en España) en cuanto a gestión. Insisto en que no abogo por los regímenes totalitarios sino por aligerar los regímenes democráticos de toda la mierda que actualmente los adornan, y en especial, esa trifulca perpetua partidista que paraliza cualquier iniciativa. Con menos, Trump ha convencido a 70 millones de USAnos que la estupidez, la estulticia, el ventajismo, la mentira, la arrogancia, la soberbia, el sexismo, y sobre todo, la vergüenza ajena, son virtudes, si no Constitucionales, por lo menos democráticas (opciones votables).

 

¿Qué hemos aprendido? El camino de la democracia no es un camino individual sino social. La democracia no son ventajas para los individuos sino para los colectivos. Aunque más para unos colectivos que otros. El mejor gobierno es la dictadura del hombre bueno (singularmente Dios como dice la religión), el que toma las mejores decisiones en bien de todos. Desgraciadamente (para los laicos) no existe tal opción. A la democracia le pasan desgracias como los partidos políticos y los individuos tipo Trump, Bolsonaro o López. Probablemente lo más trágico que les pasa, son los políticos. Como tanto imbécil ha dicho, es el menos malo de todos los sistemas políticos y además matemáticamente demostrado: el 51% mejor. A los otros 49%, que los jodan.

 

En un mundo enfermo de individualismo la democracia -como las bragas- le produce llagas. Hasta que no entendamos que la democracia es un sistema para la sociedad y no para el individuo, no entenderemos la democracia. La contradicción del sistema es que los dirigentes, los representantes del mismo,  son individuos, con vocación de individuos y con pasión de individuos. Por eso

hay que acabar con ellos, suprimir los representantes y avanzar hacia la representación personal a través de internet. Pensaréis que solo es una manera de trasladar el individualismo de los representantes a los ciudadanos (que se representarán a sí mismo). Es la “dictadura” de ley de los grandes números: si cada uno se representa a sí mismo, en una gran masa de ciudadanos, las peculiaridades, las anomalías, las singularidades, son imposibles. Y sobre todo es imposible la corrupción y el despilfarro (el 25% del PIB) y por supuesto las corruptelas.

 

En un momento que asistimos al irresistible avance de la dictadura de los partidos políticos y de los empresarios salvadores (herederos directo de los poderes fácticos), auténticos enemigos de la democracia y, para nada, los radicales, los independentistas o los no sabe/no contesta, necesitamos urgentemente la representación directa y la democracia directa. El gobierno del pueblo (la democracia) ha alcanzado su momento de perfección: la autorrepresentación. ¿Entramos?

 

El desgarrado. Noviembre 2020.

 




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