» 17-08-2021 |
Hace siglos que la política es populista, que busca la aceptación y no la razón. Hace siglos que la política es oportunista que busca la victoria fácil criticando la labor del otro, del opositor. Pero la política espectáculo (que bebe de las dos anteriores) no es tan antigua. Hasta que los medios de comunicación no se hicieron globales y sobre todo, sociales, el espectáculo de la política no eclosionó con la fuerza que ahora tiene. Fue Guy Dabord quien enunció la sociedad del espectáculo y lo hizo de forma precisa: aquella sociedad que ante posturas que se le oponen, las fagocita convirtiéndolas en espectáculo. Primero las destruye para después convertirlas en su caricatura. Así se ha hecho con el socialismo, con el humanismo, con el ecologismo, con el feminismo, y se había hecho mucho antes con el anarquismo del que se destacó su violencia destructora obviando el componente de igualdad y libertad que predicaba. Hoy la política es puro espectáculo. No trata ni de proponer soluciones ni de hacer crítica constructiva sino de convertir las acciones del oponente en mensajes manipulados para engañar (y divertir) a la ciudadanía. Estamos en el ¡difama que algo queda! aplicado a la espectacularización de la vida política y social.
Errejón es procesado por una agresión (una patada, que los primeros auxilios descartaran que lo fuera) cuyas pruebas son la declaración de un auto-declarado fascista y de un amigo. Sin imágenes ni testigos la juez ha decido procesar al político. Y, aún más, ha decido que -tratándose de un delito menor no es procedente aplicar el aforamiento y remitir el proceso al supremo. El resultado es que lo que la ciudadanía percibe es que Errejón es procesado y deduce que algo habrá cuando lo procesan. El espectáculo de la corrupción (política) escenificado a través de una hábil puesta en escena orquestada por políticos y jueces afines. Nadie hará una encuesta para saber que opina la ciudadanía (más o menos neutral… si es que existe) del espectáculo del proceso público, proceso que, como siempre ocurre, es una sentencia hacia alguien al que se le juzga popularmente por sus ideas y no por sus actos. Este linchamiento popular ya se ha ensayado muchas otras veces con quien se presume que tiene alguna posibilidad de radicalidad, que en el caso de Podemos nunca ha prosperado. La espectacularización de este partido ha alcanzado a criminalizar la compra de un chalet (absolutamente legal) o simpatizar con regímenes con una jerarquía de valores democráticos distinta (y seguramente poco peor) que la nuestra. Quizás llamamos poco: fascistas o hitlerianos a los liberales, a pesar de que son sus antepasados más obvios.
Que una patada (en el caso de que existiera) sin lesiones, y sin testigos, llegue a los tribunales solo puede ser tildado de espectáculo (y de ineficacia judicial cuando la ley mordaza convirtió multitud de delitos en faltas para evitar su judicialización). Se trata de conseguir la foto de Errejón entrando en los juzgados, y con un poco de suerte de una condena. Se trata de emponzoñar la mente de los votantes para obtener votos a través del engaño y de la manipulación. La espectacularización no la inventó la política sino la TV que pronto se percató de que noticias, deportes e información política necesitaban un plus para ser digeridos por los espectadores. Pero la política (tan aliada con la TV) pronto la hizo suya y en la actualidad podemos decir que se ha fundido con ella. La verdad ha sido fagotizada por el espectáculo. ¿Nos autoriza ello a llamar a los políticos payasos? Sin duda.
USA, en plena posguerra, decidió convertirse en el gendarme de occidente. Se auto-otorgó el papel de vigilante de las democracias ajenas. Evidentemente era una excusa para intervenir en economías demasiado importantes para los intereses norteamericanos como el petróleo, el gas, el comercio (el canal de Panamá), recursos mineros (el cobre de Chile), o la droga. El espectáculo consistía en el 7º de caballería llegando al supuesto rescate de la democracia. Poco importa que esa democracia mostrara defectos estructurales importantes en el propio seno americano, incluida la “exportación” de la tortura y el asesinato fuera de sus fronteras (a Guantánamo, por ejemplo), la intervención de la CIA en asuntos internos extranjeros o el asesinato de Bin Laden incluida la desaparición de su cadáver. Ayer Binden ha declarado -en medio de la desbandada que está protagonizando USA en Afganistán, que nunca pretendieron restaurar la democracia (!!!). Dicen que luchaban contra el terrorismo y que han cumplido esa misión. Es posible que los talibanes no sean técnicamente terrorismo pero son vecinos. El espectáculo se ha acabado. Los ciudadanos americanos se han cansado de tanto espectáculo de la caballería, sobre todo cuando acaba como en Vietnam o en Afganistán en desbanda vergonzosa… y derrota.
¿Quiero eso decir que el espectáculo se ha acabado? Para nada. El espectáculo se ha desplazado de la política de Estado o de Gobierno a la cancha política partidaria. Es mucho más fácil denigrar al contrario que aplicar políticas eficaces, y la denigración tiene que ser amplificada, magnificada, como ocurre con el espectáculo. El político es un orador retórico (que solo persigue convencer, a cualquier medio) y no un agente operativo, eficaz, o cuando menos, pasable. El espectáculo nada tiene que ver con razones, es pura emoción (solo hay que ver a los antiguos y a los nuevos seguidores de Messi) y esa ausencia de razones es lo que buscan los partidos políticos para deconstruir a sus oponentes. No se trata de probar lo que se dice ni de justificar lo que hace. Se trata de espectacularizar las infamias (en general inventadas) sobre los opositores. No se trata del homo sapiens sino del mono loco, del circo mediático-judicial (porque los periodistas y los jueces colaboran con fruicción), la difamación, la calumnia, el bulo, pero amplificados hasta convertirlos en espectáculo. Evidentemente abrirse paso en esta maraña de apariencias falsas es imposible. Votar informadamente es imposible. Justo lo que ellos quieren: que votes con los cojones.
El desgarrado. Agosto 2021.