» 24-05-2021

Lecciones de política alternativa 83-2. La hipocresía. ¿Miente igual la derecha que la izquierda?-2.

Para entender el sistema actual de las mentiras no se puede hacer un análisis lógico-filosofíco. Hay que ponerse al día, y el día es la cibernética (bases de datos-computación-retroalimentación en red) que como os he dicho podría haber sido el sistema de pensamiento que sustituyera a la metafísica pero que cayó en manos del capitalismo, apoderándose de él. No es que la lógica (un sistema formal de verdad) o la filosofía (el conocimiento por la razón) ya no sirvan, pero la invasividad de internet (de las personas y de las cosas: IoT), las bases de datos voluntariamente ofrecidas a las ciber-empresas, la computación de miles de millones de datos, las relaciones no lineales y dinámicas, han sustituido al sistema de la  metafísica (abstracción-universalidad, ley). He hablado antes de la posverdad y de internet pero ahora lo aplicaré a las mentiras de los políticos. ¡Qué menos!

 

Os he hablado con anterioridad de la epigenética, esa forma de evolución de las especies que permite enmascarar el ADN (el determinismo genético) mediante interruptores temporales (metilos y acetilos) en respuesta al entorno, que incluso pueden transmitirse limitadamente en la herencia. De alguna manera es el triunfo de Lamarck (la herencia de los caracteres adquiridos) sobre Darwin (mutación y selección). Pues bien, Jöel de Rosnay (“Epigenética, la ciencia que cambiará tu vida” Ariel. 2019) nos propone que además de la epigenética (biológica) existe la epimemética (sobre los “genes” culturales). ¿Qué es un meme? El equivalente cultural a un gen biológico. Las empresas, las marcas, los innovadores, los países, los partidos políticos o los equipos tienen una ADN social que les caracteriza, formado por una acumulación de memes (simplemente la información que los constituye, desde su información societaria a su credibilidad social). ¿Qué sería entonces la epimemética: el enmascaramiento de determinadas características meméticas (el ADN social), de forma temporal, debida al entorno, en periodos que pueden excede a una generación.

 

Enmascarar temporalmente y mentir es lo mismo, lo que nos lleva a la conclusión de que la epimemética es una forma de engañar (o por lo menos es susceptible de convertirse en engaño). Todos tenemos presente el caso de las etiquetas de los productos alimentarios. Su dificultad de intelección remite a que no se quiere especificar que contienen productos: conservantes, colorantes, fluidificantes, grasas, azúcares, etc. ingredientes que no tienen buena prensa. El sistema de clasificación de productos por letras esconde la calidad de los contenidos: grasas, azúcares, harinas etc. para que pensemos que el jamón ibérico es peor que las galletas con aceite de palma, harinas y azúcar refinado. Las empresas textiles prefieren no decir que sus prendas están manchadas de sangre de los pueblos infradesarrollados que las elaboran. Hace poco descubrimos que Volkswagen nos engañaba con sus aparatos de medición de emisiones de gases nocivos. Estos enmascaramientos han conducido históricamente al desastre de la talidomida o el aceite de colza, a Chernobil o la fuga de gas de la Union Carbide.

 

Todo esto tendría muy fácil solución… si los políticos estuvieran dispuestos a no amparar a sus socios empresariales con los que tienen un contubernio escandaloso. Peo es que los políticos cojean de la misma pata que los empresarios industriales. Porque los políticos también tienen el problema de que su ADN social (su programa y su trayectoria histórica, su adscripción a un grupo y sus errores inmediatos) no siempre es presentable. La ideología, la historia, la tradición, la corrupción, el despilfarro, lo dicho, lo prometido, las mentiras, todo eso es negativo en muchos momentos y entonces se recurre a la epimemética: enmascarar lo impresentable temporal o definitivamente. Pero los detalles son lo que pone en valor estas cosas por lo que vamos a por ellos. ¿Cómo enmascaran los partidos políticos sus vergüenzas?

 

1) La negación de la historia y la tradición. La ultraderecha española (PP y VOX) son herederos del fascismo (nazismo alemán, falange española, fascio italiano). Los socialistas/comunistas (PSOE, IU, Podemos) son herederos de Marx y Lenin (socialistas y comunistas). Todos son herederos de su tradición: corrupción, corruptelas, decisiones estúpidas (¡Créanme: tienen armas de destrucción masiva! ¡OTAN: de entrada no!).

 

2) La negación del ADN (la ideología). El PSOE pasó de ser una partido de clase a ser un partido de estado, negando a Marx y constituyendo el bipartidismo. El PP pasó a ser de un partido franquista (un dictador fascista) y nacional-catolicista (una multinacional inmobiliaria, de trata de blancas y de armas, amparadora de pedófilos, homófoba, machista, etc.) a ocultar celosamente su linaje. Para poder seguir ejerciendo de fascista interpuso asociaciones como Manos unidas, Hazte oír, Abogados cristianos, Asociación de víctimas del terrorismo, etc. que le hacen el trabajo que no quiere que se asocie con él.

