» 13-04-2021

Lecciones de política alternativa 79. Hábitos de voto y crispación política.

Nuestro sistema de racionalidad (lo que resumimos con la palabra razón, no es unitario ni mucho menos) dista mucho de ser único. De entrada todas las formas históricas (evolutivas) que hemos utilizado, siguen presentes en nuestra práctica del pensamiento. Pero es que, además, existen distintas opciones con distintas características. Para entendernos, son como distintos tipos de lógicas, entendiendo lógica como un procedimiento de necesariedad que hace que las conclusiones se desprendan obligatoriamente (necesariamente) de las premisas.

 

Sin ánimo de ser exhaustivo se utilizan los modos de: el instinto (la verdad biológica), la topológica (la verdad reside en el lugar o en la autoridad del individuo: el senado), la tópica (las fórmulas estereotipadas: los refranes, adagios, brocardos…) la lógica experimental (prueba y error o teoría-práctica), mitológica (el ser supremo que revela su verdad), analógica (la similitud y la convergencia), intuición (la convicción sin medios de prueba), inducción (la causalidad experimental: el establecimiento de una ley general a partir de la multiplicidad de casos concretos)), la deducción (la aplicación de una ley universal al caso concreto), el modo hipotético deductivo (la comprobación de una hipótesis por sus resultados), la falsación (solo se puede descartar lo evidentemente falso), la ciberlógica (la retroalimentación continua), la probabilidad y la estadística, etc. Más allá de la reflexión la ética y la política nos proponen formas de acción, la primera basada en la moral (y los diversos intentos de universalizarla) y la segunda en el nacimiento y la riqueza (hasta que apareció la democracia… pero aún así). Incluso el arte puede ser entendido como forma de conocimiento.

 

Todos estos modos de pensamiento o de razón (aunque puedan resultar aparentemente irrazonables) se conglomeran en el sistema metafísico que atiende a un esquema de abstracción-universalización-ley, (en la búsqueda de una verdad que se asienta en la necesariedad de las lógicas), la presunción platónica de que tras la apariencia se esconde una esencia que es más verdad (y que excluyó el arte del esquema) y a unos principios aristotélicos (identidad, no contradicción y tercio excluso). El sistema metafísico llegó a su incapacidad (de acuerdo con el principio de Peter) con la posmodernidad (la deconstrucción de la metafísica) y la cibernética (el sistema de base de datos-computación-retroalimentación). El pensamiento femenino se convierte en el tercer sistema de pensamiento (alternativo al metafísico y al cibernético), menos sistemático y sin fórmula establecida pero que apuesta por la prevención y el cuidado frente al sistema de destrucción/reconstrucción típico del sistema metafísico.

 

Y tras esta larga introducción vamos al lío. De todos estos sistemas de pensamiento el votante utiliza fundamentalmente cuatro (aunque los utiliza todos en diversas proporciones): 1) prueba y error, 2) intuición, 3)analogía y 4) mitología. 1) La prueba y error (un método experimental centrado en lo real) es evidente: si un candidato o una política no funciona “pues me voy a la Mutua”, es decir, pruebo otra. Es un sistema de descarte en el que se escoge por eliminación. 2) Si entendemos la intuición como “la otra escena”, la lógica del inconsciente, deberemos introducirnos en el tenebroso mundo del sicoanálisis (que de hecho es una terapia y no un sistema de conocimiento). Afortunadamente de Lacan a Zizek muchos autores han indagado en su cognibilidad lo que permite que atisbemos en su interior. 3) Analogía emocional (hay que decirlo). Votamos a quien piensa de la sociedad lo más parecido a nuestro propio pensamiento. No es difícil llamar a esta forma: pasión, militancia, ardor político u otras. 4) mitología: dios me guía (y en su defecto la Iglesia). En resumen, todas las otras (y seguramente más perfeccionadas de pensamiento), no se aplican en absoluto.

 

Los políticos lo saben y centran sus campañas en propiciar estos rasgos. 1) para potenciar la elección por descarte es más importante desautorizar al oponente que ensalzar las propias ideas. Se trata de que el elector descarte al otro, no de que te elija a ti. Es la guerra sucia. 2) La intuición es el manejo del subconsciente y eso pasa por los mensajes que llegan directamente a él: propaganda subliminal, chistes, actos fallidos, asociaciones implícitas, etc. 3) La identificación emocional se asienta en la repetición de mensajes eternos: nosotros defendemos lo social, nosotros defendemos la liberalidad (no confundir con la libertad). Las variantes son infinitas pero el bipartidismo consiguió que sus mensajes se diluyeran en la razón de estado: los liberales hicieron políticas de Estado social y los socialistas hicieron política de Estado económico. 4) Esta parcela es exclusiva de los conservadores (por más que se autoproclamen liberales o prolibertarios). Ser el partido de los meapilas tiene sus ventajas. La ausencia de un sentimiento republicano al modo francés impide que la izquierda pueda apasionar a los laicos con una idea de Estado que en España no existe.

 

Pues bien la crispación sale de estas estrategias (que a su vez han salido de los modos de pensamiento electoral de los ciudadanos): descartar al oponente, lanzar mensajes subliminales incendiarios, conseguir la identificación emocional (donde de nuevo es importante la descalificación) y alinearse con seudoideologías ancestrales, que ya de por sí se oponen con ferocidad a la modernidad. No diré que la culpa es de los ciudadanos porque los políticos se emplean a fondo para engañarnos, pero es evidente que si los ciudadanos votáramos responsablemente (es decir usando otros modos de pensamiento más adecuados para el análisis político, las cosa cambiarían. Pero para la mayoría de los ciudadanos, los políticos son como la mierda: inevitable pero que es mejor no acercarse a ella. Lo terrible de la cuestión es que les estamos dejando hacer lo quieren, y lo que quieren es jodernos. La cultura y la conciencia política no es una opción, es una obligación cívica… y la única manera de controlar a esos golfos. ¡Así es y así se lo hemos contado!

 

El desgarrado. Abril 2021.

 

 




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