» 02-09-2022

Lecciones de política alternativa 87. ¿Son los políticos humanos?

Una de las grandes características de Kant es que trata al hombre como una persona mayor, lo desvincula de Dios, lo emancipa de todo aquello que tradicionalmente lo ha mediatizado: el azar, la superstición, la dependencia, la dominación, el infortunio, Dios (o los dioses). Con él, el hombre entra en la edad moderna superando la edad Media. Y las características que Kant otorga (o descubre en él) son la actividad, la racionalidad, la libertad y la responsabilidad. De las cuatro, la que tiene un sesgo más difícil de entender es la libertad, que Kant vincula a la ética y por tanto imposible de entender conceptualmente. Pero a ese aspecto de la libertad accederemos más tarde porque de lo que quiero hablar ahora es de los políticos. La pregunta es sencilla ¿son los políticos humanos? ¿Son activos, racionales, libres y responsables? Vamos a ello.

 

La política (en filosofía) no pertenece al área del conocimiento sino al de la acción. La ética y la política son movimientos que se demuestran andando. La palabra activo en boca de Kant significa que no se comprende el mundo dejándose permear por él pasivamente. No. Es necesario responder activamente a sus estímulos. Resumiendo la teoría del conocimiento kantiana superpone dos áreas: la sensibilidad (percibir) y el entendimiento (conceptuar) que deben operar conjuntamente y a la vez. Y si eso pertenece a la teoría del conocimiento es porque antes de la acción se debe haber dado el entendimiento del mundo. ¿Son los políticos activos? ¿Entienden el mundo, o, por el contrario lo ven por un agujerito? Bien. Los políticos no necesitan entender el mundo porque para actuar solo necesitan el utilitarismo que bien pude basarse en el mecanismo de prueba y error, la intuición, la revelación o cualquier otro mecanismo antiguo de cognición. Por otra parte actuar es algo siempre susceptible de cagarla y un político no puede cagarla nunca. Solución: los políticos están congelados.

 

Los políticos son tan políticos (acción) que han decidido que la cognición es superflua. Les basta con la intuición sensible sin necesidad de entendimiento alguno. Los políticos se han lanzado a la acción suprimiendo la intelección. Les sobra la preparación académica puesto que les sobra el entendimiento (la racionalidad). Les caracterizan otras “cualidades”: la lealtad a ultranza (“prietas las filas”), la fidelidad al líder, la fe en la imagen (que vale más que mil pensamientos), el utilitarismo (el fin justifica los medios), y supongo que otros que desconozco por razones obvias. El fascismo no es una doctrina política sino la política práctica llevada al extremo. Todas las doctrinas tienen algo o mucho de fascismo (análisis sesgado de la realidad, la fe en la unión nacional, la fe en la fuerza, el espíritu que sustituye a la razón y el coraje que empuja a la acción ).                         La racionalidad no es nada que los políticos necesiten, ni en su formación ni en su actividad.

 

Respecto a la libertad, aquí si tratan de definirla conceptualmente (lo que para Kant es imposible). La revolución francesa se definió por la libertad, la igualdad y la fraternidad, obviando que la primera se oponía a las otras dos. La libertad es el gran señuelo de la política, una promesa jamás cumplida porque es imposible de cumplir. Si oponemos la libertad a la necesidad (de un antecedente se sigue necesariamente un consecuente) y buscamos una teoría cierta del conocimiento, la libertad se opone al conocimiento. Así lo dijo Kant que separó la libertad a la esfera de la moral. En dicha esfera no podemos determinar certezas sino solo tendencias, inclinaciones, límites. La libertad tiene un precio: la pérdida de la certeza (la verdad), por eso es imposible definirla conceptualmente. La libertad es algo que solo se realiza en el límite, una aspiración imposible de concretar. Y así nos la proponen los políticos, evidentemente, olvidándose que la conceptualización y la certeza son imposibles. Los políticos nos venden humo. Excepto para sí mismos. Los políticos tienen la libertad (avant la lettre) de hacer lo que les plazca… y si no, ¿qué sentido tiene ser político?. Por supuesto está libertad no es la de la filosofía sino el libertinaje de las relaciones sexuales, tema del que no habló Kant pero que a los políticos les entusiasma.

 

¿Y que decir de la responsabilidad? La responsabilidad es la bicha de los políticos. Gran parte de su actividad está dirigida a evitar la responsabilidad. Empiezan por la legislación que siempre es más permisiva para los delitos políticos que para los comunes. Sigue por la ejecutividad que exige un trato deferente hacia los políticos (y si lo dudáis, ved el trato al emérito) y termina en la judiciliación, mediatizada para que su responsabilización se diluya. Pero si todo falla, les queda el aforamiento, el indulto y la amnistía. Los políticos son los campeones de la irresponsabilidad. Solo se puede colegir que los políticos no son humanos. Pero seguramente no hacía falta echar mano de Kant para corroborarlo. ¿A que no?

 

El desgarrado. Septiembre 2022.




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