 

3) La intoxicación. Nada hay peor para un partido que el voto informado. Lo que les obliga a su continuo enmascaramiento. Cualquier votante que analice la marcha de un partido no podría votarle por mentiroso, a-ideológico y a-histórico. La manera de evitarlo es intoxicar: defender una opción y la contraria (ambigüedad) lo que siempre te da la oportunidad de alegar: ¡Yo ya lo dije! Interpretar las acciones de los oponentes de forma sesgada. Aplicar distintos raseros a lo propio y a lo ajeno. En general la topología que hace que se predique una cosa en el gobierno y otra opuesta en la oposición. Cuando se invierten los papeles la cosa se complica. Se produce entonces el enmascaramiento del enmascaramiento.

 

4) La defensa a ultranza de las instituciones y las prebendas. La democracia es el caso ejemplar. No vivimos en una democracia plena (no es un defecto nuestro. Es un defecto de la democracia en sí, que no se deja mangonear, lo que conduce a que todo el mundo la tergiverse). Democracia, separación de poderes, elecciones limpias, honorabilidad de los cargos públicos, leyes justas, entrega a la función pública, España, etc. Los políticos han convertido su trabajo en una profesión a tiempo completo y para toda la vida. Son una oligarquía que defiende sus privilegios y solo eso. La defensa de las instituciones es una cortina de humo que esconde un sistema de prebendas en el que hay que cobrar las dietas incluso cuando no se producen, como vimos durante la pandemia.

 

5) La asociación (contubernio) con los empresarios. Fue un invento de Reagan Y Thatcher en los inicios del ultraliberalismo. Supone un giro en el capitalismo del capital, al capitalismo de gestión (políticos, financieros, administradores societarios). En un “quid pro quo” vergonzoso, los empresarios proporcionan asientos en los consejos de administración, mordidas a cambio de concesiones, y los políticos legislan “ad hoc” (industrial, fiscal, rescates, subvenciones, ayudas, etc.).

 

6) La ley del embudo. La democracia que es buena para el pueblo no es buena para los partidos políticos. Solo hace unos años que los partidos tienen democracia interna y organizan primarias. En las últimas elecciones de Madrid no las hubo. ¿Por qué? Por que no son demócratas. Los partidos sorprendidos por la convocatoria pueden alegar que no les dio tiempo pero el PP sabía que iba a a convocarlas. Rato predicaba la formalidad de los impuestos pero él mismo no la seguía. El rey también. Mientras los trabajadores sufren las crisis los políticos las disfrutan. Se auto-legislan para adornarse de prebendas.

 

7) La posverdad, la epigenética, etc. Las mentiras son tan flagrantes que se inventan justificaciones seudofilosóficas para sostenerlas. La posverdad es una verdad emocional. La razón queda en segundo término y la emoción (considerada femenina por la metafísica) toma los mandos. En el caso de la epigenética ya lo hemos comentado: enmascarar la ideología, la trayectoria, la historia para poder hacer lo que todas esas directrices no dicen. Evidentemente no les hace falta llegar hasta la filosofía para mentir. Tergiversar la verdad, interpretarla, darle la vuelta. Todo tipo de ingeniería de la mentira para salvar el culo. Al fin y al cabo un político solo piensa en su culo: como salvarlo, como ganarle la mejor poltrona y como perjudicar el culo de los demás.

 

8) No sabe, no constesta. Hay una forma sutil de mentir y es no responder (aunque solo sea porque el que calla otorga). Vemos infinidad de veces como los periodistas preguntan y los políticos se salen por la tangente. Incluso hay periodistas vetados por ciertos partidos (¡por rojos!). El argumentario es otra forma de escamotear las opiniones personales a los ciudadanos. Hasta que el partido no establece la respuesta oficial nadie puede decir ni pío. El que si votamos a personas, los que manden sean los partidos, es una manera de mentir… por lo menos de que esas personas se nieguen a sí mismos.

 

9) Los programas electorales. Han desaparecido. Si prometes y no cumples (que es lo habitual) te quedas con el culo al aire y eso, lo sabemos, es lo más sagrado de un político: el culo. Por lo tanto, lo mejor es no prometer. Pero entonces ¿que prometen los partidos políticos para que los voten? Nada. se limitan a denigrar a sus oponentes proponiéndoles el juego perverso de votar por descarte: al menos malo. Dicen que la política (el debate) se ha agriado. No es cierto, por que no hay debate (son improperios). Es una trifulca de tipos barriobajeros que solo pretender medrar de la forma más sucia posible.

 

10) Las redes sociales. Las redes sociales consisten en tirar la piedra y esconder la mano (e incluso borrarla). De 300 millones de cuentas de Twiter, 48 millones son falsas (Rosnay). Están ahí solo para intoxicar. Los buz, los trols, los fakes, las granjas de boots, los presidentes USA, la red está llena de mierda. Nunca había existido un sistema de comunicación tan sucio. Los hay exaltados pero también los hay mentirosos organizados, taimados estrategas y estúpidos. La red es una sociedad descarada en la que todos procuran poner su peor cara. Mientras las empresas efectúan perfiles de ventas o de voto.

 

No he hecho una distinción entre como miente la izquierda y la derecha. Es más difícil mentir para los partidos ideológicos que para los fascistas. Los ideológicos no pueden (no deberían) salirse del guión mientras los fascistas (y el liberalismo es un fascismo… en el sentido de Habermas) no tienen ninguna traba que no sea su honarabilidad que es evidente que la cambian por un plato de lentejas. Pero creo que entenderéis los matices. O, no. En cualquier caso algo es evidente: la epigenética es una forma de mentir y ellos lo saben.

 

El desgarrado. Mayo 2021.

 

 




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