» 20-08-2023 |
En “El accidente original”, Amorrortu, 2005, Paul Virilio hace inusual hicapié en los acontecimientos madrileños del 11-M. Como es sabido en aquella fecha se produjo el atentado terrorista islamista de Atocha que el gobierno de Aznar se empecinó en achacar a ETA, a pesar de la abrumadora presencia de indicios en contra. Semejante actitud -que todavía mantienen- les costó perder unas elecciones que sobre el papel, tenían ganadas. La tesis fundamental es que un accidente (provocado por el terror pánico) puede producir un cambio de régimen (político). Pero añade una serie de matices que merece la pena analizar.
1.- “Comunicables a distancia y en tiempo real, los movimientos de pánico sustituyen definitivamente a los movimientos tácticos de las unidades militares de antaño. En realidad es fácil imaginar que algún día un “accidente” (telúrico u otro) o una contaminación (marítima u otra) provocará un cambio de régimen en la nación afectada, a semejanza de lo que sucedió en España con posterioridad al atentado de Madrid” (Virilio 2005, 98). El contexto en que que se produce este pánico se especifica en la página 93 del capítulo dedicado a “La emoción pública”. Los conflictos se inician en el tumulto desordenado, cristalizan en la guerra, con el arte del asedio y evolucionan, hoy, a la hiperguerra con el arte de provocar el pánico, en el terrorismo. Éste, amenaza a la democracia representativa parlamentaria (mediante la exigencia de los ciudadanos de buscar responsables -que no culpables- de los atentados), da paso posteriormente a la democracia de la opinión de los órganos informativos (cuya difusión exagerada, repetida y litúrgica de los atentados, los magnifica) y finalmente establece la democracia de la emoción pública, fruto del pánico generalizado. La ciudadanía responde al terror con el reflejo condicionado sociológico de la emoción pública. La segunda idea de este párrafo es la del accidente (electoral) que provoca el cambio político.
2.- “12 millones… ese fue exactamente el número de ciudadanos españoles que desfilaron por las calles de las ciudades ibéricas tras el atentado de la estación de Atocha, el 11 de Marzo de 2004. Esos mismos ciudadanos que poco después iban a derrotar, contra todas las previsiones, al gobierno de Aznar” (Virilio 2005, 99). En una situación de pánico, el sosiego de la votación democrática y la desinformación (intoxicación) provocan la indisciplina de las multitudes que dentro de la democracia de la emoción pública reacciona de forma condicionada refleja sociológica (y no psicológica).
3.- “… el pánico es la principal estrategia del gran terrorismo, y lo decisivo no es ya tanto la disciplina de las tropas como la indisciplina de las multitudes. De ahí la programación estratégica de los atentados, sea para el noticiero televisivo de las 20 -como en París hace 15 años- sea en vísperas de las elecciones españolas de 2004, que provocó una emoción pública capaz de alterar, junto con la opinión de los futuros electores, la indispensable serenidad de la votación democrática” (Virilio 2005, 99). Los atentados no solo pretenden el daño físico. Quieren también la oportunidad de la máxima difusión, la intoxicación de la emoción pública y la opinión, y eventualmente el cambio de gobierno por el accidente electoral.
4.-“la acción de los que gobiernan hoy los países de Europa está resquebrajada por el miedo (al caos económico, a la desocupación, etc.) en otras palabras, por el miedo al futuro. Aunque resulte extraño, esta observación ni siquiera hacía referencia al terrorismo, manifestado quince días antes, y su efecto fulminante sobre el gobierno español, al que se hizo caer… Una vez más la tesis del accidente electoral supera a la del atentado…” (Virilio 2005, 102). Aquí se postula abiertamente que la tesis del atentado es subsidiaria de la tesis del accidente (electoral). Por diversas razones (mantenimiento de la “marca” turística, seguridad del transporte, seguridad ciudadana) los gobiernos prefieren la tesis del accidente a la tesis del atentado… lo que les permite evadir su responsabilidad.
5.- “En lo atinente a la explosión de Toulouse… Supongamos que hubiera ocurrido lo inverso y que los investigadores hubieran privilegiado la pista del atentado… la diplomacia habría sido muy distinta… y el propio ‘campo de la paz’ franco-alemán habría desaparecido bajo la presión de una opinión traumatizada por la amplitud del desastre… como ocurrió posteriormente en Madrid” (Virilio 2005, 102). La asunción de un nuevo terrorismo islámico a añadir al terrorismo separatista de ETA, hizo que las masas entraran en pánico, castigaran a los responsables (ETA era un mal endémico pero el terrorismo islámico se produjo con el gobierno de Aznar) y votaran sin la debida serenidad individual. La respuesta fue un reflejo condicionado por el terror, sociológico y desinformado.
De alguna manera la tesis de Virilio es que fue el pánico de la democracia de la emoción pública la que indujo el accidente electoral y el cambio de régimen al producirse una respuesta sociológica a la llamada de las urnas, hasta el punto de diluir la tesis del atentado. Contradice la explicación comunmente sostenida de que la caída de Aznar fue el voto de castigo, fruto de la desinformación y la intoxicación de la opinión pública, practicada por el gobierno, que exasperó a los votantes y produjo una inusual participación. ¿Son ambas explicaciones armonizables? Ambas coinciden en que la tesis del accidente (electoral) prevalece sobre la tesis del atentado. En ninguno de ambos casos fue el atentado lo determinante de la respuesta electoral. Pero para Virilio es una respuesta sociológica (impensada) y para la otra explicación, fue una respuesta individualizada. La parte débil del argumento de Virilio es que tanto en el caso del terrorismo islámico como el de ETA eran atentados y por tanto indistinguibles. No había razón para que se produjera una diferencia de pánico entre un caso y otro. En la otra versión la pregunta es ¿Puede el electorado manifestarse de manera individualizada en una democracia de desinformación, intoxicación, bloques, en una situación al fin, de nosotros y los otros, el bien y el mal, los constitucionalistas y los traidores a la patria. En una democracia moral… para decirlo de una vez?
El desgarrado. Agosto 2023