» 06-05-2021 |
La derecha apuesta por bajar los impuestos (bien es verdad que selectivamente: mucho a los ricos y poco a los pobres) y la izquierda apuesta por subirlos porque sin ingresos el Estado es impotente. ¿Es exactamente así? La cuenta de lo que se ingresa y lo que se gasta es exactamente la misma para unos y para otros (salvo predistigitaciones que suponen que unos son grandes gestores y los otros absolutamente negados). ¿Cómo es posible que unos puedan bajarlos y otros exijan subirlos. Dice García (el lanza-huesos) que el gobierno gasta y los ciudadanos pagan. Bella metáfora de la estupidez. Sin embargo la evidencia de la corrupción nos dice que la derecha roba más que la izquierda, y eso que roban, se detrae de lo que hay para gastar. La UE lo cuantifica en 80.000 millones (casi el 10% del PIB, es decir, de todo lo que hay para gastar). Como dirían los catalanes (tan sensatos en cuestiones de dinero) “anem a pams”. Paso a paso.
Los ingresos se producen por los impuestos y por las exportaciones (el superávit entre lo que compramos en el exterior y lo que vendemos). Esta exportación se produce fundamentalmente (si no tienes petróleo u otra materia prima escasa) por la I+D, es decir por la ventaja tecnológica. Los gastos dependen del presupuesto del estado que elabora el gobierno que es el que ha ganado las elecciones. La izquierda hace presupuestos más sociales (defiende a los más necesitados) y la derecha defiende a los suyos (los más favorecidos). Todos roban, pero la derecha, más. La izquierda gasta en lo social y la derecha en lo particular. Ellos dicen que el gobierno despilfarra pero simplemente gasta en otras partidas que a la derecha no le interesan: lo social. El estado del bienestar fue un invento de la izquierda (que como Piketti explica supuso un aumento brutal de los impuestos). La derecha no puede decir abiertamente que a los pobres ¡que les den por el culo! y por ello aceptó el estado del bienestar esperando su momento, en el que pudiera dar la vuelta a la tortilla, pero en su estilo, sin declarar las cosas tal como las pensaban. ¡Incluso presumieron de hacer presupuestos sociales! La cuestión -aparte de las intenciones más o menos taimadas de los actores- es ¡A donde van los impuestos?
Ya hemos comentado la fuga que supone la corrupción (el 8% del PIB), pero no acaban ahí las fugas. Los políticos dependen de su empleo (son profesionales) lo que implica que la poltrona es absolutamente prioritaria. ¿Como se garantizan la poltrona desde el poder? con el despilfarro. Se trata del postureo del gasto con objetivos electorales: hay que inaugurar, demostrar al electorado que la eficacia de la gestión es infinita. Y ya sabemos que significa eso: aeropuertos sin aviones, autopistas sin automóviles, centros cívicos sin ciudadanos, polideportivos sin deportistas, centros de arte sin visitantes, Ave sin pasajeros, etc. Aquí no se trata de ser eficaz sino de parecerlo. La ley obliga a que los proyectos públicos tengan un plan de viabilidad pero eso no es óbice. El aeropuerto de Fabra o las autopistas radiales de Aznar, el AVE de Rajoy el Fórum barcelonés, etc. no son sino operaciones de ganar votos. ¿Si estar en el poder no te sirve para hacer lo que te de la gana, qué es el poder? No hay datos sobre el desplifarro pero no sería descabellado pensar que (siendo como son inversiones públicas multimillomarias) asciendan al 20% del PIB. Solo el AVE de Rajoy se aproxima a los 20.000 millones €.
La agencia tributaria supone que la evasiones de impuestos (y no solo por la parte baja del esquema) asciende a 10% del PIB. No solo se trata de lo que se deja de pagar por los evasores de medio pelo sino de las empresas que tienen un trato fiscal preferente, las multinacionales que disponen de estrategias legales para no pagar, la fuga de capitales a paraísos fiscales, los rescates, las cláusulas de compensación en los contratos del Estado, pero de todo esto hablaremos a continuación: los poderes fácticos.
El contubernio entre los políticos y los empresarios (el capital) que impulsaron Thatcher y Reagan supuso que los políticos pudieron disfrutar de puestos en los consejos de administración de sus empresas de más de 100.000 € por asentir una vez al año. Pero hay más: las puertas giratorias, las concesiones fraudulentas, los cambios en la legislación (urbanística, empresarial, etc.) los recates, las subvenciones, las ayudas, exacciones. ¿Cuanto cuesta eso al tesoro español. Es difícil saberlo (aunque los rescates de Bankia y compañía más lo que ha costado el banco malo (SAREB) -que Guindos nos dijo que no nos costarían nada- han superado los 100.000 millones €. La defensa encarnizada que hace el Gobierno de la banca la defiende continuamente de que haga frente a sus responsabilidades. Qué decir de las eléctricas, las petroleras, las gasistas, las financieras, ¿Cuanto vales todo eso: 180.000 millones €?
Para qué hablar de los fabulosos sueldos (nunca desgranados) de los políticos, los bonus de los banqueros, los sueldos de los directivos de las grandes empresas anónimas a cuenta de sus accionistas, etc. Los gastos en defensa siempre mal presupuestados y siempre oscuros. No lo cuantificaremos, pero ahí están.
¿Cuanto suma toda la fiesta: 400.000 millones €. El 40% del PIB. La pregunta ahora es evidente ¿Hace falta subir los impuestos o lo que hace falta es parar la sangría. Toda esa sangría está en manos de los políticos. ¿Por qué no la paran? ¿Porque el que tiene el rabo de estopa tiene miedo de que se le queme? No hace falta subir los impuestos Sr. Iglesias. Lo que hace falta es gestionar honradamente. Con ese 40% no habría pobres, las pensiones serían decentes, la I+D nos pondría en el mapa, y encima no habría que lloriquear diciendo que no hay dinero, que nosotros queremos pero no podemos, que más querríamos que poder. El lamento del impotente. No hace falta subir los impuestos, lo que hace falta es dejar de consentir que los impuestos se los gasten los crápulas. Así de simple.
El desgarrado. Mayo 2021.