» 18-03-2021

Lecciones de política alternativa 76. La libertad como concepto político.

La derechona acuña su eslogan para las elecciones de Mayo en Madrid. No es nuevo (casi nada es nuevo en política): socialismo/comunismo o libertad. Como es un eslogan dirigido “contra” no saben si debe ser socialismo o comunismo (hay que identificar al enemigo)  pero los dos les valen. He dicho otras veces que la libertad no es un concepto político, sino ético. Pero la política lo ha usado hasta la saciedad. Platón analizó el origen del poder, los títulos que lo habilitan, en la cuna, en la tradición, en la fuerza, en el saber y añadió una enigmática forma más de poder a la que llamó democracia: el poder de los que no tienen título para ejercerlo (Ranciére). Antes que él, Clístenes había desposeído a las fratias (las organizaciones familiares de poder tribal) de su poder, redistribuyendo los territorios (los barrios, los demos) en nuevos distritos que en nada coincidían con sus antiguos territorios. Sabemos que todo era una estratagema para privar del poder a los que hasta entonces eran sus legítimos depositarios. El pueblo se convirtió en el comodín de las luchas por el poder, no para dárselo, sino para quitárselo a sus legítimos detentadores. La oligocracia se lo quitó a la monarquía de origen divina, la burguesía a la oligocracia (rey y corte), la dictadura del proletariado trató de quitársela a la burguesía, mientras el micropoder y el biopoder buscaban su nicho. La burguesía se transformó en liberalismo primero y ultraliberalismo después. El contubernio entre capital y gestores (políticos, financieros, societarios) marca la última alianza (título) del poder.

 

¿Y donde está la libertad? Todos estos detentadores de poder, estos titulares del poder ejercían -por el hecho de poseerlo- la dominación. La libertad no nace como libertad abstracta. La misma existencia de Dios (el ser que todo lo sabe) niega el libre albedrío. No se puede ser libre si alguien sabe lo que vas a hacer. La libertad es originariamente liberación: del dominio de la cuna, de la tradición, de la fuerza, del saber. ¿Quizás también de los que no tienen título? La dictadura del proletariado no pretendía un pueblo dictador, pero los liberales (cuya liberación lo era de sus inmediatos opresores pero para que nada aspiraban a una libertad universal) encontraron la manera de oponerse afirmando que: ¡dictadura ninguna!, cuando ellos mismos establecían una nueva dominación: la de la economía política: el dinero como equivalente general del valor y la mercancía como equivalente general del comercio. La libertad es una escalera en la que cada escalón quiere liberarse del anterior pero no puede evitar que le domine el siguiente. Por eso la libertad es un concepto ético.

 

También os he hablado del “giro ético”. Es una artimaña para zafarse de la razón sustituyéndola por una moral, que es una forma de dominación por las normas establecidas (el derecho). La razón es universal (teóricamente) pero las normas son particulares de una sociedad, una época y un lugar determinados. Se trata de que los hechos pierdan su objetividad, su universalidad y colocar en su lugar unas normas religiosas, morales, sociales, que nada tienen que ver con una verdad universal (el logos): “Por que yo lo digo”, “Porque así ha sido siempre”, “Porque es de sentido común”, “Porque no puede ser de otra manera” “Porque Dios lo quiere”. Tras la Ilustración (el imperio de la razón) no quedó otra que “desrracionalizar” las cosas y ¿qué mejor que desplazarse hacia la ética? La ética era mucho más manipulable y en eso estamos. La libertad es ora un concepto indefinido en continua oposición con la libertad de los demás (es decir es un concepto individual), ora una aspiración que no tiene realización (una utopía). El giro ético pone a la libertad en su sitio: la ética: la libertad es una forma de comportamiento mediada por los otros, relativa, domesticada, una aspiración individual que en sociedad, en comunidad, en política, no tiene más que un contenido de dignidad, pero para nada real.

 

¿Qué significa entonces que se nos diga socialismo o libertad? Significa que se nos toma por idiotas. La frase completa debería ser: o socialismo político o libertad ética. Es decir la oposición entre dos cosas que no son homogéneas, que no juegan en la misma liga, que no se pueden encontrar porque pertenecen a dos categorías distintas. Que la derechona hable de libertad ya es chocante. La derechona ha defendido siempre como títulos de poder la cuna, la tradición, la fuerza y el saber. La soberanía del pueblo ha sido siempre el subterfugio para sus propias luchas por el poder. Jamás ha pretendido que los que no tienen título accedan al poder. La rendija electoral, bien mediatizada, es lo máximo que el poder de la derecha nos otorgará por ser el pueblo “soberano”. Desgraciadamente la izquierda -en ese contubernio llamado bipartidismo- se ha unido a esa represión de la libertad, de la posibilidad de acceder al poder. Porque la libertad política es liberación de la dominación, es acceder al poder. Y puesto que están conchabados, nuestro enemigo no puede ser ni la derecha ni la izquierda, sino el poder.

 

La consigna “divide y vencerás” sigue siendo de gran utilidad. El poder (político, fáctico) nos engaña enfrentándonos en facciones políticas que se suponen irreductibles. No es así. La única lucha es precisamente por la liberación, por evadir la dominación y eso nos lo impone tanto la derecha como la izquierda. Como hicieron los revolucionarios con Robespierre: “¡No le dejéis hablar, porque nos convencerá!”. Los políticos deberían ser agentes, activistas, accionadores y sin embargo son retóricos, palabreros, voceros. Son actores (por eso odian tanto a los cómicos: son la competencia). No quieren cambiar nada, solo quieren decirlo, exponerlo, cacarearlo. Y de paso forrarse. No encontraremos la libertad en la política (y menos en la derecha) porque la política es precisamente la dominación, la falta de libertad. Hasta que no consigamos una democracia en la que el pueblo sea soberano, no seremos libres. Fuera de la democracia plena solo hay dominación. Y la democracia plena quiere decir directa (y no representativa, no mediatizada, no filtrada por la dominación).

 

Solo hay dos posiciones: o la revolución (la violencia) o el voto (la presión pacífica). Con la primera lo conseguiremos en pocos meses, pero estaremos en las mismas en pocos mese más. Con la segunda nos llevará varias generaciones de dedicación continua y austera. Pero es que la libertad no es un proyecto individual sino un problema de sostenibilidad: ¿Quiere usted que sus bisnietos sigan viviendo en esta mierda (a la que los políticos llaman democracia plena) o cree que deberíamos trabajar para legarles un mundo mejor (aunque no terminado)? La libertad es un proyecto colectivo y a largo término. En una sociedad como la nuestra, en la que todo debe ser inmediato, es imposible. Empezad a explicárselo a vuestros hijos: esto irá de mal en peor porque nosotros, sus padres, no estuvimos por la labor de legarles un mundo mejor. Se me ocurre otro eslogan: lucha o muerte. Y no me refiero a la muerte física sino a la política.

 

El desgarrado. marzo 2021.




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